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Altas penas por dos asesinatos en barrio Santa Lucía

Dos hombres fueron condenados este viernes a 25 y 18 años de prisión por el homicidio del Facundo "Topo" Acosta, de 17 años, ocurrido en octubre de 2015. Al mayor de los sentenciados se le sumó la autoría de los ocho disparos que terminaron con la vida de Julio Pereyra, en mayo del mismo año

Un tribunal de primera instancia, integrado por los magistrados Alejandro Negroni, Carlos Curto y la jueza Mónica Lamperti, condenó este viernes a dos hombres a 25 y 18 años de prisión en el marco del juicio oral por los crímenes de Julio César Pereyra y Alejandro “Topo” Acosta, ocurridos en 2015 en Santa Lucía. Estos asesinatos son parte de una decena de casos similares que sufrieron los vecinos del barrio en esa época cuando –diezmada la Banda del Santa– la gavilla asentada en el lindero La Palmera comenzó una disputa por el liderazgo del territorio contra otro grupo, asentado en la zona semirrural, conocido como la Banda del Mafia. En medio de una serie de allanamientos, donde hubo varios integrantes de las pandillas detenidos, fueron apresados Omar “Nego” González, de 37 años, y Raúl “Willy” Oviedo, de 32, quienes respondían a este último grupo.

En el debate oral que comenzó el 23 de noviembre pasado, la Fiscalía, representada por Miguel Moreno y Florentino Malaponte, había solicitado para la dupla la condena a prisión perpetua por el crimen de Topo, mientras que por la causa de Pereyra solicitó una pena a 20 años para Nego. La defensa de los imputados estuvo representada por los abogados Ariel González Zevallos y Eduardo Sosa.

El homicidio de Pereyra

El 23 de mayo de 2015, Julio César Pereyra, de 44 años, estaba por bajar de su auto en la puerta de su casa de pasaje 1756 al 2200, en pleno Santa Lucía, cuando advirtió la presencia de dos hombres que caminaban hacia él. Uno de ellos sacó un arma de entre sus ropas y comenzó a dispararle.

El verdugo tuvo muy mala puntería: ocho proyectiles pegaron en el vehículo, pero el restante hizo blanco. El plomo se incrustó en el tórax de la víctima, quien falleció poco después. Según la declaración de la pareja de Pereyra, el pistolero era Nego, quien fue apresado el 29 de diciembre de ese mismo año. Pasaron 24 horas y el fiscal Miguel Moreno lo acusó formalmente.

Por este crimen, el fiscal Moreno había solicitado para Nego la pena de 20 años de prisión al acusarlo por homicidio agravado por el uso de arma de fuego y portación ilegitima de arma de fuego de guerra.

Un doble crimen y el asesinato de Topo

Willy Oviedo llegó al juicio oral acusado de encubrimiento agravado del doble crimen Julieta Sosa, de 16 años, y Diego Alan Durán, de 17 ocurrido el 21 de septiembre de 2015, en la cuadra de la calle 1752 –a trescientos metros del lugar del asesinato de Pereyra–.

Según varios testimonios, esa noche el verdadero blanco de las balas era, en realidad, Topo Acosta, de 17 años. Otras fuentes sostuvieron que era amigo de los dos adolescentes fallecidos y que había sido testigo de sus muertes. A estos relatos se sumó otra hipótesis que relacionaba al adolescente con la Banda del Santa, también conocidos como los Cachones, quienes se caracterizaron en los años anteriores por haber protagonizado un sinnúmero de balaceras, en el marco de una pelea con otros dos clanes, asentados en La Palmera y al este de Circunvalación, respectivamente. Para esa fecha, con los Cachones ya caídos en desgracia, la disputa se había cobrado al menos seis vidas, pero surgió un nuevo enfrentamiento con un grupo asentado al oeste de Santa Lucía.

La teoría de que Topo era el blanco original de los disparos tomó más fuerza una semana más tarde del crimen, cuando en la misma cuadra este adolescente recibió un disparo en la mandíbula al que pudo sobrevivir. Ese día Gendarmería detuvo a ocho personas.

Los enfrentamientos siguieron y registraron al menos un par de balaceras hasta el lunes 26 de octubre de 2015, cuando pasadas las 21 Topo caminaba con otro joven por la misma cuadra y desde un auto blanco con los vidrios polarizados lo atacaron a balazos. Su amigo logró escapar, pero Topo recibió nueve disparos, en su mayoría hicieron blanco en la cabeza y en el tórax. Murió en el acto.

El fiscal Florentino Malaponte acusó por el crimen del Topo el 30 de diciembre de 2015 a Nego como autor material, y a Willy como coautor. A ambos también les achacaron una tenencia ilegítima de arma de guerra, luego de que los uniformados que los detuvieron le encontraran dentro de un auto, a Nego, una ametralladora de fabricación casera, que disparaba municiones calibre 22 milímetros, y a Willy una pistola 9 milímetros. Fue en ese marco que los peritajes sobre la pistola calibre 9 milímetros arrojaron que fue la misma que había sido usada por el autor material del doble crimen de Julieta y Diego.

El fiscal Malaponte achacó a la dupla los delitos homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas y a Willy lo acusó de encubrimiento en el caso del doble homicidio de la pareja de adolescente. Pidió en su alegato la pena de prisión perpetua para ambos.

En base a las exposiciones de las partes, el tribunal resolvió este viernes sentenciar a Nego a 25 años de prisión por el crimen de Pereyra y de Topo.

Por su parte, a Willy los magistrados lo absolvieron por el encubrimiento del doble crimen y lo condenaron a 18 años de prisión como coautor junto con Nego del crimen de Topo y también por las amenazas calificadas que sufrió el papá el adolescente.

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