Por resolución nacional, Rosario deberá compatibilizar en un plazo de 120 días el pago de los viajes locales en colectivo con el Sistema Único de Boleto Electrónico de la Nación. En ese marco, la Municipalidad procura que la asimilación al plástico nacional, que ya se está utilizando en Capital y Gran Buenos Aires, en la costa atlántica e incluso en territorio provincial –con la tarjeta Sube se abona el pasaje entre Santa Fe y Paraná, que cuesta 7,50 pesos con pago electrónico y 15 con billetes– se realice sin cambios masivos y, en lo posible, sin que los usuarios rosarinos noten cambio alguno. Claro está, para ello toda tarjeta sin contacto en uso deberá estar personalizada –asociada con una persona– pero en contrapartida su propietario podrá utilizarla para pagar cualquier boleto de ómnibus urbano en Mar del Plata, el subte porteño, cualquier tren hacia localidades del Gran Buenos Aires y hasta el transporte fluvial en el Delta del Paraná, entre otros destinos ya en vigencia.
Desde la Secretaría de Servicios Públicos confirmaron a El Ciudadano que la semana que viene se cursará una nota oficial pidiendo la “homologación” del sistema local con el de la tarjeta Sube, de modo tal que no haya cambios en las rutinas de cada usuario. Y también procuran que el estatal Banco Municipal continúe en el timón de la administración del sistema –a la Sube la administra el Banco Nación– para que, incluso, la entidad financiera local no quede debilitada por la pérdida de un flujo del orden de los 2 millones de pesos mensuales.
Es que el dinero que gastan los rosarinos en el transporte urbano asciende a un promedio mensual de 60 millones de pesos, de los cuales la entidad oficial se queda con entre el 3 y el 4 por ciento.
De prosperar la intención, la compatibilización progresiva de los sistemas de pago del transporte local con el nacional se realizaría a nivel de técnicos, y en forma ajena a los usuarios, que sólo tendrían beneficios como el de ver ampliado el radio de acción de la tarjeta sin contacto a todo el país, ya que al mismo tiempo que en Rosario el sistema Sube se extenderá a todas las capitales de provincia, e incluso a algunas antes, ya que para media docena de grandes ciudades, entre ellas Bahía Blanca y Mar del Plata, el plazo de asimilación es de 90 días corridos, un mes menos.
Mónica Alavarado, subsecretaria de la Agencia de Movilidad y Seguridad Vial, explicó a este diario que la semana próxima iniciarán el trámite con la Secretaría de Transporte de la Nación para homologar la TSC a la Sube. Y, al menos en principio, no habría problema para hacerlo: “Mantuvimos una reunión en Buenos Aires días atrás, y el funcionamiento de nuestra tarjeta sin contacto permite la obtención de forma análoga a la tarjeta Sube”, explicó la ingeniera Alvarado.
En Rosario se realizan en promedio 12 millones de viajes mensuales, en los cuales el 98 por ciento de los pasajeros usa la TSC y el 2 por ciento restante, el boleto ocasional. La cifra da una dimensión de uso prácticamente total, ya que incluso una porción de la utilización del boleto ocasional es temporario y se explica en extravíos, robos o en el agotamiento de saldo sin oportunidad de recargar a tiempo.
Pero en cuanto a la personalización, la cuestión es bastante diferente. El concejal justicialista Osvaldo Miatello, vicepresidente del Ente de la Movilidad y autor de la modificación de la ordenanza que implementó la TSC para avanzar en la “personalización”, es decir que cada tarjeta esté asociada con el nombre, apellido y DNI de un usuario único, explicó que pese a las campañas y a la difusión masiva de los beneficios que reporta –como la recuperación del saldo en caso de pérdida o hurto de la tarjeta sin contacto– todavía una porción importante de los usuarios no realizó el trámite.
Miatello, autor de la modificación a la ordenanza que creó la TSC que fue votada por el Concejo Municipal en junio de 2012, ya había incluido en los considerandos de su iniciativa la extensión “a todo el país” de la Sube.
Y, en paralelo, la normativa nacional sobre la tarjeta Sube admite la “elaboración de un diagnóstico de los sistemas de pago electrónico de tarifas para los servicios urbanos y suburbanos de transporte público automotor de pasajeros bajo jurisdicción provincial o municipal” para homologarlos con la Sube sin darlos de baja.