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Allegados a Molares cuentan su historia y coinciden en que murió «víctima de la represión policial»

Múltiples voces que acompañaron a Facundo Molares Schoenfeld durante su vida, sus viajes y su militancia en toda Latinoamérica, no sólo Argentina, describen la experiencia política del internacionalista y analizaron el marco de represión policial en el que Molares perdió la vida

Por Amparo Beraza – Agencia Télam

Amigos de Facundo Molares, muerto tras la represión de la Policía de la Ciudad en el Obelisco, recordaron hoy su historia personal y política que lo llevó desde una infancia en José C. Paz, en el conurbano bonaerense, a integrar durante 15 años la guerrilla colombiana de las Farc y en 2019 a participar de las protestas contra el golpe que derrocó a Evo Morales, en Bolivia.

El pediatra Fernando Murias fue quien anoche tuvo la «infausta tarea», según él mismo relató a Télam, de «reconocer» el cuerpo de su amigo, que estaba en el Hospital Ramos Mejía ingresado como NN.

Murias contó a esta agencia que anoche a las 22, tras hablar por teléfono con el padre de Molares, llegó al Hospital Ramos Mejía, donde había trabajado con anterioridad, con la intención de «tratar de ver qué pasaba» y que allí el director de ese establecimiento, ubicado en el barrio porteño de Balvanera, le confirmó que había ingresado «un NN sin documento».

El pediatra, que se define como un militante internacionalista y compartía con Molares la admiración y el estudio sobre la vida de otro médico, Ernesto ‘Che’ Guevara, no tardó en reconocer a su amigo, de 47 años.

«Tuve la infausta tarrea de reconocer el cuerpo y despedirme de mi gran amigo. Era la persona más íntegra que conocí en mi vida y un gran militante», resaltó Murias.

Molares había sido integrante de la Federación Juvenil Comunista (FJC) pero tras la crisis de 2001 se fue del país y luego de algunas dudas eligió la selva colombiana para sumarse a la lucha armada a través de las FARC.

«Cuando pasé a la morgue del hospital, vi la cabeza de Facundo y me puse a llorar sobre la frente. Era él», relató Murias, y contó que el 20 de julio pasado habían compartido una cena en su casa por el día del amigo.

Agregó que ayer mismo por la mañana lo había invitado a Molares a escuchar a la hija del ‘Che’, Aleida Guevara, que brindaba una conferencia sobre medicina social en la sede del gremio ATE, en el centro porteño, pero que su amigo decidió estar junto a sus compañeras de la organización Rebelión Popular, quienes tenían previsto realizar una protesta en el Obelisco contra «la farsa electoral».

Murias vio los videos de la detención de su amigo y dijo que «no quedan dudas que murió víctima de la represión policial», a manos de la División Operaciones Urbanas de Contención (Douc) de la Policía porteña.

La muerte de Molares (Schoenfeld era su segundo apellido) se produjo ayer por la tarde luego de que la Policía de la Ciudad reprimiera en las inmediaciones del Obelisco, donde se realizaba una protesta de agrupaciones de izquierda y organizaciones sociales «contra la farsa electoral y por la democracia del pueblo».

El episodio está siendo investigado por la fiscal Marcela Sánchez, titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional 30, en el marco de una causa caratulada «Averiguación de causal de muerte»;.

En la fiscalía están esperando los resultados de la autopsia que realizará el Cuerpo Médico Forense.

Militantes de las organizaciones que realizaron la protesta en el Obelisco, el Movimiento Teresa Rodríguez, la agrupación Votamos Luchar y el Movimiento Rebelión Popular (del que formaba parte Molares) aseguraron que «la policía arremetió» contra los manifestantes y que el militante fallecido -al que en imágenes de video se vio acostado mientras dos efectivos le hacían RCP para tratar de reanimarlo- intentó defender a unas mujeres antes de ser detenido.

Sobre lo que sucedió luego, Murias contó en diálogo con esta agencia: «Me enteré a través de un amigo de lo que había pasado, me comuniqué con el padre (Hugo Molares, juez de Paz en la localidad chubutense de Trevelin) y le di la noticia. Me informaron que estaba en el Hospital Ramos Mejía y como yo trabajé allí, fui a tratar de ver qué pasaba».

Además, el pediatra contó que llegó anoche al centro médico cerca de las 22 y que el personal de vigilancia del Ramos Mejía «no lo dejaba entrar» a la sala dónde se encontraba Molares. «Yo quería por lo menos hablar con un colega para ver cómo estaba mi amigo», reconstruyó.

