La Argentina y Brasil acordaron ayer liberar el ingreso de productos varados en la frontera, como ocurre con los autos, y facilitar de aquí en más el ingreso de mercancías con el fin de preservar el Mercosur, cumpliendo el límite de 60 días fijado por la Organización Mundial de Comercio (OMC). El acuerdo fue sellado entre los ministros de Industria de la Argentina, Débora Giorgi, y de Brasil, Fernando Pimentel, tras una reunión de dos horas en Brasilia que apuntó a destrabar la circulación de mercancías por unos 35 mil millones de dólares anuales.
Ambos funcionarios llegaron a ese encuentro con la decisión política de sus presidentas, Cristina Fernández y Dilma Rousseff, de poner un freno a las trabas comerciales. Así, acordaron «facilitar los trámites» para el ingreso de productos entre ambos países y la liberación de mercancías varadas en la frontera. Además, los ministros convinieron mantener reuniones bilaterales para tratar cuestiones de intercambio comercial y expresaron su «satisfacción» por el resultado del encuentro, en un comunicado conjunto.
La reunión estuvo precedida por una reunión entre el secretario de Industria y Comercio de Argentina, Eduardo Bianchi, y el secretario ejecutivo del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil, Alessandro Teixeira, y sus respectivos equipos de trabajo. «Los ministros coincidieron en la importancia de promover el diálogo y el entendimiento entre los sectores privados de ambos países como instrumento para facilitar el desarrollo industrial equilibrado», señalaron.
Por su lado, Giorgi afirmó: «Desde la Argentina vamos a poner toda nuestra vocación» para que los productos importados ingresen al país cumpliendo un máximo de retención de 60 días, que es el que establece la OMC en la aplicación de las licencias no automáticas (LNA). Giorgi, quien rechazó que exista de parte del gobierno argentino una política, no explicitada, de demorar en la aduana los cargamentos que ingresan al país, explicó que «hay organismos, como los que analizan las condiciones fitosanitarias que tienen sus tiempos» un poco más extendidos.
En tanto, Pimentel destacó «el buen clima» que hubo en las negociaciones, ya que «hay una visión muy parecida de lo que debe ser la relación entre ambos países y de la economía mundial». Y explicó: «Ambos países concordamos con la necesidad de acelerar las importaciones, y reducir los plazos» de aplicación de las LNA, que en el caso de Brasil es a los automóviles, y en el de Argentina es a 557 productos, entre los que se cuentan neumáticos, baterías y maquinaria agrícola.
Pimentel explicó que el gobierno brasileño utilizó las LNA para automóviles, un sector en el que tuvieron un fuerte déficit comercial, y eso creó un problema con Argentina, porque de diez autos importados cinco vienen de su socio del Mercosur. No obstante, Giorgi recordó que muchas de los componentes de esos autos provienen de fábricas de Brasil, lo que le genera un déficit de mil millones de dólares anuales, por lo que la aplicación de las LNA en los autos también afecta a las empresas brasileñas productoras de autopartes. Algo similar acordaron en el sector de maquinaria agrícola. El intercambio comercial bilateral rondó los 33 mil millones de dólares en 2010, con un déficit de poco más de 4 mil millones para Argentina.