Cada diez de noviembre todo nuestro pueblo celebra el “Día de la tradición”, pero en instituciones como las escuelas se da lugar a que cada niñx lo viva de diferente manera.
En un año tan complejo y difícil como 2020, producto de la pandemia del covid 19, donde los establecimientos educativos se vieron atravesados por este singular fenómeno, nos preguntamos ¿cómo se resintieron aquellas tradiciones diarias?
Las tradiciones escolares, históricamente, se dan desde el inicio de la formación docente, y permitieron transmitir diferentes culturas en las distintas comunidades.
De allí que el aprendizaje es socialmente construido cuando se involucra a los sujetos en cuestión para hacer circular las concepciones del mundo que han construido y se los incentiva para que asimilen los saberes de los que integran el resto de la comunidad.
Entonces se recuerda cuáles eran aquellas tradiciones escolares, y ahí surgen diferentes costumbres que seguramente todxs conocen, como el toque del timbre o la campana, los saludos de inicio y cierre de cada jornada, el encontrarse en los recreos para compartir meriendas o ir al kiosco, en los juegos como la popa, las escondidas, la rayuela, el futbol; las visitas a la biblioteca, los picnics, formas filas, los actos, las reuniones, o los paseos recreativos y educativos.
Hoy esas tradiciones, en tanto prácticas, se ven afectadas y silenciadas en las estructuras edilicias, pero no así en los docentes y en los niños. Es que la pandemia nos empujo a incorporar y desarrollar nuevos saberes. Así, todxs y cada uno de nosotrxs aprendimos a transmitir diferentes tradiciones a través de las tecnologías.
Cambiando el sonido de la campana por el sonido de un mensaje o una llamada; el juego compartido vivencial por el virtual, las palabras y las escuchas por los escritos o mensajes de voz, las reuniones, ahora por pantallas, y los abrazos y los besos ahora son a través de coloridos iconos.
Por eso, aun en tiempos difíciles como los actuales, de prolongados silencios, es necesario rescatar la importancia de las tradiciones para seguir fortaleciendo una identidad en ellxs, de manera compartida y colectiva. Por este camino se construyen sentimientos de pertenencia a la comunidad, ya que a través de las fiestas y las tradiciones comunes las personas se unen.
Se trata entonces de crear oportunidades para seguir construyendo vínculos entre las familias, ya que son ellos quienes mejor pueden transmitir sus conocimientos y vivencias sobre la vida de la comunidad.
Es entonces el momento oportuno para seguir conociendo y rememorando otras tradiciones, explorando costumbres de otros lugares del mundo para incorporar una visión distinta y sumarla a las que conforman las nuestras..