Emiliano Rodríguez / NA
Pragmáticas fueron en su esencia las decisiones del oficialismo antes del cierre de alianzas electorales, de igual modo que las que tomó la oposición, en especial, con el acuerdo entre el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, y el kirchnerismo.
Hasta la izquierda logró unirse en un histórico frente integrado por el FIT y el MST, mientras el salteño Juan Manuel Urtubey se bajó de su candidatura presidencial para secundar como compañero de fórmula a Roberto Lavagna en la “tercera vía”, buscando seducir sobre todo a los desencantados.
El pragmatismo domina la escena electoral en este tramo de la campaña proselitista, en la que han quedado de lado supuestos preceptos dogmáticos, aspiraciones personales y palabrerías de ocasión para avanzar hacia una instancia de resoluciones basadas en la necesidad ineludible de sumar votos.
Porque en definitiva, de eso se trata una compulsa electoral, de obtener el mayor respaldo posible en las urnas para sostener un proyecto político determinado.
En este sentido, después de que Urtubey le bajara el pulgar a la propuesta del Gobierno de acompañar al presidente Mauricio Macri en la fórmula del oficialismo, Cambiemos logró el visto bueno del senador Miguel Pichetto y así se transformó en Juntos por el Cambio, sumando a sus filas a ese tipo de dirigente peronista –de renombre– que reclamaba la UCR.
El radicalismo consiguió que el macrismo escuchara su pedido para ampliar la coalición de Gobierno incorporando cuadros de otros espacios políticos, con la llegada de un Pichetto a quien el oficialismo le extendió la alfombra roja para intentar, primero, garantizar gobernabilidad hasta el final del mandato y luego, atraer votos desde el peronismo “anti-K”, entre otras premisas.
La designación del senador rionegrino (por adopción) supone una decisión pragmática por donde se la mire, tomando en cuenta la trayectoria y la “muñeca” de Pichetto para la “rosca” política que se avecina, por ejemplo, con gobernadores, buscando que vayan con una “boleta corta” en octubre.
Es decir, tratar de que los mandatarios (del justicialismo) presenten candidatos propios sin respaldar a un postulante a Presidente de la Nación: el Gobierno confía en cerrar acuerdos de este tipo al menos en Córdoba, Misiones, Santiago del Estero, Río Negro, Chubut y Neuquén, según dijeron fuentes de la Casa Rosada. Seis provincias por el momento.
El rol de la UCR
De todos modos, las negociaciones continúan y se intensificarán en los próximos días, tanto en el oficialismo como en la oposición, a medida que se aproxime la fecha límite para el cierre de listas, el sábado 22 de junio venidero.
Pichetto, mientras tanto, ya se reunió con el “gurú” ecuatoriano del macrismo, Jaime Durán Barba, para consensuar la estrategia electoral y se mostró convencido de que Juntos por el Cambio está en condiciones de ganar en primera vuelta las elecciones del 27 de octubre y atraer a “más peronismo” para su causa.
Si bien fue Macri quien le pidió que lo acompañara en la fórmula presidencial, según pudo averiguar esta agencia, una considerable dosis de injerencia tuvo el ex senador radical y uno de los fundadores de la alianza Cambiemos Ernesto Sanz en la designación de Pichetto.
El radicalismo, que pretendía ubicar a un hombre propio como número dos del líder del PRO en la lista del oficialismo –ése era su Plan A antes de ensalzar la decisión de Macri de convocar al senador peronista–, desestima que haya quedado relegado dentro del Gobierno como espacio político.
Según el diputado José Cano, la Unión Cívica Radical (UCR) “una vez más, no pelea por cargos, sino por mejorar la vida de los argentinos”.
“El radicalismo va a seguir estando en la mesa donde se toman decisiones importantes”, enfatizó Cano, secretario general del Comité Nacional de la UCR.
Lo cierto, es que los radicales hasta hace unos pocos meses no integraban la “mesa chica” de negociaciones del PRO y ahora, luego de la inclusión de Pichetto en la fórmula, las energías de la UCR están enfocadas, justamente, en los cargos (que quedan disponibles).
A propósito, un “premio consuelo” para el radicalismo podría ser la Presidencia Provisional del Senado o bien la jefatura en la Cámara de Diputados, puestos para los que se menciona al titular del histórico partido, Alfredo Cornejo.
Según se pudo averiguar, al gobernador mendocino lo tentaría más la Cámara baja, dado que en el Senado tendrá por encima de él a Pichetto, en el caso de que Juntos por el Cambio se imponga en las próximas elecciones.
La “rosca” por las listas
De todas maneras, el último viernes Cristian Ritondo blanqueó que el Gobierno le había ofrecido a él la posibilidad de liderar ese recinto (Diputados), después de que trascendiera que el actual ministro de Seguridad bonaerense iba a encabezar en la Provincia la lista de candidatos para la Cámara baja.
Con lo cual, esa suerte de “recompensa” (mirándola con ojos dadivosos) para el radicalismo tras cuatro años de matrimonio por conveniencia en la Casa Rosada tampoco estaría asegurada: la Presidencia de la Cámara de Diputados.
Deberán seguir “rosqueando” en el oficialismo, tal como ocurrirá puertas adentro en el kirchnerismo, después del pragmático acuerdo rubricado con Massa para que salte de regreso al Partido Justicialista (PJ), encolumnado en este tiempo por detrás de la figura de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Los principales referentes del flamante Frente de Todos, encabezados por Cristina, se reunieron la semana pasada en la sede de la Asociación Bancaria con líderes sindicales en lo que podría leerse como el comienzo de una serie de gestiones tendientes a la conformación de las listas.
Son varios los espacios que pugnan por ubicar allí a su gente, desde el massismo hasta los intendentes peronistas, en el caso de la provincia de Buenos Aires por ejemplo, pasando por La Cámpora, el Movimiento Evita y la CTEP de Juan Grabois, entre otros.
“La semana que viene empezará la rosca más fuerte por los lugares en las listas”, dijo un vocero del justicialismo bonaerense.
Se espera, en este marco, que Massa y Alberto Fernández se muestren juntos en campaña, aunque de acuerdo con el líder gremial de los bancarios, Sergio Palazzo, es poco probable que el tigrense logre mantener con vida sus aspiraciones de disputar una interna presidencial con el ex jefe de Gabinete kirchnerista el próximo 11 de agosto.
Debería, en ese caso, conformarse con encabezar la nómina de candidatos a diputados en la Provincia.
Claro que recuperar su poder territorial en Tigre, de manos del peronista ahora más cercano al kirchnerismo Julio Zamora, también podría ser parte de la negociación.