Más de 2.000 personas, el rompehielos «Almirante Irízar», un buque de transporte, dos avisos polares, tres Hércules C-130, un avión de enlace y dos helicópteros son apenas una parte de la maquinaria logística que deberá aprovechar los meses de verano para abastecer las trece bases que Argentina opera en su territorio antártico, y desplegar a más de trescientos investigadores de distintos campos científicos que buscan comprender al Continente Blanco: así arranca una nueva Campaña Antártica argentina.
Un total de 1.085 personas deberán ser desplegadas este verano en las bases, refugios y campamentos nacionales en la Antártida, entre ellas unos 300 investigadores científicos, 15 niños y adolescentes que cursarán el próximo año escolar en la escuela de Base Esperanza y 200 técnicos y militares que mantendrán operativas durante el invierno las siete bases permanentes del país.
Los buques de la Armada y los aviones de la Fuerza Aérea tendrán a su cargo el transporte de 5.178 metros cúbicos de carga con un peso de 1.526 toneladas que incluye los alimentos, insumos, maquinarias y repuestos que deben ser distribuidos entre todas las bases.
El comandante conjunto antártico, general de brigada Edgar Calandín, recordó que la Campaña Antártica de Verano del año pasado se complicó mucho: “Fue muy difícil y demandante por el protocolo covid-19 que nos enmarcaba y que nos hizo que debamos reducir los trabajos científicos a lo esencial. Este año mantenemos la misma rigurosidad con el protocolo covid, pero complejizamos la tarea tratando de volver a la normalidad de nuestras operaciones antárticas”.
“Este año vamos a volver a llevar a la Antártida el flujo de investigadores científicos que llevábamos antes de la pandemia, con el despliegue de todos los campamentos, refugios y proyectos que se hacían hasta el verano de 2020”, destacó el general Calandín.
Y detalló: “Si el año pasado fue difícil, éste va a ser más difícil porque pretendemos sostener el mismo protocolo de cuarentenas obligatorias y dos test PCR ampliado ahora con esquema de vacunación completo, y, a la vez, tratar de abrir las cuatro bases de verano que tienen proyectos científicos asociados, sostener las siete bases permanentes que ahora incluyen a Petrel, incrementar la instalación del sistema satelital de la defensa en las bases que nos faltaban y continuar con el plan de evacuación de residuos históricos”.
“Ya cruzamos la dotación completa de base Marambio y desplegamos el escalón avanzado en Petrel, estamos finalizando la precampaña que comienza en septiembre con la explosión de la primavera en la Antártida y que está asociada a los trabajos sobre biología marina en el norte de la península, y estamos finalizando la segunda cuarentena con ochenta personas de las cuales setenta son científicos que deben ser desplegados en las bases Carlini, Esperanza y Marambio”, añadió.
El militar indicó que este año están utilizando el aviso “Bahía Agradable” para llevar combustible a Base Petrel en las semanas en las que no esté afectado a tareas SAR en la Patrulla Naval Combinada con Chile. También, según consignó, se está empleando al aviso “Puerto Argentino” que va a llevar maquinaria a Base Petrel y desplegar varios campamentos y refugios.
A eso se suma, detalló, el transporte “Canal de Beagle”, que va a llevar la masa de la carga a la zona del Base Carlini, mientras que el Rompehielos “Almirante Irízar” va a hacer el trabajo grande sobre todo en las bases Marambio y Belgrano II.
“Además, este año vamos a disponer de tres aviones Hércules C-130 para el puente aéreo con Base Marambio y los helicópteros Bell que se van a desplegar durante el verano; entre las personas que van a ser desplegadas en las bases antárticas y las que sostienen el esfuerzo logístico desde el continente americano unas 2.000 personas van a trabajar en total para cumplir con éxito esta tarea”, agregó.
“La fuerza conjunta antártica, integrada por las tres Fuerzas Armadas, tiene una experiencia muy importante, un compromiso y una contracción al trabajo en conjunto con organismos como la Dirección Nacional del Antártico, el Instituto Antártico Argentino, el Servicio Meteorológico Nacional, el Servicio Hidrológico Nacional y un montón más de agencias e instituciones que son contribuyentes de esta tarea; para que todo eso encuadre detrás de un mismo objetivo es que siempre empezamos a planificar la próxima campaña antártica mientras desarrollamos la presente”.
“Para que la logística funcione, tenemos que estar muy atentos a que los plazos administrativos y presupuestarios coincidan con los plazos de ejecución, por ejemplo sabemos que para operar en la Base Belgrano II la meteorología no nos da más de 40 días, así que todo lo que deba llegar o salir de allí debe estar listo para esa ventana”, ejemplificó.
