Es considerado el segundo de su hermano, Brian. El clan ingresaba grandes volúmenes de droga desde Bolivia en avionetas. Usaba campos y hangares en la provincia y la distribuía también en Córdoba y Buenos Aires. Habían montado una diversificada red de negocios para blanquear las altas ganancias, que iban desde el teatro Vorterix hasta empresas de taxis y una firma de biodiesel. El jefe de la organización sigue libre
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