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Amazonia devastada: es el año con más incendios en la historia de Brasil

Especialista de la Universidad Nacional del Litoral señala que la catástrofe ambiental tiene su origen en un aumento de la deforestación apuntalado por la falta de controles y políticas del gobierno de Bolsonaro. Desde el año pasado hasta ahora, las quemas aumentaron un 70 por ciento

La selva amazónica sufre incendios durante todo el año, pero aumentan en el invierno, que es el periodo seco: en agosto, septiembre, e incluso hasta octubre, a medida que algunos aprovechan la estación seca para “limpiar” la selva tropical. Gabriela Müller, directora del Centro de Estudios de Variabilidad y Cambio Climático de la Universidad Nacional del Litoral, alerta que 2019 está en camino a ser el año con más incendios forestales en Brasil. “La proliferación tiene en su origen la deforestación, debido a la falta de controles expresos en las políticas gubernamentales. Desde el año pasado hasta ahora, las quemas aumentaron alrededor de un 70 por ciento», reseñó la especialista.

La pérdida de árboles en la zona es preocupante debido al papel que desempeñan al actuar como sumidero de carbono. Müller recordó que el fuego en el Amazonas se usa como una técnica para limpiar la tierra, generalmente para la agricultura, ganadería, minería u otras formas de aprovechamiento comercial de las tierras. “No son solamente en Amazonas, sino en toda la cuenca del Gran Chaco, comprendida entre los llanos orientales de Bolivia, la región occidental de Paraguay y la parte central de la región chaqueña argentina. Éstas áreas han sufrido en las últimas décadas una deforestación aún mayor que en Amazonas”, explica.

Los humanos son la principal causa de incendios en el Amazonas, aunque a veces ocurren incendios forestales naturales. “La influencia humana en el sistema climático es clara, la segunda es que cuanto más perturbamos nuestro clima, los impactos serán más severos, penetrantes e irreversibles”, advierte la investigadora: “Tener menos bosque significa emitir más gases de efecto invernadero en la atmósfera, a una mayor velocidad y gravedad del
cambio climático”, completa.

Regulador del calentamiento global

La importancia del Amazonas es popularmente conocido por ser el bosque tropical más grande del planeta y, en consecuencia, el principal generador de oxígeno hacia la atmósfera pero sobre todo el mayor secuestrador de dióxido de carbono, gas de efecto invernadero, y por ello gran regulador del calentamiento global. “Sin esa selva nosotros no tenemos aporte de humedad, tan fundamental para nuestra región. No es la única responsable de absorber el dióxido de carbono porque el océano también lo hace, pero la selva es muchísimo más dinámica”, expone la especialista.

La directora del Centro de Estudios de Variabilidad y Cambio Climático pone un ejemplo: la copa de un árbol de 10 metros de diámetro evapotranspira 300 litros de agua por día, y una copa de 20 metros de diámetro genera mil litros por día. Con eso, la selva amazónica absorbe más de 100 billones de toneladas de carbono por año. Por lo cual
preservar los bosques tanto jóvenes como adultos es fundamental para garantizar la «limpieza» y la provisión de humedad para las zonas de la cuenca del Plata, especialmente en el sur de Paraguay, sur de Brasil, Uruguay y el centro este de Argentina.

Lluvias diferentes

«(Los efectos del calentamiento global) son cada vez más evidentes en el Cono sur del continente, ya que muestran modificaciones en los patrones de lluvias y temperaturas con un importante aumento en la magnitud y la frecuencia de ocurrencia de eventos hidrometeorológicos extremos, como lluvias y sequías intensas”, enfatiza un informe del Centro que dirige Müller.

“Los estudios realizados muestran que las lluvias se han estado incrementado desde principios de la década de 1970 hasta el presente, particularmente en la región centro de la provincia de Santa Fe. En la región del Litoral argentino, desde hace varias décadas se está registrando un cambio hacia condiciones más cálidas y más húmedas que
son una clara evidencia del cambio climático regional”.

Tarea individual, colectiva y oficial

La investigadora agrega que para que el proceso no continúe propagándose son necesarias acciones urgentes. “Como individuos, tenemos que ser conscientes del uso de recursos naturales y tratar de incorporar hábitos de consumos
más sostenibles, en nuestra alimentación y movilidad. Y en gran escala, manifestándose y haciendo pública la preocupación. Lo único que le queda por hacer a la sociedad de hoy, para las generaciones del futuro, es exigir a sus gobernantes que cambien de actitud”.

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