La XXI cumbre de cancilleres y representantes de los 33 países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) realizada este sábado en México tuvo dos ejes: la candidatura de Argentina para presidir el mayor bloque latinoamericano el año próximo y la propuesta del actual titular, el presidente Andrés Manuel López Obrador, de crear una integración autónoma pero no opositora de Estados Unidos.
«Se ha pedido por parte de Argentina que se les informe sobre su postulación para la presidencia pro tempore de esta comunidad para el año 2022, para que en septiembre se tome la decisión y se anuncie lo correspondiente», anunció el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, al dar inicio al debate de la cumbre en el histórico castillo de Chapultepec, en la capital del país.
En septiembre próximo será la cita de los presidentes y en esa ocasión el Gobierno argentino espera que se pueda votar al nuevo país titular del bloque, que recibirá el testimonio de México, actual presidente pro témpore.
Cuando le tocó el turno de intervenir, el canciller argentino Felipe Solá agradeció el trabajo realizado por México este año y adelantó que el Gobierno está listo para asumir la Presidencia pro témpore el año próximo.
«Para la Argentina, la Celac está en el centro de nuestras convicciones integracionistas y nuestra vocación con Latinoamérica y el Caribe. Una de las aristas más valiosas de la Celac, que debemos reconocer y potenciar, es su capacidad de dar impulso al diálogo con nuestros socios extrarregionales», destacó el Canciller.
«Del mismo modo, la Argentina tiene un especial interés en que el Diálogo Político con la Unión Europea se desarrolle a través de la Celac, con un enfoque inclusivo, reactivando la instancia de Cancilleres y Cumbres Presidenciales. Consideramos que la Celac constituye el ámbito propicio para su reactivación, posicionando los intereses de América Latina y el Caribe de manera concertada», agregó el canciller argentino.
Ebrard, por su parte, ejemplificó la «cooperación relevante» entre los países miembros de la Celac con el acuerdo tripartito entre México, Argentina y AstraZeneca para producir y envasar millones de dosis de su vacuna contra el coronavirus y distribuirlas en la región, como ya sucede hace meses.
La última vez que se reunieron los cancilleres del bloque fue en enero del 2020, antes de la pandemia; por eso es tan significativo que en esta reunión estuvieron presentes 24 países a nivel de ministros de Relaciones Exteriores, tres a nivel viceministerial y cinco acreditaron enviados especiales.
Entre los temas más destacados por los cancilleres presentes estuvieron la importancia de la cooperación tecnológica tanto dentro del bloque como con actores externos que permita potenciarla, especialmente ahora con la necesidad de vacunas; la seguridad alimentaria en medio de la crisis económica profundizada por los efectos del coronavirus y de cara a la recuperación que se empieza a registrar en algunos países, y los pedidos para reactivar el Grupo sobre Asistencia Humanitaria y Desastres frente a los efectos cada vez más palpables del cambio climático.
Pero antes de este debate entre cancilleres, fue el presidente anfitrión de la jornada, López Obrador, quien instaló el otro gran tema que sobrevoló la cumbre aunque ningún dirigente fue tan explícito como él en su análisis regional y propuestas.
«La propuesta es construir algo semejante a la Unión Europea, pero apegado a nuestra realidad. No debe descartarse la sustitución de la OEA por un organismo autónomo, no lacayo de nadie, sino mediador. Es una tarea para buenos diplomáticos», sugirió, en abierta crítica al titular del organismo hemisférico, el uruguayo Luis Almagro.
Tras un homenaje a Simón Bolívar, por un nuevo aniversario de su natalicio, López Obrador lamentó «el movimiento conservador, las rupturas en el movimiento liberal y el predominio de Estados Unidos en el continente» que dibujaron el cuadro actual de América Latina, pero consideró que ahora existen «condiciones inmejorables para alcanzar el propósito de respetarnos y caminar juntos sin que nadie se quede atrás».
«Ya es momento de una nueva convivencia entre todos los países de América. El modelo impuesto está agotado, no tiene futuro ni salida. No beneficia a nadie. Hay que hacer a un lado la disyuntiva de integrarnos a Estados Unidos u oponernos. Es tiempo de explorar otra opción: dialogar con los gobernantes estadounidenses y persuadirlos de que una nueva relación es posible», expresó el mandatario, y habló especialmente del vínculo de su propio país con Estados Unidos.
«La cercanía obliga a buscar acuerdos y sería un grave error ponernos a las patadas con Sansón», explicó pero agregó: México tiene «poderosas razones para hacer valer la soberanía y demostrar sin balandronadas que no somos un protectorado, una colonia o su patio trasero».
«Poco a poco se fue aceptando una circunstancia favorable: el crecimiento desmesurado de China fortaleció en Estados Unidos que se nos empiece a ver como aliados, y no como vecinos distantes».
López Obrador puso como ejemplo su tratado de libre comercio con sus dos vecinos de América del Norte.
«Preferimos una integración económica con dimensión soberana con Estados Unidos y Canadá, que seguir debilitándonos como región y tener en el Pacífico un escenario plagado de tensiones bélicas», argumentó.
Asimismo, instó a los cancilleres de la región a decir «adiós a las imposiciones, a las injerencias, a los bloqueos» y a trabajar para «aplicar los principios de no intervención, autodeterminación y solución pacífica de las controversias».