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Apremios ilegales: 4 policías de Casilda en el banquillo

Los efectivos están acusados de ejercer violencia contra un hombre de 32 años, quien sufrió una brutal golpiza tras una detención ilegal a mediados de 2016 y fue abandonado a la intemperie, en pleno invierno, a 7 kilómetros de la localidad santafesina

Comenzó el juicio a cuatro policías que trabajaban en la ciudad de Casilda por el delito de apremios ilegales. Los efectivos están acusados de ejercer violencia contra un hombre de 32 años, quien sufrió una brutal golpiza tras una detención ilegal a mediados de 2016 y fue abandonado a la intemperie, en pleno invierno, a 7 kilómetros de la localidad santafesina.

La fiscal de la Unidad de Violencia Institucional, Karina Bartocci, les atribuyó a los policías Leonardo Javier Frangi, de 40 años; Diego Sebastián Facino, de 37; Emiliano Sebastián Barticevic, de 35; y Emir Jonatan Cabral, de 35, el delito de apremios ilegales agravados por uso de la violencia contra Sebastián “Viejita” G, de 32 años. La funcionaria del Ministerio Público de la Acusación solicitó una pena de 4 años de prisión efectiva y la inhabilitación especial por ocho años. El juez Carlos Pareto preside el debate.

Viejita

Este miércoles, durante el comienzo del debate oral, Bartocci explicó que la golpiza que tiene a los uniformados en el banquillo ocurrió la noche del 29 y la madrugada del 30 de junio de 2016 en Casilda.

“En carácter de funcionarios públicos y encontrándose en el ejercicio de sus funciones en el Comando Radioeléctrico, se les imputa haber aprehendido a Sebastián G., quien se encontraba en inmediaciones de calles Lavalle y Mendoza, obligándolo a subir a un móvil ejerciendo violencia sin dar aviso correspondiente a la Fiscalía en turno. Luego, trasladarlo a inmediaciones del Frigorífico Rafaela, donde le propinan golpes que le causan lesiones, para volver a trasladarlo a un campo ubicado a mano derecha al costado de la ruta 26 (camino a Fuentes), a 7 km aproximadamente de la Ciudad de Casilda, y propinarle golpes de puño dejándolo lesionado en el lugar» leyó la funcionaria.

Viejita, un conocido de la crónica policial casildense, de 32 años, relató en su momento a Radio Casilda que la agresión empezó la noche del miércoles 29 de junio de 2016, cuando salió de la casa de su madre, en barrio Granaderos a Caballo: “Fui a comprarle cigarrillos a la vuelta. Hice casi dos cuadras y de repente apareció un patrullero con las luces totalmente apagadas y cuatro policías. Me empujaron y me metieron dentro: dos policías adelante, dos atrás y yo en el medio. Y arrancaron”.

Sebastián continuó con su relato: “Fuimos en el vehículo hasta un camino cercano al frigorífico, ahí me bajaron y me empezaron a golpear hasta romperme la boca. Mientras tanto me decían de todo. En total eran ocho policías porque se sumó otro patrullero con cuatro más. Después de algunos minutos me cargaron otra vez en el móvil y pensé que la pesadilla había terminado, que me iban a llevar al Comando, pero no fue así”.

apremio ilegal casilda
En entrevista con un medio local, Viejita G. relató la agresión de los uniformados. Foto: Casilda Plus.

 

Viejita contó que los policías “agarraron por la ruta 26. Hicieron más o menos diez kilómetros y ahí me volvieron a bajar. Me dieron con todo: golpes de puño, patadas y con la cachiporra. A lo único que atiné siempre fue a taparme la cara. Me molieron a palos. Incluso tiraron unos ocho tiros al aire”.

En la misma entrevista aseguró que en ningún momento le dijeron el motivo de la golpiza. “Yo reconozco que tengo antecedentes e incluso estuve preso años atrás, pero si ahora tienen pruebas de algo, que me las muestren y me lleven detenido. Pero no que me den semejante golpiza”.

Luego de los golpes recibidos en el camino a Fuentes, los policías lo abandonaron a la intemperie. «Me dolía todo el cuerpo. Casi no podía moverme. Como pude me puse de pie y empecé a caminar por el costado de la ruta. Pero cada vez que veía luces de frente me tiraba al pasto porque tenía miedo de que fueran ellos que volvieran para matarme”.

Como pudo llegó hasta la entrada de Casilda. “Me levantó un muchacho en un auto. Le pedí que me lleve hasta mi casa y me dejó a dos cuadras porque le dije mal la dirección, que por la golpiza no me acordaba bien cual era. Cuando estaba llegando salió mi mamá y empezó a retarme porque había pasado tanto tiempo sin volver, pero cuando me acerqué bien a la puerta y me vio casi se desmaya. No podía creer como estaba todo lleno de sangre. Me senté en una silla y me desvanecí”, recordó.

Hecha la denuncia, el caso quedó en manos de la fiscal Marianela Luna; luego, la Unidad de Violencia Institucional presentó la acusación que dos años después se dirime en juicio en el Centro de Justicia Penal de la ciudad de Rosario. «Hay que entender que la Policía cambió mucho. Principalmente en Casilda. Las viejas prácticas no van más. Eso de dar escarmientos a los ladrones debería ser parte del pasado», analizó un conocedor de la fuerza policial casildense consultado por este medio.

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