Al reelecto Barack Obama le llegaron felicitaciones agridulces de varios de sus correligionarios latinoamericanos una vez confirmada su victoria. A pesar de las preferencias de varios países de la región a que el Partido Demócrata esté al frente del gobierno en Estados Unidos por otros cuatro años, el presidente carga con una deuda pendiente: comprometerse con su continente.
En momentos que la gran potencia libra una batalla contra su quinto año de crisis económica, la agenda internacional ha sido relegada y sólo enfocada a Medio Oriente, donde en los últimos dos años transcurren las consecuencias de la Primavera Árabe. Mientras tanto, en lo que varios de los funcionarios han dado por llamar su “patio trasero”, ocurren eventos que están implicados directamente con Estados Unidos. Cuestiones como el crecimiento del narcotráfico y la violencia asociada a ello, el embargo a Cuba y la pobreza extrema en varias de sus naciones socias, merecen, a criterio de los líderes latinoamericanos, una mirada más intensa.
El gobierno ecuatoriano de Rafael Correa afirmó que espera a que en la nueva administración, Obama y el Congreso norteamericano aprueben una reforma migratoria que “brinde una solución definitiva a los más de 10 millones de seres humanos que permanecen en ese país sin un estatus migratorio definido”. Por su parte, Paraguay destacó la importancia del voto hispano en estos comicios y confió en que “contribuya a mejorar aún” más la relación con América latina.
Esta gran parte del planeta sólo fue instalado durante la campaña “como mercado para resolver los problemas económicos de Estados Unidos, que nos imponen medidas proteccionistas, sobre todo en la agricultura”, denunció por su parte Marco Aurelio Garcia, asesor de política internacional de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff .
Sin embargo, el equipo de Obama defiende con garras y dientes que la gestión demócrata mejoró la percepción de Estados Unidos a ojos de sus vecinos. “El liderazgo del presidente restauró la posición de Estados Unidos en las Américas –subió de 58 por ciento de aprobación en 2008 a 72 por ciento en 2011– y nos hizo más prósperos y seguros”, afirmó recientemente el vocero de campaña y ex consejero de Obama para América latina Dan Restrepo. De todas formas, el presidente hizo notable su indiferencia al haber visitado la región sólo una vez, recién este año, durante la Cumbre de Cartagena en Colombia.
Los analistas coinciden en apuntar que al estar imposibilitado a un nuevo mandato, Obama podría soltarse y cumplir con algunas de sus promesas, como la mentada y esperada reforma migratoria.
“Va a estar más suelto”, aseveró el analista político mexicano, Máximo Huidobro. “Hay factores que no debe descuidar y que realmente están haciendo mucho daño a la región. Sobre todo la cuestión de las drogas”, aseveró.
“La guerra interna que se vive en América latina está orientada al consumo de estupefacientes norteamericano, si no se trata el problema desde adentro, es decir, desde Estados Unidos, es probable que nunca se solucione este conflicto que ha dejado miles de muertos y el crecimiento de la mafia”, aseveró el experto. “Si no hace algo para la región, el problema va a ser, pronto, en su territorio”, concluyó.
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