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Aníbal Fernández en Rosario: «Es imperioso que nos metamos en cada lugar y lleguemos al hueso»

El ministro de Seguridad de la Nación puso en funciones este miércoles a los nuevos efectivos que reforzarán el Comando Unificado de las Fuerzas Federales. Es el noveno desembarco federal en nueve años, a nueve meses de que la gestión de Alberto Fernández termine

El ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, afirmó este miércoles en Rosario que «es imperioso que nos metamos en cada lugar y lleguemos al hueso», en medio de la ola de violencia narco que atraviesa la ciudad.

«Hemos traído fuerzas federales para actuar en cada lugar», afirmó el ministro al poner en operaciones a los nuevos efectivos que refuerzan el Comando Unificado de las Fuerzas Federales, alcanzando en esta primera etapa a 1400 efectivos, acompañado por el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, el ministro de Seguridad, Claudio Brilloni, el intendente de Rosario, Pablo Javkin, e integrantes del Poder Judicial.

Foto: Franco Trovato Fuoco

Ayer, el presidente anunció el refuerzo de fuerzas federales hasta alcanzar los 1.400 efectivos disponibles en una primera etapa para Rosario, así como la participación del Ejército, a través de la compañía Ingenieros, para «la urbanización de los barrios populares» de la ciudad.

«Rosario nos necesita. Sé que sus fuerzas de seguridad son insuficientes para afrontar la solución del problema», sostuvo el presidente en un mensaje grabado desde la residencia de Olivos, en el que anunció una serie de medidas para la ciudad.

En su mensaje de este martes. el presidente anunció el acuerdo con la Unidad de Información Financiera (UIF) un convenio para instalar una delegación en Rosario, de manera de «tener una mayor eficiencia en la lucha contra el lavado de activos, derivados entre otras causas, del narcotráfico», dijo el presidente.

En ese sentido, el ministro de Seguridad destacó la presencia de la UIF en Rosario como «fundamental» y llamó a «seguir la ruta del dinero para romper una roca que hace daño y por donde camina el tema más difícil», en referencia al financiamiento del narcotráfico.

«Vinimos a llegar al hueso y cortar con todo lo que sea necesario. No nos vamos a detener un solo segundo. Este no es un acto político, es la vocación de quienes estamos gobernando», dijo Aníbal Fernández y agradeció la tarea de fiscales y jueces presentes en el acto.

Y agregó: «Entiendo de las preocupaciones y necesidades del gobernador y del intendente y no vamos a detenernos hasta encontrar soluciones porque Rosario merece ser vivida».

También ratificó el acompañamiento del gobierno nacional a las autoridades de la provincia: «Seguiremos viniendo todas las veces que sea necesario. Los convoco a dar lo mejor de sí», dijo Fernández a los efectivos de seguridad.

Ante una consulta sobre la oportunidad del noveno desembarco de efectivos federales en nueve años, recién en los últimos nueve meses de la gestión de Alberto Fernández, Anibal subió el tono al responder: «No hemos subestimando nada”.

Es que la llegada de 400 federales, para completar 1.400, siempre según las cifras oficiales, se da recién después de que Rosario rompiera su récord de homicidios dolosos, 288 en 2022, y que acumulara 64 crímenes en lo que va del año, casi uno por día. Pero también luego de una balacera en la que no hubo sangre, los plomos contra la fachada del súper Único del suegro de Lionel Messi, y a tres días de que una pueblada en Empalme Graneros a raíz del asesinato de un niño se televisara en directo durante varias horas por los canales de televisión porteños.

Perotti

Por su parte, el gobernador Omar Perotti declaró: «Las condiciones sociales y la marginalidad es un caldo de cultivo para la captación de jóvenes para que se sumen a las bandas delictivas», dijo y añadió que su expectativa «es mejorar la situación social de forma integral para superar esta situación que atraviesa Rosario».

«Si no damos oportunidades y opciones laborales para los jóvenes es difícil que esto se interrumpa», evaluó el mandatario, para que inmediato agregar: «Hay un esfuerzo enorme de articulación del sector privado y de municipio y provincia, donde se genera una cantidad importante de empleo, que hace que Rosario tenga el índice de desocupación más bajo en los últimos 40 años».

Sobre la llegada de efectivos de las Fuerzas Armadas para colaborar en tareas de urbanización, consideró: «El Ejercito tiene ingenieros que aportarán equipamiento y personal para realizar tareas necesarias e imprescindibles con el objetivo de mejorar hábitat de Rosario. Allí estarán para colaborar donde se necesitan camiones y logística, porque ese es el objetivo de hacer un abordaje con fuerzas de mayor dinámica en lo que tienen que ser los que están armados y controlan».

Javkin

A su turno, el intendente Javkin valoró el nuevo desembarco: «Hoy completamos 1.400 agentes federales en Rosario pero, como dijo el gobernador, si tenemos 10 mil agentes y no tienen logística y tampoco se intervienen los teléfonos en las cárceles y no trabajamos en el lavado de dinero, no vamos a resolver nada».

También dijo que cada martes van a monitorear la performance, y que ingenieros militares “van a complementar el trabajo que se realice en esos mapas del delito», con una tarea de urbanización en las zonas de Villa Banana, Tablada, y Sorrento y Cullen.

En otro tono, el mandatario local se molestó ante la pregunta de un trabajador de prensa de la ciudad de Buenos Aires: «A mí me encanta que vengan los medios nacionales vengan acá, pero no me venga a contar de mi ciudad, por eso le pido respeto. Argentina es una fábrica de pobres y si usted quiere le cuento la historia de ese barrio, por eso en este momento lo que tenemos que hacer es cuidar a esa comunidad qom».

