Espectáculos

No al apagón

Ana Cacopardo: “Quieren condenarnos a ver y escuchar sólo aquello que es mercancía”

La destacada periodista y documentalista acompañó este jueves el rechazo del anuncio de cierre del cine Gaumont, en el marco del desguace del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales del que depende esa sala de exhibición de películas argentinas

La periodista y realizadora audiovisual Ana Cacopardo.

Somos Télam

Espectadores y representantes de la cultura coincidieron este jueves en rechazar el anuncio de cierre del Gaumont, en el marco del desguace del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) del que depende esa sala de exhibición de películas argentinas, y advirtieron sobre la intención de la administración que encabeza el presidente Javier Milei de “condenar (a la población) a ver y a escuchar sólo aquello que es mercancía regulada por el mercado”.

A metros del Congreso, la policía reprimió durante el acto en defensa del Incaa frente al Gaumont

Una de las cientos de personas que se hicieron presente frente al Gaumont, ubicado al 1600 de la Avenida Rivadavia, frente a uno de los laterales de la Plaza Congreso, la periodista y realizadora audiovisual Ana Cacopardo dijo transitar con “enorme preocupación” las decisiones y anuncios que el Gobierno nacional despliega sobre la cultura.

“Está en riesgo –señaló a Somos Télam– el soporte fundante de nuestra memoria, identidad y soberanía culturales, que es el cine, el teatro, la cultura en general. Da la sensación que el Gobierno, desde el mismo modo que eligió al movimiento de mujeres como enemigo político, también ha hecho foco en la cultura como otro de los espacios a atacar sistemáticamente”.

“Las señales son de una cultura de la codicia, que tiene como único horizonte el consumo porque está atravesada por el mercado como único regulador”, planteó Cacopardo.

Presentadora de Historias debidas, uno de los programas icónicos del canal público Encuentro cuya producción paralizó la administración Milei y cuya empresa controlante, Contenidos Públicos, quiere ser privatizada, sino cerrada, Cacopardo sostuvo que el cine Gaumont “está a la altura del mito. Es un símbolo de la cultura nacional y estamos aquí para defenderlo”.

Para la documentalista argentina, las señales que exhiben las autoridades asumidas en diciembre último parecen promover “una cultura de la codicia, que tiene como único horizonte el consumo porque está atravesada por el mercado como único regulador”.

Y agregó: “Si pensamos en cómo eso se traduce en la producción cultural, en el cine, la televisión, el teatro, las artes visuales, estaremos condenados a ver y escuchar sólo aquello que es mercancía, se apaga el pensamiento crítico, las vanguardias que siempre ha tenido este país”.

Otro de quienes se manifestaron en defensa del Incaa y el Gaumont fue el actor Lalo Rotavería, de extensa trayectoria en el teatro off y el cine alternativo, para quien el Gobierno nacional “desconoce las entidades a las que está atacando, desconoce el campo cultural, desconoce el público”.

El actor Lalo Rotavería.

“Odian el país que gobiernan. Detestan aquello que entienden como popular”, enfatizó Rotavería, quien vive a escasa una cuadra del cine Gaumont y en su condición de vecino, dijo, puede ver “las extensas colas (de espectadores) que tiene a diario para ver su programación y cómo van a él personas de todo tipo de recursos”.

“La cultura nunca da pérdida. Están usando muchos caballitos de batalla del campo cultural para distraer (a la población) de cuestiones más profundas y horribles”, enfatizó el actor.

Teresa y Jorge son matrimonio y espectadores habituales de la programación del Gaumont, sobre todo la referida a documentales y cine político. “Este es un avasallamiento a la cultura nacional. Todos aplaudimos cuando una película argentina gana un premio fuera del país. Detrás de esos y cualquier otro tipo de logros hay estudiantes, trabajadores, empresarios”, reflexionó Jorge antes de quebrarse por unos segundos debido a las amenazas oficiales de desguace y cierre de instituciones vinculadas al quehacer cultural nacional.

Para Teresa, detrás de tales intenciones anida la pretensión de “fomentar la ignorancia de nuestra juventud, de nuestros hijos y nietos. Que no sepan qué pasó. Que vivan en la ignorancia del pasado”.

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