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Apertura importadora selectiva: el gobierno sostiene barreras para insumos industriales y protege a Techint y Aluar

A contramano del discurso de libre competencia, La Libertad Avanza sostiene la lógica arancelaria de los últimos gobiernos, con fuerte protección a insumos extranjeros que podrían competir con grandes monopolios. Industriales atados de pies y manos

La apertura importadora dispuesta por el gobierno de Javier Milei bajo el supuesto de poner a competir a productores locales con los del exterior y ordenar los precios, todavía no afecta a los sectores más concentrados de la economía nacional. Es el caso de firmas como Techint o Aluar, que monopolizan el mercado de acero y aluminio en Argentina, y que por el momento tienen garantizado todo un mercado protegido por barreras arancelarias, que desincentivan el ingreso de bienes extranjeros y paradójicamente para este gobierno evitan la libre competencia.

El encarecimiento de insumos, producto de barreras como el impuesto País (equivalente al 17,5%) sumado a las dificultades financieras que siguen teniendo las firmas nacionales para acceder a un bien del exterior, le siguen dando vía libre a empresas locales fabricantes de bienes de uso difundido para acaparar el mercado. Este escenario, que prevalece desde gestiones previas, deja atado de pies y manos a industriales a la hora de elegir alternativas, ya que los proveedores son pocos y concentran toda la oferta.

Esta es una queja recurrente en el sector industrial, aunque saben que cualquier objeción pública o presentación formal en la secretaría de Comercio para eliminar barreras arancelarias a este tipo de insumos puede repercutir en la futura provisión de material. Hay antecedentes en la región de empresas que quedaron en la mira de Techint por intentar importar acero para su producción. Incluso casos de cautelares impuestas por la multinacional por importación de insumos que ellos no fabrican.

“Los reclamos son muy medidos porque te quedás sin acero. Si haces alguna presentación, te perjudican. Tuvimos el caso de una empresa de la región que traía un acero especial que llevan las aspas para energía eólica, que Techint no lo produce, pero igual interpusieron denuncias por supuesto dumping solo para complicarles la existencia”, relató a El Ciudadano un referente de la industria santafesina.

“El Acero y aluminio en el mercado local tienen precios con protección, con lo cual están muy lejos del precio internacional. Cualquier producto terminado que quiera salir de Argentina tiene muchos problemas de competencia. Por proteger el monopolio de pocas empresas, difícilmente podamos ser competitivos si tenemos materias primas al doble de lo que las consigue China”, agregó.

El titular de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) Abel Furlán, hizo referencia a los exorbitantes aumentos que tuvieron los insumos de uso difundido, incluso previo a la asunción de Javier Milei. Al mes de noviembre, el kilogramo de chapa que en Argentina se vendía a 1,55 dólares, en Brasil cotizaba a un dólar, en Europa a 90 centavos y en China a 55 centavos. De hecho en diciembre, advirtió sobre un aumento del 100% de la materia prima. También fue más allá y señaló que el grupo Techint está liderando una estrategia, “presionando” al resto de las cámaras para que no haya una recuperación del salario

La apertura o restricción para los insumos de uso difundido es una discusión que se viene dando desde hace tiempo en Argentina pero que distintos gobiernos no pudieron o no supieron resolver. Se trata de aquellos bienes imprescindibles para la cadena de valor industrial, y no solo es el caso del acero o el aluminio, sino también de otros como el plástico, cartón o vidrio y que históricamente estuvieron concentrados en un puñado de productores. Esta disposición tiende a encarecer los costos y consecuentemente el valor del producto final.

Esto configura un escenario aún más complejo para las Pequeñas y Medianas Empresas, que se encuentran sujetos al encarecimiento de insumos, pero ahora también a una indefinida caída del consumo interno. El último dato oficial, correspondiente a febrero, marcó que el uso de la capacidad instalada en la industria nacional fue del 57,6%, el dato más bajo para un mes de febrero desde que en 2016 el Indec comenzó con una nueva serie. 

Doble vara

Hace pocas semanas, con el objetivo de bajarse del 25% de inflación que dio el Indec en diciembre, el presidente Javier Milei dio vía libre a su ministro de Economía, Luis Caputo, para que abra la importación de productos de la canasta básica. La lógica libertaria defiende esta apertura basada en la teoría de que el ingreso de artículos que no necesitan de mano de obra local, pondrán a competir a las industrias alimenticias nacionales y así los precios se van a regular a través del mercado.

Pero por el momento esta lógica comercial está limitada a algunos productos de la canasta básica, y a través de una resolución reciente a plásticos y químicos para empresas con certificado MiPymes, sin afectar a uno de los sectores más concentrados, que fijan precios de insumos y que determinan precios. Este escenario se ve posibilitado por políticas antidumping y barreras arancelarias que encarecen insumos que podrían competir desde el exterior y que dejan a la industria nacional sin demasiadas alternativas que recurrir siempre a los mismos.

Esto se traduce en que la apertura importadora que pregona el gobierno libertario no es tal, o es apenas selectiva. Con el agravante que favorece a sectores concentrados de poder como Techint o Aluar. También entra en esta discusión que entre los beneficiarios de sostener esta política aparece Paolo Rocca, quien se distinguió desde el ascenso de Milei como uno de los empresarios que brindó mayor apoyo en su carrera presidencial y en la aplicación de políticas de ajuste vía motosierra y licuadora.

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