El gobierno nacional anticipó este sábado que en los próximos días serán «importantes» en materia de anuncios en lo que respecta al refuerzo de la presencia de fuerzas federales en Rosario, que sufrió en los últimos meses un recrudecimiento de la violencia altamente lesiva. Como consecuencia de esta situación, el gobierno provincial había llevado adelante reuniones con la ex ministra de Seguridad, Sabina Frederic y que ahora reforzó con el flamante titular del área Aníbal Fernández para solicitar mayor presencia de Gendarmería, Prefectura, Policía de Seguridad Aeroportuaria y Policía Federal en la ciudad.
«Esta semana va a ser importante en anuncios, porque ya tenemos tomada una decisión al respecto», señaló el ministro Fernández, al ser consultado sobre cuál será su accionar ante la grave situación que enfrenta la ciudad.
En declaraciones radiales, el funcionario nacional remarcó que, en las reuniones con el gobernador Omar Perotti y el titular de la policía judicial y ex ministro de Seguridad santafesino Marcelo Sain hubo «un profundo análisis» de la situación en Rosario y agregó: «Restan un par de reuniones más para definir el resto de la tarea».
Escalada y dos bandas a juicio
En este último tiempo, hubo un aumento de la violencia armada producto del enfrentamiento entre gavillas, algunas de las cuales se atomizaron tras la caída de los primeros mandos de dos grandes organizaciones como lo son la de Los Monos y la de Estaban Alvarado, con el objetivo liderar el territorio para el narcomenudeo.
En lo que va del año se cometieron más de 160 homicidios —cifra que se acerca a la de 2013 donde hubo una escalada que dejó 264 víctimas fatales–, también se producen unas 20 balaceras por día contra frentes de viviendas para usurparlas, ataques que muchas veces dejan heridos a vecinos que nada tienen que ver con las disputas; esto se suma a los constantes tiroteos contra edificios judiciales y sindicales, entre otras instituciones.
La noche del 18 de agosto pasado dos personas en moto atacaron a tiros el frente del Centro de Justicia Penal; fue a 48 horas que de que comenzara otro juicio oral contra la banda de Los Monos que lo tiene a su líder Ariel «Guille» Cantero en el banquillo junto con seis de sus laderos por 12 ataques a tiros contra sedes judiciales y viviendas de funcionarios que participaron en la investigación y juicio al clan. Es el séptimo proceso que enfrenta el jefe del clan de La Granada que puede acumular 86 años de pena si es condenado a 24 años, tal como piden los fiscales, en una sentencia que se conocerá el próximo jueves.
En el comienzo debate, Guille contestó a la pregunta sobre su oficio: «Contrato sicarios para tirar tiros a jueces». Esta frase trascendió en medios nacionales y fue tomada como una actitud desafiante y amenazante a los funcionarios judiciales, mientras que su abogado defensor Fausto Yrure refirió en los alegatos que «eran la muestra de su desesperanza y su falta de confianza en la Justicia a la hora de juzgarlo por alguna acusación”.
La semana pasado otra amenaza llegó al 911: «Suelten a Los Monos o matamos a todos los fiscales», dijeron y la seguridad en el Centro de Justicia Penal fue reforzada con personal de las fuerzas federales. Terminó detenido e imputado, junto con su madre, un joven por esa acción.
Casi al mismo tiempo de que comenzó el nuevo proceso contra Guille Cantero, su rival Esteban Lindor Alvarado y parte de su banda comenzaron a tener la última audiencia, denominada preliminar, antes del juicio oral. Alvarado enfrenta un pedido de prisión perpetua por liderar una organización sumamente aceitada, dedicada a la comisión de hechos violentos, como lo fueron seis asesinatos y que contaba con una pata económica dedicada a introducir en la economía legal ingresos con origen delictivo a través de una red de empresas y prestanombres. Como si fuera poco, la banda disponía a sueldo de casi una decena de uniformados, entre ellos muchos con altos cargos en la Policía santafesina, para detentar la impunidad de los ilícitos e intentar culpabilizar por algunas de sus acciones a sus rivales: Los Monos.
En ese marco, Carlos Argüelles y Nicolás «Fino» Ocampo, quienes primero estuvieron en las filas de Alvarado y luego declararon como testigos clave contra su ex jefe, fueron asesinados a sangre fría. Argüelles fue el último y fue ejecutado el 6 de septiembre frente a su familia en el taller mecánico de Garay al 3500. A su vez, otras personas que declararon en esta causa también fueron atacadas a tiros.
Estas instancias donde los jefes de estas bandas enfrentan altos de pedidos de pena, con múltiples causas abiertas tanto en el fuero provincial como en el federal, se tradujo en una reordenamiento de las terceras y cuartas líneas en los territorios que detentan para la venta de drogas al menudeo, lo que sumado a la situación de extrema vulnerabilidad derivada de la situación económica produjo una escalada de violencia armada en los barrios de la ciudad.