Cada vez son más los adolescentes que la pasan mal por tener exceso de ansiedad. Así lo confirmó la psicóloga especializada en adolescencia Florencia Alfie a Noticias Argentinas, mientras aseguraba que “en los últimos años el número de adolescentes con ansiedad aumento notablemente”.
“No funcionan frases como ‘ya se te va a pasar’ o ‘No es para tanto’”, dice. En cambio, al usarlas, lo que se consigue es tapar los signos de alarma que, de ser tenidos en cuenta en el momento preciso servirían para aliviar los padecimientos de los y las adolescentes de manera rápida y efectiva.
Entre los signos más notables, observa que los pensamientos de los y las adolescentes se vuelven cada vez más «negativos y repetitivos, que les cuesta mantener la atención y comienzan a dejar de realizar actividades por miedo, y a su vez que se les dificulta la relación con los demás».
También recuerda que la adolescencia “es un periodo especialmente vulnerable y propicio para la aparición de la ansiedad”, ya que durante estos años se suceden una serie de cambios físicos, psicológicos y sociales.
¿Qué es la ansiedad y en qué situaciones se vuelve preocupante? ¿Cómo conviene actuar al respecto?
La ansiedad: el lado bueno y el lado malo
¿Qué es la ansiedad? Se trata de una respuesta evolutiva natural que surge ante situaciones amenazantes. En la adolescencia existen cambios físicos, psíquicos y emocionales esperables que son propios de esta etapa. La alerta debería prenderse cuando estos cambios despiertan conductas nuevas que causan malestar, inseguridad y nuevos miedos capaces de paralizar la antigua vida cotidiana.
Según explica Alfie, cuando aparece la ansiedad es común sentir que los músculos se tensen y que aumente la frecuencia cardíaca y respiratoria, ya que el cuerpo se prepara para huir o pelear. Hasta acá no hay peligro. “La ansiedad entonces cumpliría una función positiva al protegernos de algún peligro”, dice.
¿Cuándo se convierte en un problema?: “Cuando percibimos situaciones sencillas como algo amenazante y catastrófico, como puede ser salir a hacer las compras o entablar una conversación. Hay una tendencia a ver todo de forma negativa y a imaginar las cosas más desagradables o desgraciadas. Cuando los niños son chicos se preocupan por cosas como los monstruos, insectos, la oscuridad, mientras que los adolescentes se preocupan más por ellos mismos: temen no tener éxito en la escuela, en su deporte favorito o con la chica/o que les gusta, están muy pendientes de lo que los demás piensen y por eso les preocupa ser vistos como «estúpido/as» o hacer o decir algo fuera de lugar que los pueda avergonzar”, detalla la especialista.
Cómo detectar signos de ansiedad en adolescentes
Puede resultar difícil detectar la ansiedad en un primer momento ya que “los adolescentes son muy piolas para ocultar sus sentimientos”, observa Alfie. En este sentido recomienda evaluar los siguientes factores que podrían despertarla (y potenciarla).
1) La presión académica y altas expectativas por alcanzar el éxito
2) Las noticias que consumen y la toma de consciencia de un nuevo mundo que aparece totalmente amenazador: Donde antes se sentían seguros ahora pasan a percibirlo como inseguro.
3) Las redes sociales: al estar conectados constantemente a redes, su autoestima queda sujeta a cada publicación y comentario que reciben. Caen en la comparación de su vida con las » perfectas» de los demás.
Principales síntomas físicos y psíquicos de la ansiedad
-Palpitaciones
-Sensación de ahogo
-Cambios de comportamiento
-Cansancio/ fatiga
-Síntomas físicos como dolores de cabeza o estómago que no tienen un origen físico
-Cambios de humor
-Sudoración
-Miedo
-Angustia
-Preocupación excesiva
-Irritabilidad
-Tensión muscular
-Problemas de sueño o para concentrarse
-Bajo desempeño escolar
-Evitar actividades sociales
-Consumo de sustancias: Los adolescentes pueden adquirir el hábito de las drogas o alcohol: consumiendo, se alivian los síntomas y a corto plazo funciona, pero a largo plazo la ansiedad persiste, y pueden volverse dependientes.
-Caer en depresión. La ansiedad suele causar depresión ya que una vida llena de preocupaciones y donde cada vez se van resignando más cosas y espacios, no es una vida con bienestar.
Actividades simples que pueden ayudar a bajar la ansiedad
- Dibujar
- Escribir
- Meditar
- Hablar con un amigo o persona de confianza
- Escuchar música
- Salir a caminar o cualquier tipo de actividad física
Por último, Alfie aporta una reflexión (casi como un pedido): “Es común consultar al médico cuando hay alguna dolencia física, no así tan frecuente la consulta especializada cuando se trata de salud mental y lo cierto es que, cuanto antes se diagnostique, más fácil será de tratar. Con terapia cognitivo conducta y medicación adecuada se sale adelante. Por eso, es realmente muy importante hablar con los adolescentes, y si ellos no quieren hacerlo al menos estar cerca, presentes, mostrándonos disponibles para que no se sientan solos”, reflexiona.
Por: Laura Gambale- NA