«Afortunadamente, hubo presión de la gente y un compañero empujó la puerta, eso provocó que se hiciera público que no nos estaban dando información sobre Facundo. Por eso, vino el director del hospital (el médico Hugo Pandulo), al cual conozco, y le expliqué que soy muy amigo y me comunicó que había fallecido un NN sin documento».

Murias relató los hechos con la voz quebrada y al nombrar a su amigo intercaló expresiones en pasado y en presente: «Le dije (al director del centro de salud de la Caba) que quería identificarlo y ver si era mi amigo».

Y añadió: «Cuando fui al hospital no había visto las imágenes. Ahora, al repasarlas, veo que queda clarísimo que para una persona obesa como él una rodilla en el cuello es fatal». Murias contó que Molares padecía de «problemas renales y cardíacos» y luego relacionó la muerte de su amigo con la defensa de la soberanía.

Para el pediatra, el exmilitante de las Farc y amante de la fotografía -había cubierto el golpe contra Evo Morales en Bolivia trabajando como reportero gráfico- murió por decir que «este país no es soberano».

«El domingo (en alusión a las Paso) no elegimos absolutamente nada. Yo voy a ir a votar porque nos costó mucho la democracia, pero la verdad es que no elegimos nada y él murió por decir eso», sostuvo Murias.

En la charla con Télam, el médico pediatra informó que el padre del militante fallecido está en viaje hacia la ciudad de Buenos Aires.

Se trata de Hugo Molares, juez de Paz en la localidad chubutense de Trevelín, quien llegará hoy a la Caba para solicitar convertirse en querellante de la causa y enterrar a su hijo, adelantó Murias.

«A Facundo no hay que usarlo políticamente ni tampoco victimizarlo otra vez. Hay que destacar su vida y su entrega y su capacidad de ver la realidad», añadió Murias. En su visión, su amigo «no estaba para morirse como murió» y destacó que «murió peleando, como un militante».

Otro de los allegados de Molares, el periodista argentino residente en Brasil Diego Vidal, que lo conoció en Colombia en el marco de los procesos de negociación para la paz entre las Farc y el Estado de ese país, lo describió como «una persona campechana y sencilla».

Vidal había viajado hasta Colombia para cubrir para varios medios las negociaciones, la entrega de las armas y la desmovilización de los guerrilleros.

Al enterarse del fallecimiento de Molares, el periodista lo vinculó con la muerte de miles de exguerrilleros de las Farc que fueron asesinados tras abandonar la lucha armada, en una práctica sistemática por la que organismos de derechos humanos internacionales responsabilizan al Estado colombiano.

«(Molares) terminó siendo otras de las víctimas del proceso de paz en Colombia, es uno de los que dejó las armas y termina vilmente asesinado por las fuerzas de seguridad. Todos murieron de la misma manera, violentamente y en medio del proceso de reinserción social», afirmó Vidal a esta agencia.

Vidal mencionó a Molares como ‘Camilo’, el nombre de guerra que utilizaba cuando formaba parte de las Farc colombianas y lo describió como una persona «campechana y sencilla».

«Todos lo conocían y apreciaban», contó el periodista, y se refirió también a la acusación judicial que en algún momento pesó sobre Molares, de haber participado en el secuestro de un concejal, por lo que se inició un juicio de extradición que finalmente fue rechazado por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), el tribunal especial del Poder Judicial colombiano que juzgó los delitos cometidos por la guerrilla y las fuerzas regulares del Estado.

«Molares estaba cubierto por los acuerdos de paz que llevan estas investigaciones», alegó el periodista.

Finalmente, sobre la represión de la Policía de la Ciudad en el Obelisco y el desenlace del operativo con Molares muerto, Vidal remarcó que el militante de izquierda «estaba marcado por los servicios de inteligencia».

«No se puede justificar el pasado de una persona para asesinarlo», advirtió Vidal, y confió que él le había aconsejado a Molares «que no se exponga».

Y agregó: «Pensé que estaba en eso y sabía que se había ido a Chubut. Él (por Molares) no quedó bien de salud después de la prisión y de la represión del golpe de Estado de Bolivia. Perdió bastante la vista de un ojo y quedó bastante deteriorado».

«Evidentemente, su espíritu de compromiso fue más fuerte y estaba en esa manifestación», consideró Vidal, quien también dijo estar preocupado por la situación en la Argentina.

«Me preocupa la violencia que se puede desatar si la derecha no gana, que empiecen con el discurso del fraude, nunca van a ser democráticos. La derecha propone privilegios, no derechos», concluyó.

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