Germán Martínez (*)
Somos un espacio político que tiene en su ADN la movilización permanente para manifestar apoyos a nuestros líderes y demandas al poder de turno.
Como movimiento político nacimos un 17 de octubre, para pedir la libertad de Juan Domingo Perón. Y para reclamar por una Argentina donde las y los trabajadores tengan lugar.
Estuvimos 18 años proscriptos, con decretos que nos impedían decir en público lo que pensamos y las ideas a las que adherimos.
Fuimos especialmente agredidos en todas las dictaduras. Y el terrorismo de Estado descargó sobre nuestro movimiento político y nuestros militantes la peor violencia.
Desde esa trayectoria, jamás vamos a impedir que las distintas ideas se expresen en el marco de la democracia.
Respetamos todas las convocatorias donde se expresen ideas democráticas.
Pero la marcha de ayer hay que caracterizarla como corresponde.
La convocatoria de ayer no fue ni espontánea ni independiente.
Fue una marcha convocada y alimentada por los sectores opositores más conservadores y reaccionarios.
Contó con el apoyo de los principales medios de comunicación y de los periodistas más caracterizados.
Y tuvo a importantes dirigentes de Juntos por el Cambio como convocantes.
Las referencias a San Martín fueron una fachada para esconder los verdaderos intereses de la marcha.
El objetivo fue claro: intentan desgastar a un gobierno nacional que lleva 8 meses, de los cuales 5 meses los atravesó en el contexto de pandemia.
Además, en términos sanitarios, la marcha fue una enorme irresponsabilidad por parte de los convocantes y los asistentes a la convocatoria.
En momentos donde la circulación comunitaria es la principal fuente de contagio en nuestras ciudades, la marcha fue en el sentido contrario al cuidado que nos piden las autoridades sanitarias.
En lo personal, siempre tuve la misma posición. Siempre critiqué las convocatorias masivas, no por la legitimidad de sus motivaciones sino por las consecuencias sanitarias potenciales.
Lo dije cuando se realizó en el Gabino Sosa la despedida a Trinche Carlovich, y eso que vivo en Tablada. Lo repetí cuando empezaron las convocatorias en la cabecera del Puente Rosario-Victoria expresando el malestar por las quemas en la isla y el humo, siendo autor de proyectos en ese sentido. Y lo digo ahora.
Estas cosas no son gratuitas. Lamentablemente la marcha de ayer va a tener consecuencias sanitarias futuras.
Somos distintos, sin dudas. Nosotros suspendimos las marchas por el 24 de marzo cuando había en la Argentina 300 casos y 6 muertos. Ellos arman esta convocatoria cuando hay 300.000 contagiados y más de 5.800 muertos.
¿Nos sorprende la actitud irresponsable de la oposición? Lamentablemente, no.
Si fueron unos enormes irresponsables al gobernar, ¿por qué van a dejar de serlo al momento de ser oposición?
Un ex legislador nacional del radicalismo –Raúl Baglini– supo crear un teorema a mitad de los 80: “El grado de responsabilidad de los posicionamientos y acciones de un partido o dirigente político es directamente proporcional a sus posibilidades de acceder al poder”.
Ayer Juntos por el Cambio hizo honor al Teorema de Baglini.
El nivel de irresponsabilidad que demostró expresa claramente la distancia que los separa del acceso al poder.
En síntesis: no sorprenden los verdaderos motivos de la convocatoria; no sorprende la irresponsabilidad en términos sanitarios; tampoco sorprenden los discursos de odio que destilaron.
Sólo sorprende que –a un año de las elecciones– la única estrategia de reposicionamiento que tenga Juntos por el Cambio sea alimentar su costado más reaccionario. No parece inteligente desde lo político. Pero, como supo decir Napoleón: “Cuando tu adversario se equivoca, no lo distraigas”.
(*) Licenciado en ciencia política. Diputado nacional Frente de Todos / Corriente Nacional de la Militancia
