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Ambición y mala suerte: así cayó el Gordo Tofi en zona sur

Cristian G. tiene 24 años y se ganó mala fama en Tablada y en barrio Municipal; la semana pasada fue testigo de un procedimiento policial por una resonante causa y lo acusan de robarse allí una billetera. Además tenía encima un celular robado

Al Gordo Tofi el jueves de la semana pasada le quedará grabado en la memoria y acaso con el tiempo las casualidades que llevaron a su detención sean una anécdota tragicómica. Pateaba las calles de la zona sur cuando la Policía lo paró y temió lo peor. Pero no. Necesitaban testigos para una serie de allanamientos que luego sería tapa de los diarios. Por ley no se pudo negar y subió al patrullero. Incómodo, llegó junto con otro pibe y los efectivos a Marco Polo al 400, en el extremo sur de la ciudad. Así comenzó la saga de hechos fortuitos que, fogoneados por su ambición, lo pusieron en el banquillo de los acusados por el robo de una billetera en pleno procedimiento y de un celular robado momentos antes de que la Policía solicitara su presencia.

Según fuentes del caso, la Policía levantó a Cristian G., conocido en la calle como Tofi, y a otro pibe. Buscaban testigos en los allanamientos ordenados por el fiscal Gustavo Ponce Asahad en el marco de la resonante causa que investiga eslóganes prodictuadura y amenazas a dirigentes de derechos humanos. Los efectivos llegaron a una casa cercana al arroyo Saladillo donde vive Candela O., una mujer que fue apuntada en la investigación, aunque luego el fiscal desistió de acusarla.

Ya en la casa Cristian G. mostró “actitudes sospechosas” –detalló una fuente del caso– tales como pedidos insistentes de ir al baño y a mostrarse nervioso y apurado, aduciendo que “debía irse a trabajar”. No se sabe si estas actitudes fueron una fachada, pero Tofi aprovechó un descuido y se escondió un objeto de la dueña de casa entre sus ropas.

Quizá fue el tan mentado olfato policial que uno de los efectivos de la PDI le dijo a su jefe: “A este lo conozco”. El oficial de la PDI dijo que había investigado en el pasado a Tofi por una serie de hechos de violencia con disparos de armas de fuego y robos de motos en Tablada. El ambiente se enrareció aún más cuando el fiscal Ponce Asahad ordenó secuestrar un celular para peritarlo. El teléfono no aparecía. Enseguida las miradas apuntaron a Tofi, a quien le pidieron que exhiba sus pertenencias. El celular buscado apareció al final debajo de una almohada, pero Tofi se vio obligado a mostrar dos teléfonos que despertaron la sospecha de los policías. Cuando le pidieron que acredite su identidad con DNI dijo que no lo tenía. La Policía no dudó y lo subió a un patrullero en calidad de demorado.

Una billetera en el calzoncillo

En sede policial confirmaron que Tofi se había identificado con un nombre y domicilio falsos, detalló una fuente. Su situación se complicó cuando lo requisaron y le encontraron una billetera de mujer escondida en el calzoncillo. Tenía en el interior tarjetas de todo tipo, un DNI, y dinero en efectivo. No fue poca la sorpresa cuando los efectivos descubrieron que los documentos pertenecían a la mujer cuya casa había sido allanada minutos antes. La explicación de Tofi estuvo lejos de ser convincente. Dijo que “había encontrado la billetera en la puerta” de la casa, confió un detective.

El espiral hacia abajo estaba lejos de terminar para Tofi. Los investigadores establecieron que uno de los celulares que tenía no era suyo. A través del número de Imei lograron obtener los datos de la titular del aparato, una mujer de zona sur. Cuando los efectivos lograron contactarla, la joven contó que hace poco había sufrido un robo mientras iba en bicicleta. La mecánica fue violenta: un motociclista la derribó chocándola y la despojó de una bolsa con dinero y el teléfono, contó.

Tofi estaba cercado y las excusas que esgrimió hicieron agua. El fiscal de Flagrancia en turno César Molino Cabrera escuchó un relato pormenorizado de las maniobras atribuidas a Tofi, quien quedó detenido a la espera de una audiencia imputativa.

El periplo de Cristian G. tuvo su epílogo cuando el fiscal pidió la imputación el viernes pasado por los delitos de robo y hurto en grado de tentativa, por el celular y la billetera. La jueza Paula Álvarez aceptó la calificación, aunque Tofi salió caminando de Tribunales. La causa sigue su trámite.

Tofi tiene 24 años y se ganó mala fama en Tablada y en barrio Municipal; según investigadores, posee antecedentes por robo que datan desde 2012 y lo vinculan a Ariel “Tuby” Segovia, hoy preso pero con fuertes vínculos con la barrabrava de Newell’s. El jueves 11 de enero desconocidos le descargaron una ráfaga de tiros en Patricias Argentinas (prolongación de Colón) y Rezzara, en un hecho en que Tofi sobrevivió y prefirió callar y no denunciar.

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