Más de 1.000 teléfonos quedaron secuestrados este martes en el marco de un procedimiento en un local céntrico de venta y reparación de celulares. Además de su costado legal, el comercio y sus responsables –aportaron fuentes de la comisaría 2ª– están sospechados de llevar adelante una cueva de reventa de aparatos robados. “Varios arrojaron con resultados denunciados”, dijo un vocero de la causa en referencia a los aparatos que había en el local. En tanto, dos hombres quedaron a disposición de la Fiscalía y el local fue clausurado preventivamente por el municipio, a través de los agentes de la Guardia Urbana (GUM).
Voceros de la Unidad Regional II del departamento Rosario informaron que el allanamiento surgió cuando los uniformados siguieron la pista de teléfonos sustraídos en el ámbito jurisdiccional de la seccional 2ª, bajo supervisión de la Fiscalía de Imputados no Identificados (conocida como NN). Así, procedieron a allanar dos locales: uno en Rioja al 1300 y otro en Maipú al 1700.
Los pesquisas iban tras la pista de dos teléfonos con denuncia por robo que no fueron hallados, aunque en el último local mencionado terminaron secuestrando varias cajas con más de un millar de teléfonos sospechosos, además de constatar irregularidades administrativas, confió una fuente.
“Se trataría de una cueva de recepción de teléfonos provenientes de ilícitos –lo que podría incluir los delitos de robos calificados, hurtos (arrebatos)– donde desbloqueaban teléfonos celulares denunciados”, dijo a El Ciudadano un funcionario a cargo del procedimiento.
Dos hombres de 30 y 38 años quedaron a disposición de la Fiscalía de Flagrancia en turno, en tanto que el juez Nicolás Foppiani ordenó el secuestro de la totalidad de los teléfonos para que sean peritados en el sistema Enacom, además de elementos de almacenamiento. Por la tarde, personal de la GUM colocó una faja de clausura en el local.