“Si hay algo hermoso que tiene el movimiento feminista de nuestra época es esto de catalizar ciertas transformaciones que no solamente pasan por una cuestión de género sino por una cuestión humana, de trato y de respeto; otra manera de circular la energía entre nosotres mismos”, dijo Ani Books, voz y compositora de la formación local Alto Guiso, casi concluyendo la charla con El Ciudadano. Ani Books usa lenguaje inclusivo, lidera una formación de “pos-hip hip apocalíptico”, como ellas mismas definen poniendo en cuestión los binarismos, los géneros y las clasificaciones, y aporta su voz a canciones que denuncian, interpelan, apoyan y abren debates con mucho humor e ironía, pero sobre todo, con mucha alegría.
Después de dos años recorriendo escenarios, Alto Guiso editó Psicoguiso, su primer larga duración, un material que sonará completo este sábado por la noche en un show íntimo.
Todo comenzó en una fiesta
Una amiga de Ani Books que tenía una marca de ropa hacía una fiesta. “Venite a tocar con quien quieras”, le dijo. En ese momento, la cantante había terminado la etapa de su primera banda y tenía una loopera nueva con la que estaba “flasheada”. Para tocar llamó a sus amigas. “A los vínculos más hermosos que me dio la música”, según los definió.
Fue así que las convocó y ensayaron temas de su autoría y algunos covers. “Ahí, antes de tocar en la fiesta, ya teníamos otra fecha y no paramos más”, aseguró.
Esos primeros acordes sonaron en mayo. “Con la floración del guiso”, aclaró Ani. Durante el quinto mes del año, con el frío queriendo quedarse, una de las comidas predilectas empieza a ser, justamente, el guiso. Eso pasaba en los ensayos en los que Ani, la bajista Flor Crocci y la trombonista Melina Spizzirri se juntaban en la casa de Sofia Pasquinelli, que se hace cargo de la guitarra. Ella vivía con amigos que le hacían el aguante y la esperaban con guiso cuando terminaban. “Esa es la anécdota más naif”, aclaró Ani. Y continuó: “La realidad es que el nombre de la banda nos identifica porque las cuatro somos ingredientes muy diferentes que, sin embargo, compartiendo olla podemos generar un caldo rico”.
“Emo zombie” fue uno de los primeros temas que compusieron y que forma parte del nuevo material en el que figuran títulos como “Birra fría”, “Mierda” y “No bailes”, todos englobados en lo que ellas dieron a conocer como post-hip hop apocalíptico: “Es un intentar despojarnos de la idea de género en todos los ambientes posibles. Y por otro lado, hip hop no hacemos, funk tampoco; es como tratar de agrupar la intención más que la musicalidad”, contó Ani. Y completó: “Después nos dimos cuenta que refiere al apocalipsis del patriarcado y que queremos ser agentes de ese cambio”.
En sus letras, Alto Guiso aborda distintas temáticas de actualidad, sobre todo lo que tiene que ver con la lucha de las mujeres, con mucho humor e ironía. “Una intención que tengo desde que empecé a escribir canciones pasa por prestar mucha atención al tipo de expresiones que uso. Vengo de una formación académica en otro ámbito y tenía una manera de expresarme que me parecía que era una barrera más que una herramienta. Empecé a buscar y a construir otra forma de expresarme, jugando con el lenguaje, que no tenga que ver con formas académicas sino con el lenguaje que vamos construyendo entre todes en reuniones y charlas”, explicó Ani.
“Eso me permite decir más naturalmente”, aclaró. Y consultada sobre el objetivo de las temáticas que abordan las letras, las denuncias y manifestaciones que priorizan, la cantante aseguró: “Es un espacio de lucha y visibilización. Es esa voz que está amplificada diciendo tales cosas. También trata de reflejar lo que vivimos cotidianamente. No sé si proponer un cambio porque los cambios se construyen, pero es un grano de arena para el cemento de la revolución”.
El larga duración
El nuevo disco se titula Psicoguiso y salió a través de la Editorial Municipal. “El nombre del disco estuvo desde el principio, junto con el nombre de la banda. Al principio hicimos cuatro temas que los editamos con el nombre Como Krusty, después, cuando arrancamos el proceso de grabación, teníamos el nombre y la intención de que sea una obra. Fuimos construyendo a partir de ahí. Lo más piola que tuvo el trabajo del disco fue la devolución sónica de la banda porque cuando entrás a grabar disfrutas de cosas a las que no le habías prestado atención. Y también la participación de Ignacio Molinos de Mansión Mutante que coprodujo el disco con nosotras y, en lo personal, me formó muchísimo; fue como un tutor”, relató.
Las karatecas
Alto Guiso es una banda de chicas. “Es casualidad”, aclaró Ani. No fue una decisión tomada a priori. “Siempre nos preguntan por qué somos una banda de sólo chicas cuando hay miles de bandas de sólo chicos y nadie se sorprende”, cuestionó la cantante. “La visivilización de la mujer en estos espacios está en ascenso. Falta muchísimo. Iniciativas como la del Colectivo de Mujeres Músicas colabora en que ese crecimiento sea orgánico y sostenible en el tiempo y que tenga un sentido dentro de lo que es la lucha feminista como una reivindicación. Por otro lado, si en los escenarios vemos pocas mujeres, no te puedo explicar abajo, atrás o poniendo las luces. En la música, la mujer tiene que cantar, no puede ni saber lo que es un cable”, apuntó destacando la cooperativa de sonido Cronopios que cuenta en su staff con varias mujeres encargadas de las luces y el sonido.
“Son pequeños aspectos con los que en la lucha diaria vamos tratando de cimentar una visión no binaria de lo que es la actividad. Tenemos la suerte de haber trabajado con varones que no nos han hecho sentir ni menos ni más por ser mujeres. El hecho de que seamos todas mujeres es una casualidad. No tuvimos la intención de ser una banda femenina, se dio, pero dada la poca cantidad de mujeres que hay en la música llama muchísimo la atención. Son todos espacios para ser una karateca buscando la fisura, siempre con amor que es lo único que genera empatía y puede producir un cambio de paradigma”, concluyó.
Para agendar
Alto Guiso presentará su disco Psicoguiso este sábado, a partir de las 21, en la Terraza de la Cúpula de la Plataforma Lavardén, de Sarmiento y Mendoza