Luego de diez encendidas jornadas de proyecciones, con estrenos, rondas de negocios y ruedas de prensa, la 81ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia llega a su fin este fin de semana con La habitación de al lado, del español Pedro Almodóvar, entre las favoritas de la crítica internacional, también rendida ante la estadounidense The Brutalist, la georgiana April y la brasileña Ainda estou aquí.
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El jurado encabezado por la actriz francesa Isabelle Huppert despejará este sábado las incógnitas en la ceremonia de clausura, donde se dará a conocer el palmarés encabezado por el León de Oro a la mejor de una veintena de películas que compiten en sección oficial de uno de los mayores encuentros de cine del mundo.
A su tiempo, la noruega Love, una exploración de las relaciones afectivas “fuera de la norma” dirigida por Dag Johan Haugerud, y el documental chino Youth: Homecoming, cierre de una trilogía de Bing Wang sobre los jóvenes trabajadores de la región de Zhili, una de las más industrializadas de China, dieron fin este viernes a las jornadas de proyecciones.
Todos con Pedro
Pedro Almodóvar mantiene una de las más altas puntuaciones en las expresiones dadas a conocer por la crítica internacional que publica el festival y se llevó la mayor ovación del certamen, nada menos que de 17 minutos, con un film que habla de amor, en su versión más pura y fraternal, la amistad, y de la muerte, en su forma más luminosa y vital, en el sentido que pone en discusión un tema complejo como es el de la eutanasia.
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El realizador manchego no ganó nunca el León de Oro a la mejor película, aunque en 2019 recibió el León de Oro honorífico por el conjunto de su trayectoria.
Entre sus rivales más potentes aparece la también elogiada The Brutalist, una epopeya de tres horas y media sobre un arquitecto judío que huye de Europa a Estados Unidos en 1947, un film en el que su director, Brady Corbet, reflexiona sobre la condición del artista en la sociedad y la amenaza de las ideologías, desde el fascismo al capitalismo.
La interpretación de Adrian Brody como Laszlo Toth podría valerle la Copa Volpi al mejor actor, para la que también hizo méritos Joaquin Phoenix por su trabajo en Joker: folie a deux que, por lo demás, no interesó demasiado, más allá de la presencia de Lady Gaga, y que en octubre llegará a los cines de todo el mundo.
En los últimos años, Venecia se configuró como una plataforma para los premios Oscar y si Brody está tomando carrera para el premios al mejor rol masculino, la Copa Volpi a la mejor actriz tiene más contendientes, desde Angelina Jolie, renacida como María Calas en el biopic de Pablo Larraín, a Nicole Kidman explorando fantasías sexuales en Babygirl.
Las demás candidatas
El León de Oro también podría reconocer a April, segundo largometraje de la georgiana Dea Kulumbegashvili, un film con tanta crueldad como belleza, que denuncia la dificultad de acceso al aborto en el mundo rural en un entorno de naturaleza exuberante.
También aparece en la selecta lista la brasileña Ainda estou aquí, un filme de Walter Salles sobre las vicisitudes de una familia durante la dictadura brasileña (1964-1985) que apela a la memoria histórica para advertir del peligro del auge de la ultraderecha en todo el mundo.
Fue este tema, el del renacer de estas fuerzas políticas, uno de los predilectos de esta Mostra. También lo abordó Justin Kurzel en The Order, que estudia un movimiento supremacista de la década de los 80 en Estados Unidos, y la francesa Jouer avec le feu, donde Vincent Lindon se plantea qué hacer con un hijo neonazi.
Volver a hablar de sexo
El otro gran tema de esta edición de La Mostra de Venecia fue el sexo, que siempre es tema de debate y está de regreso, presente en films como Babygirl, Love, Diva Futura o la muy esperada Queer, de Luca Guadagnino.
La 81ª Mostra de Venecia fue también una de las que más estrellas convocó en los últimos años, con nombres como Lady Gaga, Angelina Jolie, Tilda Swinton, Brad Pitt, George Clooney, Jude Law, Cate Blanchett o Nicole Kidman.
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Aunque todos ellos posaron en la alfombra roja y participaron en las ruedas de prensa del certamen, apenas concedieron entrevistas, lo que llevó a un grupo de periodistas freelance a lanzar un manifiesto de protesta.
Firmado por un centenar de periodistas, el manifiesto alerta de que “el periodismo cinematográfico está en peligro de extinción” e insta a los estudios de Hollywood a replantearse este cambio en su estrategia de comunicación.
