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Argentina no pasó del empate ante Paraguay en La Bombonera

Argentina igualó ante Paraguay 1-1 por la tercera fecha de las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial de Qatar. Romero desde el punto del penal abrió el marcador a los 20 minutos del primer tiempo. Nicolás González lo igualó con un certero cabezazo a los 40 minutos de la etapa inicial

Argentina igualó ante Paraguay 1-1 por la tercera fecha de las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial de Qatar. Angel Romero desde el punto del penal abrió el marcador a los 20 minutos del primer tiempo para los de Berizzo. Nicolás González lo igualó con un certero cabezazo a los 40 minutos de la etapa inicial para los de Scaloni.

El compromiso no se presentaba propicio para Argentina, más allá de una previa con varios integrantes del plantel que llegaron «tocados» desde Europa, aunque la presencia de Lionel Messi y el retorno de Ángel Di María invitaban por sí solos para el optimismo, además, por supuesto, del envión provocado por las dos primeras victorias sobre Ecuador y Bolivia.

Pero además hay un factor que por ahora resulta indescifrable, y del que se necesitará tiempo para inclinarse por una apreciación más aplicada y coherente o por otra, en ese punto más «esotérica»: comprobar si el técnico Lionel Scaloni tiene un aura que lo llevó a ser nada menos que entrenador de la selección argentina desde la nada misma, o su capacidad y conocimientos son los que lo mantienen en el cargo.

Es que el natural de la localidad santafesina de Pujato se encontró hoy mismo, por la mañana, con la ingrata noticia de que no iba a poder contar con el lesionado lateral izquierdo Nicolás Tagliafico, y cuando todas las presunciones de la «cátedra» apuntaban a defensores zurdos como Lisandro Martínez, Walter Kannemann o Facundo Medina para reemplazarlo, él hizo una movida altamente sorprendente y colocó a Nicolás González.

El ex Argentinos Juniors actualmente en el Stuttgart alemán es delantero, hace goles, no defiende.

Se podrá decir que Jorge Sampaoli hizo lo mismo en el Mundial de Rusia con Eduardo Salvio jugando de lateral derecho cuando en Benfica metía goles de todos los colores, y en cierto sentido Scaloni es como director técnico un «hijo putativo» de su comprovinciano de Casilda.

Sea como fuere, lo concreto fue que González se plantó por la izquierda pero no de lateral sino de volante con ida y vuelta obligatoria para sostener a la línea de tres, una novedad para el entrenador argentino de 42 años.

Y la primera media hora del partido pareció que esa jugada de ajedrez futbolístico no daba demasiados resultados, porque con presión alta el equipo conducido por el también argentino Eduardo Berizzo complicaba la salida argentina, que decididamente no podía tener la pelota.

Pero después, cuando por ráfagas lo hacía y tenía una pérdida, la contra terminaba inveteradamente en los pies de Miguel Almirón, el incansable ex delantero de Lanús que complicaba a la defensa argentina tanto por derecha como por izquierda.

Y de hecho fue al que Lucas Martínez Quarta le cometió el penal que luego anotaría el armador de San Lorenzo, Ángel Romero, sobre los 20 minutos, con un «caño» extraño, de atrás hacia delante, que el ex River Plate cerró con falta dentro del área «albiceleste».

No se retrasó Paraguay después de esa conquista y debió pasar casi un cuarto de hora para que Argentina localizara por primera vez en el encuentro el balón y lo empezara a manejar con criterio, aunque para ello tuvo mucho que ver otra circunstancia fortuita como lo fue la lesión de Exequiel Palacios antes de los 30 minutos (recibió un fuerte golpe en la zona intercostal derecha) y el ingreso de Giovani Lo Celso, que entró con buen pie.

Y la otra circunstancia por la que se «sospecha» de ese halo protector que envuelve a Scaloni fue lo sucedido a los 40 minutos, cuando justamente Lo Celso lanzó un tiro de esquina cedido innecesariamente por el riverplatense Robert Rojas y Nicolás González conectó de cabeza para marcar la paridad.

Si eso no es «buena fortuna» para el entrenador, muchas otras explicaciones no hay. Y que la historia no le haya resultado redonda, a él y a la Argentina, fue simplemente porque el VAR no tiene contemplaciones y aniquila cualquier rasgo de suerte para convertirlo en fría, dura y terminante justicia.

Es que a los 12 minutos del segundo tiempo combinaron precisamente González y Lo Celso, quien cedió al medio para que Messi, con un toque bajo de zurda doblegara la estirada con manotazo incluido del ex Huracán, Anthony Silva.

Era la historia perfecta, que se redondeaba inclusive con el retorno al equipo después de la Copa América de Brasil de Ángel Di María para jugar la media hora final en lugar de Lucas Ocampos.

Pero el brasileño Raphael Claus consultó al VAR por una falta previa de González en el arranque de la jugada y a instancias de la tecnología le terminó anulando esa conquista que el capitán Messi ya le había agradecido al cielo.

A partir de allí el encuentro volvió a tener el mismo desarrollo que en los 20 minutos iniciales antes del tanto paraguayo, pero ya no hubo agresividad en las áreas y todo se fue diluyendo paulatinamente hasta el final sombrío, con el que Argentina dejó sus primeros dos puntos en estas eliminatorias.

Ahora, Argentina podrá redimirse el martes próximo ante Perú, en Lima, frente a otro seleccionado con técnico argentino como Ricardo Gareca. Habrá que ver entonces si el «equipo de Scaloni» puede mostrar sus por ahora ráfagas de buen juego con más continuidad en el tiempo de partido. Y el entrenador sigue caminando de la mano de su, por ahora, propia buena suerte.

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