Después de un año de trabajo en Buenos Aires, la actriz rosarina propone un recorrido por sus personajes en una tarde cálida de patio arbolado donde el teatro es la convocatoria pensada como un final de paseo por la zona de ferias domingueras.
Fiorino conduce desde el escenario una galería de personajes que provocan la risa y también la participación de los espectadores.