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Arena: «Mi militancia siempre estuvo ligada a cuestiones de género e igualdad»

La titular de la Secretaría de Estado de Igualdad y Género habló sobre los principales ejes de su gestión. Mejorar la respuesta ante la violencia, contemplar las tareas de cuidado y capacitar jóvenes son algunos de ellos.

Cuando Celia Arena conoció a Omar Perotti no sabía que casi cuatro décadas después lo acompañaría en su gabinete. Ella empezó a militar a los 18 años en una agrupación de la facultad de Ciencias Económicas, en Santa Fe, donde Perotti presidía el centro de estudiantes.

Arena vivió el regreso a la democracia entre la universidad y los barrios con el peronismo como bandera. La militancia en género llegó en paralelo. Para ella, el feminismo comparte convicciones con el peronismo.

Hoy forma parte del gabinete al frente de la Secretaría de Estado de Igualdad y Género, un área creada por el actual gobierno provincial, en consonancia con el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad a nivel nacional.

En diálogo con El Ciudadano habló sobre las prioridades de su gestión: articular políticas públicas con otras áreas, mejorar la respuesta en situaciones de violencia; y contemplar las tareas de cuidado y capacitar jóvenes. El área no cuenta con un presupuesto específico y Arena buscará articular políticas públicas de género con los distintos ministerios, además de firmar convenios con municipios y comunas de la provincia.

—¿Cuándo te acercaste a la militancia y al feminismo?

—Empecé a militar a los 18 años cuando me fui a vivir a Santa Fe. Estaba estudiando Ciencias Económicas y milité en una agrupación llamada Línea estudiantil autónoma. Omar Perotti era el presidente del centro de estudiantes ese año. Después empecé a estudiar Historia. Los inicios de mi militancia fueron en la universidad y la fui mixturando con la territorial desde el 1983 al 1985. La militancia en género se toca con el peronismo por sus convicciones: es disruptivo y atravesado por tensiones que se resuelven con acciones. Me define ser una militante con distintas responsabilidades. No hay un momento donde me volví feminista. Mi militancia siempre estuvo ligada a cuestiones de género e igualdad.

—¿Cómo ves al movimiento feminista argentino?

—Es maravilloso. A nivel legislativo la incorporación del 30 por ciento de mujeres provocó que muchos temas tuvieran lugar en la agenda pública. Nuestro país a nivel legislación es muy bueno. La protección y promoción de derechos se consolidó a partir de la incorporación de las mujeres en los espacios legislativos. El avance en los últimos años se debe al protagonismo de los movimientos de mujeres. Desde el 2015 en adelante ocupar la calle instaló los temas no sólo en la agenda pública sino que permeó al resto de la sociedad. Hoy cuando se habla de igualdad de derechos y de paridad la gente sabe de qué estamos hablando. Parte del avance en políticas públicas tiene que ver con el movimiento de mujeres.

—¿Creés que la conformación de esta Secretaría es una respuesta a esas luchas?

—No nos creemos fundacionales de nada. Venimos a mejorar lo que se pueda en cuanto a política pública. Tiene que ver con la necesidad de dar respuesta desde el Estado a estas demandas. La idea es poder articularlas. El sentido de esta secretaría es transversalizar las políticas públicas de género porque no es algo que se resuma a un área específica. Tenemos la obligación de que cada uno de los ministerios nos planteé cuáles son las prioridades para trabajar en conjunto en temas como seguridad, salud y educación. Con cada área vamos avanzando sobre determinadas líneas para dar respuestas desde cada uno de los lugares.

—¿Pensás que la creación de esta área además de brindar herramientas de trabajo, jerarquiza las problemáticas de género?

—Fue muy importante la decisión de Omar (Perotti) y Alejandra (Rodenas) porque permite que este tema forme parte del gabinete. Tiene que ver con ponerlo en un mismo nivel. El tema no tiene que estar relegado a un área. La misión es transversalizar y articular. Tenemos el compromiso de transitar estos cuatro años construyendo políticas públicas en conjunto con la sociedad civil, organizaciones y áreas de gobierno para construir cosas fundamentales. Todas las políticas públicas que se implementaron en este tema tienen su motor en el feminismo y en los movimientos de mujeres que fueron instalando agenda. Hay cuestiones que es importante universalizar como política pública. Para eso hay que articular con áreas del gobierno que llegan a todos. La violencia requiere una responsabilidad concreta. Queremos apoyar a municipios y comunas que son el primer nivel de atención. No todos tienen convenios con la secretaria. Tenemos una limitación: el presupuesto no nos contempla. Vamos a trabajar para alcanzar convenios y articular con los gobiernos locales que son los que más cerca están de las mujeres y a quienes tenemos que apoyar.

—¿Cuáles serán las prioridades a trabajar?

—La urgencia es trabajar y mejorar la capacidad de respuesta en violencia. Además de trabajar sobre la ruta crítica de las mujeres, queremos ver dónde falla el Estado en cuanto a la rapidez y a mejorar el camino desde que la mujer decide denunciar porque hay escollos sobre los que estamos trabajando. Comprende no sólo equipos locales o provinciales de atención de violencia o guardia telefónica, sino también al Ministerio de Seguridad, Policía, Poder Judicial y Salud. Uno de nuestros desafíos es trabajar la etapa posterior a la denuncia para mejorar las condiciones de empleabilidad y de capacitación de las mujeres además de darles herramientas para que puedan tener vivienda.