Nueve veces nueve

Los desembarcos federales en la ciudad siempre estuvieron asociados con el alza de los homicidios. Cuando el reclamo popular pide acción y el Estado provincial se queda sin respuestas llegan los federales, no importa de qué color político sea la gestión, tanto allá como acá.

El primer desembarco fue en abril de 2014. La suma de homicidios llegó a 264 en el departamento Rosario en 2013 y buscaron ayuda en la Nación. Unos meses después llegaron tres mil efectivos de las fuerzas federales. La presencia de los gendarmes en los barrios tranquilizó a los vecinos, aunque rápido vinieron los abusos. El descontrol y la falta de políticas de seguridad transformaron esta medida en un manotazo de ahogado. Sin embargo los homicidios bajaron en forma paulatina hasta llegar a 138 en 2019.

Pero el verano de 2020, apenas asumida la gestión de Alberto Fernández, fue complejo. Fueron 17 homicidios en los primeros 15 días de enero, cifra que se utilizó para dar cuenta al año siguiente de un verano más tranquilo. Y en marzo de 2021 hubo renovadas balaceras, con cinco muertos y varios heridos entre los que figuraba un abogado: se volvió a armar revuelo y se anunció la llegada de 300 federales a Rosario, con la misión de quedarse en el centro y que la Policía provincial fuera a los barrios. En el medio, septiembre de 2020, llegó la Fuerza de Respuesta Inmediata (FRI), una tanqueta blindada china que se usó en la reunión del G-20 en Buenos Aires, otros cinco vehículos y un puñado de efectivos que se vieron por la costa central de la ciudad.

Volvió a agravarse la situación en septiembre de 2021, con 17 asesinatos en 15 días, justo en medio de un tenso clima electoral en el que, además, Nación y provincia jugaron sus fichas en listas diferentes. Dijo la entonces ministra Sabina Frederic: “Con el despliegue en estos días de 160 efectivos más, se duplicó la cantidad de fuerzas federales que había: la mayor parte de las cuales están concentradas en la ciudad de Rosario”. Y fue tajante en su análisis: “Más que hacer crecer la cantidad de efectivos, que son 4 mil prestando colaboración en la calle, estamos trabajando para mejorar el despliegue. O sea, optimizar los recursos humanos, que son escasos”.

Hubo un nuevo espasmo en marzo de 2022, luego de que el gobernador reprochara la ausencia  de apoyo federal para abordar la inseguridad. Perotti y Javkin viajaron juntos a Buenos Aires, se reunieron con el presidente, y anunciaron la llegada de 300 efectivos y la creación de un comando unificado. “Son 300 los que están llegando en forma fija. Hay un tema de números y cantidad de efectivos federales pero también un tema operativo”, sostuvo Perotti. En rigor ese número de tres centenares recién se completó en diciembre de 2022, cuando el propio Aníbal vino a Rosario, completó lo mil federales y, como es su costumbre, echó nafta al fuego: ”En Santa Fe hay violencia hace 20 años, y deberían haberla resuelto sin fuerzas federales”.

Berni y Bullrich

El 8 de abril de 2014 se realizó “el operativo más grande de la historia Argentina”. La frase era repetida por funcionarios tanto del Ministerio de Seguridad, comandados por Berni, como de la Procuraduría de Narcocriminalidad, quienes ese día llegaron en Rosario junto a tres mil agentes federales, seis helicópteros y un avión, para ocupar los barrios más calientes de la ciudad, donde el narcotráfico muestra su rostro más duro y más violento.

En ese momento se registraba un homicidio por día, casi como en estas dos últimas semanas, y los cuestionamientos hacia la Policía de Santa Fe eran constantes. La llegada de los federales se leyó como una ocupación del territorio que se había dejado abandonado y que fueron tomando los traficantes de drogas.

En mayo de 2015, otra vez llegaron los gendarmes. Eran 2.500 los efectivos de fuerzas federales que llegaron a la provincia, y casi la mitad de ellos, 1.200, se quedaban asentados en Rosario. La estadía prevista era de cuatro meses, período en el que el gobierno provincial debía completar la capacitación de nuevas camadas de la Policía provincial para ir reemplazándolos en el territorio.

Después, con el tiempo, las fuerzas federales habían regresado a reforzar la provincia de Buenos Aires mientras los homicidios comenzaban a bajar en el departamento Rosario. Es que en 2013 se registraron 264 muertes violentas, y en 2014, 234. Un año después, en 2015, los crímenes violentos sumaban 199 y en 2016 habían bajado a 158. Y 2017 terminó con 162 homicidios, 2018 con 198 y 2019 con 138. En 2020 fueron 212 y este año todo hace pensar que se va a superar esa cifra.

En septiembre de 2016, cuando dos masivas movilizaciones conocidas como Rosario Sangra reclamaban seguridad, el gobierno nacional recibió al gobernador Miguel Lifschitz y se produjo el tercer desembarco, ya en la gestión Cambiemos. El acuerdo de “colaboración estratégica” firmado con la provincia de Santa Fe para la lucha contra el narcotráfico y otros delitos derivados de esa problemática, determinó la llegada de fuerzas federales a la ciudad.

En mayo de 2018, precedido por la polémica sobre quién debía pagar por el alojamiento y la estancia de los federales en territorio santafesino, otra vez de la mano de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich llegaron en el cuarto desembarco cerca de 800 efectivos en la provincia de Santa Fe, aunque hasta el final de su gestión la funcionaria macrista dijo que había tres mil.

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