Oscar Talero lucha por los derechos del pueblo Qom en Rosario desde el año 1987, cuando llegó a la ciudad con sólo 18 años. Con el tiempo, y el acompañamiento de cientos de familias de la comunidad Los Pumitas, en Empalme Graneros, consiguieron la construcción de un centro cultural, un centro de alfabetización, una copa de leche, una canchita de fútbol, una cooperativa de trabajo dedicada a la construcción, y una serie de proyectos, hechos y por hacer, que marcan su pelea de tantos años en Rosario. Todo lleva el nombre Qadhuoqted, que en español significa “base” o “cimiento”, la marca en el orillo de un proyecto que busca sobrevivir a la discriminación, a la marginación y a la pobreza, con una fortaleza que surge desde las raíces, para que soporte todo eso y mucho más. Dentro de esa lucha, hay un sueño realizado que es especial: la radio comunitaria Qadhuoqted, aprobada en 2009, en pleno auge de la Ley de Medios, cuando ni siquiera habían conseguido un micrófono, pero le sobraba visión para entender la posibilidad de expresión que se abría para las comunidades indígenas con la flamante normativa.
El tiempo pasó, llegaron los equipos, se construyó el lugar, y en 2018 apareció la primera señal de una comunidad aborigen en Rosario, una de las dos que tiene la provincia. Pasó un poco más de tiempo y se empezaron a dar cursos de locución y de operador técnico de radio, con el apoyo del programa provincial Santa Fe Más. Por si fuera poco, la radio duplicó la altura de la antena luego de que suscribiera un convenio con una empresa de servicio de internet.
Los inicios
“La radio empezó en el 2009, cuando se discutió la ley de Medios. Solicitamos una licencia, sin pensar que podríamos realmente llegar a tenerla. Fue para muchos un sueño. Pensamos: «Sale la ley, tenemos registro como comunidad, podemos pedir». Lo hicimos y nos otorgaron la primera licencia, que era la misma frecuencia de FM Cristal, 107.9, pero en Buenos Aires nos pidieron si podíamos cambiar, total en ese momento ni sabíamos cuándo íbamos a poder empezar a transmitir. Nos otorgaron el 94.5. Los equipos los pedimos en aquel momento al gobierno nacional: la antena, la consola, los micrófonos. La radio lleva el nombre de FM Qadhuoqted 94.5 y la cobertura es hasta (la calle) 27 de febrero. Pero también está vía online y se puede escuchar en cualquier parte del mundo”, se enorgullece Talero.
El representante de la comunidad también contó el difícil proceso para llegar a transmitir: “La antena se puso recién en el 2018. Teníamos todo el equipamiento, pero no teníamos el lugar. Conseguimos plata para hacer el techo y la organización Dominó se encargó de la construcción. Ahí lo llamamos a Bernardo, un compañero que trabaja en la radio Aire Libre, con mucha experiencia en lo que es comunicación, y la intención nuestra es que los mismos vecinos sean actores de este aparato que tenemos. Y eso es lo que estamos logrando, que tenemos un director de pueblos originarios y los que se están capacitando son vecinos del barrio, chicos de la comunidad”.
Talero insiste en la interculturalidad como uno de los rasgos centrales del proyecto: “Nosotros, los que somos del barrio, sea pueblo indígena o sea criollo, tenemos la posibilidad, porque es un vecino del barrio. Lo mismo si es paraguayo, correntino, el proyecto es intercultural, las lenguas maternas tienen mucho valor para nosotros, estamos abiertos a todo el que se quiere capacitar, si viene alguien del centro también, porque esta es una radio comunitaria, indígena, damos lugar a todas las personas, nosotros no usamos la discriminación, aunque hayamos sido discriminados muchas veces. Ese es nuestro paradigma”.
La radio está en la planta alta del centro cultural, arriba del centro de alfabetización y el lugar donde se entrega la copa de leche. Se sube a ella por una escalera que hace de lazo con los sueños de los pibes y pibas del barrio.