Otra preocupación son las tareas de cuidado que son una de las fuentes de desigualdad. El empleo es central. Las mujeres tenemos la mayor parte de la carga horaria y dedicación al cuidado de hijos o recursos de una casa, lo cual está naturalizado. Hay que trabajar la corresponsabilidad. No hay tareas para hombres y mujeres, sino que hay que distribuirlas democráticamente, para que impacte en la vida laboral de las mujeres que tienen que tomar empleos precarizados o que no pueden terminar estudios. También debemos tener un mapeo de cómo estamos en la provincia. Hay muchos municipios y comunas que tienen centros de día o de cuidado infantil. Pero un paso para definir la política pública es saber qué tenemos para planificar la sensibilización y debatir con mujeres y hombres qué necesitamos.

—¿Qué otras prioridades tendrá tu gestión?

—Las juventudes en temas de política de igualdad. Tenemos una Subsecretaría de Mujeres, Géneros y Diversidades, con tres direcciones: de Políticas e Igualdad, de Promoción de Derechos y de Protección Integral contra Violencias. También otra Subsecretaría de Relaciones Institucionales, con la cual queremos avanzar en convenios con universidades e instituciones educativas que estén trabajando la temática porque es la forma de consolidar espacios articulados entre distintos niveles del Estado y la sociedad civil en cuanto a la formación, la capacitación y la apertura de líneas de trabajo. Desde la Subsecretaria de Mujeres, Género y Diversidad apuntamos a trabajar en herramientas para la inserción de las mujeres en tecnología, deportes y en lugares vedados por distintos motivos. Vamos a trabajar con las masculinidades y juventudes por la igualdad. No dividimos en género y diversidad, sino que hacemos eje en políticas de igualdad con instrumentos desde distintos espacios con los que trabajamos. También hay cuestiones específicas para la diversidad que vamos a coordinar con los distintos espacios. Las juventudes son un desafío.

—En los casos de violencia el acceso a la Justicia y la falta de perspectiva de género revictimiza a las mujeres ¿Creés que la ley Micaela puede generar un cambio?

—La ley Micaela es un elemento muy democrático de transversalización que va a permitir el acceso de todos los que forman parte de cualquier nivel del Estado a estos conocimientos. La movilización de mujeres logró que permeé a la sociedad y se vuelva una demanda de personas que nos piden capacitarse, más allá de la ley que va a llegar a todos. Estamos trabajando en la reglamentación y en la puesta en marcha para la administración pública. Va a destrabar el acceso a la Justicia y el trabajo con otros poderes y espacios estatales.

—Hay muchas jóvenes feministas que en los últimos años empezaron a militar en política ¿Qué lectura hacés de este fenómeno?

—Es muy interesante. Es una militancia transformadora que también se da en sectores populares. Hay un feminismo popular que tiene una fortaleza enorme y es necesario conjugar esos espacios. No quiere decir que no lo estén, pero desde la política pública hay que fortalecer el feminismo y los distintos espacios de militancia.

—¿Cómo se suman los varones?

—Muchos hombres de otras generaciones se ven interpelados por lo que pasa, por sus hijas y sus mujeres que empezaron a cuestionar conductas naturalizadas. Hay que trabajar más porque es necesario que podamos ofrecer herramientas para que los hombres puedan debatir y cuestionarse algunas actitudes y sumarse en la lucha.

—¿Cómo llega el debate de paridad a los lugares de poder?

—Hay un cambio pero hay que seguir avanzando. Tenemos la responsabilidad de generar los instrumentos. La discusión de paridad parece relegada a las mujeres que militamos en política y tenemos el desafío de mostrar que es algo que tiene ver con toda la sociedad.

La presencia de mujeres en lugares de decisión activa los mecanismos institucionales para la legislación y los debates en el Congreso. Desde que las mujeres nos incorporamos vemos que se sancionaron leyes vinculadas a temas de género que no estaban en agenda pública.

Tenemos la responsabilidad de abrir caminos y trabajar articuladamente generando espacios para otras mujeres. En algunos lugares aún falta. Como ejemplo está Dora Barrancos cuando estuvo en el Conicet. En la ciencia como en la Justica hay una presencia masiva de mujeres en la base y en la pirámide se va perdiendo por cuestiones de cuidado y maternidad. Además que el Estado tiene que contemplar centros de cuidado y herramientas dentro de las instituciones, hay que tomar medidas que promuevan y aseguren a las mujeres tener derechos. Dora dio un tiempo más para postularse a la carrera a las mujeres cuando tuvieran hijos. Hay que pensar medidas que impacten positivamente.

—¿Creés que este año el Congreso debatirá nuevamente el aborto?

—Alberto Fernández dijo que enviará el proyecto. Seguramente se dará el debate. El tema está más presente en la sociedad. No sé si tendrá un reflejo en la conformación de las cámaras. Es una cuestión de escuchar todas las voces y garantizar la igualdad de derechos. Soy optimista porque el Estado tiene la responsabilidad que todas las personas que quieran tener hijos puedan hacerlo, y que quienes no quieran hacerlo por distintos motivos también tengan garantizados sus derechos por respeto a las libertades individuales. Las convicciones personales pasan por otro lado.

Vulnerables

Para Celia Arena, es importante poner en contexto lo que significa que la ley de necesidad pública sea aprobada. “Por ejemplo, contempla la creación de un fondo para atender la emergencia alimentaria de $2.500 millones y, como lo respaldan los datos de la ONU, las mujeres se ven mucho más afectadas por la pobreza que los hombres. Además implica poder dotar de recursos a las políticas que vinimos a llevar adelante, fundamentalmente a aquellas que tienen que ver con la prevención de la violencia contra las mujeres y las diversidades».

La funcionaria agregó: «Como Estado podemos decirles a las mujeres que esperen porque en algunos años la situación estructural va a ir mejorando. Tenemos que dar una respuesta urgente a las situaciones de vulnerabilidad que ya existen. No son mujeres vulnerables, son mujeres que ya se encuentran vulneradas en sus derechos”.

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