“Cuando Julio Vacaflor nos llamó para llevar la bandera me emocioné hasta las lágrimas, porque a nosotros nadie nos tiene en cuenta y que alguien se acuerde de que somos argentinos me llena de orgullo”, señaló ayer emocionado Julián Aguilar, de la Asociación de Pescadores del Espinillo, quien integró la veintena de embarcaciones en las que los pescadores junto a sus familias cruzaron desde la zona de islas hasta la zona del Parque Nacional a la Bandera portando unos 200 metros de la bandera más larga del mundo, Alta en el Cielo, nacida en 1999 a partir del proyecto creado por Julio Vacaflor. Los trabajadores del río recibieron el tramo de enseña patria en El Espigón y la llevaron hacia la comunidad del Espinillo. Allí se reunieron en las instalaciones de la escuela 1139 Marcos Sastre, para luego partir en sus embarcaciones hacia las barrancas rosarinas.
“Fue un momento de mucha emoción, cantamos el himno antes de subirnos a las canoas y la bandera la fuimos pasando de bote en bote, unos veinte. Había que ver la alegría con que la cruzaron. Nosotros ya habíamos ido a coser la bandera con ellos en un par de oportunidades, con los alumnos de la escuelita, pero esto fue inolvidable”, señaló eufórico Vacaflor al pisar el muelle de Prefectura y entre abrazos con los pescadores del programa Pesca Artesanal, que depende de la Subsecretaría de Economía Solidaria de la Municipalidad.
La idea original de que cuatro tramos de Alta en el Cielo confluyeran al pie del Monumento se concretó pasadas las 18.30. Llegados desde el Parque España, la Plaza López y la Plaza Pringles, junto a los pescadores se unieron ante el aplauso de la gente al grito de ¡Argentina! ¡Argentina! Vacaflor no paraba de atender llamados y coordinar los movimientos mientras su hijo Joaquín, que estaba al frente de unas de las columnas, le confirmaba por teléfono: “Papi, esto es una fiesta, la gente diez puntos”.
Aquella idea nacida en medio de la desesperanza de junio de 1999, cuando no había trabajo y la economía arrastraba al país al precipicio de 2001, inspiró a Vacaflor para “salir de la queja y hacer algo, unirnos con lo más preciado que tenemos: la celeste y blanca. Lo de hoy –por ayer– es inolvidable, compartir este viaje por el río con los pescadores, sentir que ellos también son parte de una fiesta como esta, que se sientan incluidos, tenemos orgullo y una gratitud inmensa”, señaló el periodista que aseguró que el proyecto Alta en el Cielo finalizará el 19 de junio a las 17 horas, “cuando se cosa el último metro de tela, que ya tiene más 30 mil metros”.
“Cantar y sentir el himno en el silencio de las islas, estar junto a nuestros hijos tomados de la bandera fue un momento único para nosotros y se lo agradecemos a Vacaflor que incluso quiso estar con nosotros en el cruce a Rosario, hubo alguien que se acordó de los isleños”, agregó Aguilar de la cooperativa de pescadores. Luego la veintena de trabajadores junto a sus familias se mezclaron con los rosarinos que portaban los otros tres tramos de Alta.