La reforma aprobada este viernes gracias a la mayoría conservadora en el Parlamento griego permite a las empresas imponer un sexto día laboral, en sábados o domingos, y variar los horarios de los empleados con 24 horas de antelación para adaptarlos a las necesidades de producción.
La ley fue aprobada gracias a los 158 escaños, de un total de 300, de que dispone tras las elecciones del pasado junio la conservadora Nueva Democracia, del primer ministro Kyriakos Mitsotakis, mientras que todos los partidos de la oposición, desde la extrema derecha a la izquierda radical, votaron en contra.
La reforma permite a los trabajadores tener voluntariamente un segundo empleo, de un máximo de cinco horas diarias, junto a su actividad principal de ocho horas al día.
Además, establece que las empresas de varios sectores pueden imponer un sexto día laboral por el que los trabajadores recibirán un 40 % adicional sobre el salario diario.
Asimismo, introduce contratos para «empleados de guardia» que prácticamente no tendrán un horario fijo sino que trabajarán cuando su empleador lo requiera, siempre y cuando sean notificados al menos 24 horas antes.
Este lunes miles de personas en toda Grecia protestaron contra la nueva ley, dentro de una huelga de 24 horas que fue convocada por ADEDY, el sindicato de funcionarios, y a la que se sumaron gremios de trabajadores de varios sectores.
Según denuncian, la ley eliminará el último resto de derechos laborales que queda en Grecia, como la jornada de cinco días y las ocho horas.
La reforma contempla también que las empresas que adopten un sistema digital de control horario no estarán obligadas a registrar previamente cambios en la jornada laboral o en la horas extraordinarias en una plataforma electrónica del Estado, como era el caso hasta ahora.
Según el Gobierno, esto reducirá la excesiva carga administrativa de las empresas, y argumenta que la horas de trabajo ya quedan apuntadas en los sistemas internos de cada empresa.
Sin embargo, los sindicatos denuncian que sin ese control estatal, las empresas podrán manipular los horarios y quedar exentas de abonar las horas extras.
Los representantes de los trabajadores advierten de que la reforma hace prevé reforzar las inspecciones de trabajo, un servicio que ya ahora afronta una gran falta de personal.
Durante una intervención en el Parlamento previa a la votación, el ministro de Trabajo, Adonis Georgiadis, defendió su proyecto de ley, y aseguró que «ni elimina la jornada de ocho horas ni (la semana) de cinco días».
«Hoy el mercado laboral es una jungla», señaló Georgiadis, quien recalcó que la ley ataja este desorden, flexibilizando el horario para reducir el trabajo y las horas extraordinarias no declaradas y así proteger a los trabajadores.
La ley hace también obligatorio publicar todos los contratos individuales entre empleador y trabajador en una plataforma digital del Estado y hará posible por primera vez firmar electrónicamente esos contratos.
Sin embargo, los sindicatos denuncian que sin ese control estatal, las empresas podrán manipular los horarios y quedar exentas de abonar las horas extras.
Los representantes de los trabajadores advierten de que la reforma hace prevé reforzar las inspecciones de trabajo, un servicio que ya ahora afronta una gran falta de personal.
Durante una intervención en el Parlamento previa a la votación, el ministro de Trabajo, Adonis Georgiadis, defendió su proyecto de ley, y aseguró que «ni elimina la jornada de ocho horas ni (la semana) de cinco días».
«Hoy el mercado laboral es una jungla», señaló Georgiadis, quien recalcó que la ley ataja este desorden, flexibilizando el horario para reducir el trabajo y las horas extraordinarias no declaradas y así proteger a los trabajadores.
La ley hace también obligatorio publicar todos los contratos individuales entre empleador y trabajador en una plataforma digital del Estado y hará posible por primera vez firmar electrónicamente esos contratos.