“En la organización de la actividad antártica todos cumplimos varios roles”, explicó el militar y puntualizó: “Un día toca ser docente en el curso antártico de ocho meses para las 200 personas que van a invernar en las bases permanentes al año siguiente, otro día toca ir al Ministerio de Economía a gestionar cuestiones presupuestarias y al otro día ir a ver alguna de las unidades navales; a veces necesitamos días de 40 horas”.
“Todos los que estamos acá pensamos la Antártida como un tridente, es la Antártida, es el Atlántico Sur y también son las islas Malvinas; todo eso como unidad forma parte de los intereses del Estado como organización nacional y nos compete como misión atender a esa prioridad de nuestro país”, completó el comandante conjunto antártico.
Ciencia y logística al servicio de la soberanía
El avance de investigaciones científicas impulsadas porla Argentina en el territorio antártico y la consolidación de su despliegue logístico a través de una red de trece bases y un puente aéreo y naval con la ciudad fueguina de Ushuaia consolidan el ejercicio de los derechos soberanos del país en ese continente.
El coronel Adolfo Humarán, jefe de proyecto Base Petrel, un emplazamiento que el 26 de noviembre pasado recibió financiamiento para ser reactivado a través de un decreto del presidente Alberto Fernández, afirmó: “Nadie quiere nada que no conoce, la ciencia avanza en el conocimiento de la Antártida y nosotros la acompañamos en la protección de ese territorio; por eso somos de las naciones que mayor cantidad de conocimiento científico producimos allí junto a Estados Unidos, el Reino Unido, Australia, Rusia y Francia”.
“Los investigadores que tenemos en el Instituto Antártico Argentino han descubierto bacterias que consumen los hidrocarburos y que tienen el potencial para remediar derrames, ese es un descubrimiento que se hicieron investigadores en biología argentinos en cercanías de la Base Carlini y que ya se está patentando; lo mismo con los descubrimientos que se hacen en Base Marambio que nos ponen a la vanguardia de la paleontología antártica”, ejemplificó.
El Comandante Conjunto Antártico, general de brigada Edgar Calandín, consideró que “hay una revalorización de la Antártida a nivel global con el fin de la Guerra Fría y la bipolaridad, esa revalorización viene en un escenario en el que el hemisferio norte está colapsado por la cantidad de población, la restricción de acceso a recursos naturales y la crisis medioambiental que impulsan una nueva mirada hacia el sur”.
“Quizá llegó la hora de revisar el Tratado Antártico y dotarlo de algún poder de policía que hoy no tiene para que, quienes no cumplan las reglas reciban alguna sanción que no sea puramente declamativa, o ver si la regla de decisiones por consenso que en algunas situaciones puede proteger a los países firmantes más débiles requiere alguna modificación para que no se traben aquellas definiciones en las que los 54 firmantes no están de acuerdo”, analizó.
En ese sentido Calandín advirtió que “no es un debate inmediato, pero tampoco tenemos que tener una mirada inocente y creer que vamos a ser soberanos sólo por la ciencia porque nadie es soberano por la ciencia, tenemos que desarrollar una excelente ciencia para explotar las condiciones que dan fundamentos a nuestros derechos soberanos; hoy nuestro principal argumento es la distancia, nuestra cercanía y nuestros despliegue territorial nos dotan de capacidades que otros no tienen”.
Al respecto, el militar valoró que “en campañas anteriores se pudo conectar a través del satélite Arsat-1 al sistema satelital de la Defensa a las bases San Martín, Marambio y Esperanza, mientras que este año queremos hacer lo mismo con las bases Belgrano II, Orcadas, Petrel y el Rompehielos Almirante Irízar”.
“También firmamos un convenio con el Servicio de Hidrografía Naval para que el personal de las bases se haga cargo del mantenimiento de los faros y las balizas en nuestro territorio y para desarrollar las tareas de batimetría que nos permitan disponer de cartas de navegación propias en la zona de Base Petrel, algo que forma parte del ejercicio de nuestra soberanía”, completó.
“El otro día, en una clase de Historia del curso antártico, uno de los cursantes trajo una discurso del general Hernán Pujato de 1952 y, en ese texto, Pujato le señalaba al Presidente de la Nación que todavía había jóvenes dispuestos a ir a la Antártida cuando muchos pensaban en irse a Europa; hoy nos llena de orgullo que todavía haya muchísimos jóvenes que tienen esa misma vocación de prestar este servicio a la Patria”, completó Calandín.