Tras el mazazo que significó la derrota en el debut con Arabia Saudita, Argentina estaba obligada a ganarle a México en su segunda presentación en Qatar. Y la Scaloneta lo volvió a hacer. Tuvo un segundo tiempo parecido al equipo que consiguió la Copa América para quedarse con un triunfo necesario. Fue 2-0 con goles de Lio Messi y Enzo Fernández para volver a derrotar a un elenco azteca en los Mundiales, algo muy común para la Albiceleste.
Scaloni leyó bien el partido con Arabia y decidió meter mano a fondo en el equipo. Porque eso necesitaba. Cambiar de nombres. De todas formas el primer tiempo resultó soporífico. Argentina no encontró nunca un patrón de juego. Messi estuvo atado y contenido. De Paul perdió más pelotas que las que recuperó. Y el plantel del Tata, un tanto mezquino, salió a la perfección.
En el complemento el técnico de la Albiceleste movió una pieza: afuera el intrascendente Guido Rodríguez, adentro Enzo Fernández, el pibe de 21 años. Santo remedio.
El ex River le dio más dinámica al equipo e incluso Messi se empezó a sentir más cómodo. México comenzó a meter la colita atrás y le dio la pelota a Argentina. Gravísimo error del Tata.
Porque antes de los 20 minutos apareció la conexión rosarina. Di María, que tuvo buenas y malas, encontró solito a Messi en el borde del área y después todo fue de la Pulga, Control orientado y remate rasante para vulnerar la estirada de Memo Ochoa. Para gritarlo con alma y vida. Sabiendo que México fue un equipo tibio e inofensivo, el hecho de ponerse en ventaja daba más tranquilidad.
Con el gol la Pulga tomó confianza. Empezó a pedir la pelota. Los rivales ya no le encontraban la vuelta como en el primer tiempo. Pero la clave fue el ingreso de Fernández. El volante se hizo dueño del medio y supo administrar cada avance argentino.
Y su partido lo coronó con un golón. A falta de cinco minutos recibió la pelota en el costado derecho del área mexicana y metió un remate con mucha rosca que hizo estéril el vuelo de Ochoa. Ventaja de dos y triunfo asegurado para un equipo que tuvo un mal e impensado inicio mundialista.
Los minutos pasaron, México ni siquiera se arrimó a Dibu Martínez y el pitazo final del italiano Orsato sirvió para dejar la mochila de 80 mil toneladas en Lusail.
Argentina ganó. No importa el cómo. Interesa, en esta ocasión, el resultado. Porque para no volver a casa en primera ronda era necesario sumar de a tres. La Albicelete volvió a revivir. Para el plantel arrancó un nuevo Mundial, en este caso de cinco finales. La primera es el miércoles, con Polonia, en el estadio armado con containers.
La Scaloneta, quizás, aún no encontró su ideal en Qatar. Y dicen que los equipos, en los Mundiales, van de menor a mayor. Ojala, por el bien de los argentinos, no sea la excepción. Y el miércoles se festeje un nuevo triunfo. Ese que abroche el boleto a octavos y si es en el primer lugar mucho mejor.