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Amoroso y antipático

Por: Pablo Soria

El envase futbolístico de Amoroso encierra un contenido ambiguo. Oscila entre interesantes insinuaciones y desafortunadas definiciones. Aplicado en lo táctico e irritante en lo resolutivo. En Paraná tuvo el gol de la victoria en dos oportunidades. En la segunda, prácticamente Figueroa le sirvió la pelota en bandeja. “Tomá y hacelo”. No lo hizo. Amoroso y antipático en un mismo recipiente.

“Tiene que corregir la definición. Hizo uno de los mejores partidos desde que llegó a Newell’s. Quedó muy amargado por el gol que erró”, reconoció Osella a la salida del vestuario. En dos jugadas puntuales tuvo la chance de con-vertirse en figura del partido y salir en las tapas de los diarios. Terminó dilapidándolo y apareciendo en la sección de lo peorcito que presentó Newell’s en el empate contra Patronato.

Hay partidos cerrados, de pronóstico incierto hasta el final, cuyas calificaciones individuales se definen en los últimos 5 o 10 minutos. Y Amoroso, que venía realizando una correcta actuación, por exigencia, por presencia y por desborde sobre el sector derecho, terminó con un aplazo por esa irritante falta de definición que lo persigue desde que llegó a mediados del año pasado al Par-que.

A Osella le rinde en la función táctica de extremo derecho. Como pocos ofrece un incansable despliegue en el ida y vuelta, para retroceder en la marca y llegar a la zona del centro cruzado. Muestra recursos para controlar la pelota, sacarse al marcador de encima a pura velocidad o esperar la mejor opción de pase.

Pero cuando el ataque proviene desde la izquierda y debe cerrar-se hasta el centro, se nubla en el penúltimo pase o en la terminación de jugada. En Paraná lo volvió a sufrir. Y de Amoroso pasó a ser el más antipático.

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