“Nosotros convocamos a todos los vecinos del barrio que quisieran hacer una experiencia radial. Y nos costó mucho, porque muchos vecinos no creen que sea una radio, es como que no terminan de creerlo. Y otros dijeron: «Que van a tener una radio estos indios», eso también sufrimos, pero para nosotros es un desafío, que concretamos y le damos la posibilidad a todos los vecinos que quieran venir a hacer un programa, pero también tenemos que tener plataforma como una FM intercultural. Los que más han hecho son programas cristianos. La evangelización para mí ha sido secuencia del trabajo de desaparición de nuestra cultura, pero la radio es del barrio”, dijo Talero.
Los talleres de capacitación
“Los talleres arrancaron en 2019, antes de la pandemia. El año pasado lo hicimos lo hicimos al aire libre, no dentro del estudio, para cuidarnos, hasta que en un momento se tuvo que suspender. Adherimos al lineamiento del Ministerio de Salud. Hoy hay 37 pibes que vienen a los talleres de operación técnica, producción y locución. Son dos veces a la semana, pero igual los pibes vienen otros días a colaborar en la organización, en la copa de leche, en la limpieza”, cuenta Talero.
Sobre los instructores de los cursos, dijo: “Bernardo es el profesor de operación técnica, pero tratamos de variar, porque si tenemos actores de la comunidad lo ponemos. Lo teníamos a Enzo, capacitado en operación técnica, pero ahora consiguió un trabajo en relación de dependencia, y trajimos a otro compañero, de la FM Aire Libre. Son compañeros de mucha trayectoria y gran importancia en su rol de capacitador”.
Con 29 años, Elizabeth, contó su experiencia en los talleres del Santa Fe Más: “Una amiga me habló sobre el tema del curso de locución, me preguntó si me sumaba y le dije que sí. Me gusta hablar frente al micrófono, pero me falta un poco sacarme la timidez. A medida que van pasando los cursos se va la timidez y agarramos más confianza. Va queriendo. Lo que más me gusta es dar información de noticias del día. Ojalá en algún momento puede trabajar de esto y seguir avanzando, hasta tener un programa propio. Pero primero los profesores tienen que ver que estamos avanzando y que ponemos nuestro esfuerzo. Nos cuesta hacer una entrevista y hacer las preguntas, cuando llega el momento nos ponemos nerviosas y empieza la timidez, pero falta un poco más de esfuerzo para poder lograrlo”.
Su compañera Francisca, de 28, explica: “Hace dos años que estoy en los talleres de locución. Estando en la radio subimos información del barrio, por eso me gustó locución. Yo hace poco me lancé a un programa propio, con otra compañera. Me fue bien y me gustó, porque las compañeras se van adaptando a los micrófonos. Lo suspendimos por la pandemia. Era un programa cristiano. Me gustaba porque los vecinos escuchaban. Me gustaría que todo el grupo siga”.
Silvana es la encargada de acompañar a los jóvenes en el proceso de capacitación: “Lo que encontramos en principio fue sacar a los chicos de la calle, de la droga, del alcohol. Les pedimos a las madres que participen, porque tenemos todavía dentro de la comunidad el patriarcado, que costó un montón sacarlo. En un curso hay trece chicas mujeres, que se están animando recién ahora a hacer radio, a participar, a unirse a los encuentros, a los que antes no venían por miedo, por temor o por vergüenza. Entonces lo que estamos haciendo es tratar de sacar a las chicas a la realidad de que tienen oportunidad, es un gran logro que las chicas puedan animarse a hacer radio, locución, producción. En este momento estamos sacando dos micros de pueblos originarios en la semana del pueblo originario, que eso antes no lo hacíamos si no lo hacían los varones. Ahora nosotras, como mujer, queremos tomar ese poder y demostrar que nosotras podemos hacer eso y mucho más, en lo que es radio. Encontramos un camino, queremos seguir ese camino y llegar hasta el final”.
“A las jóvenes les interesa las clases, les interesa participar, que otro compañero produzca su programa, y hasta la familia está contenta, porque se comunica para acompañar y felicitar”, cerró Silvana.