El documento «Un llamado a la acción para la declaración del trauma como enfermedad» que fue firmado por 46 academias científicas, sostiene que «las lesiones agudas han sido consideradas la causa número uno de muerte y discapacidad en niños y jóvenes por más de 20 años», y que «en aquellos países que reemplazaron el concepto de ‘accidente’ por ‘hechos’ y ‘lesiones’, enfocándose en la lesión y el trauma agudos como una entidad integral, inclusiva e indivisa, se llevaron a cabo avances significativos en la reducción de la mortalidad y la discapacidad».
Y plantearon que también «promoverá el desarrollo de una plataforma sólida para la investigación centrada en los factores que contribuyen a la severidad del trauma y a las secuelas a largo plazo (físicas, cognitivas y conductuales), como así también al diseño de estrategias de prevención o de disminución de la severidad de las lesiones».
El director científico de Fundación Trauma, Ezequiel Monteverde, dijo a Télam que «la enfermedad se define como una entidad que debe tener entre sus características: un agente causal, un conjunto de signos y síntomas, y características patológicas que le sean propias. Y el trauma cumple todos los criterios para definir una enfermedad».
«Atribuir los accidentes a la suerte o al destino no es científico y entorpece y hasta evita la implementación de estrategias de prevención», consideraron en la declaración que tiene como objetivo eliminar el término accidente para lograr que los eventos relacionados con las lesiones se entiendan como la consecuencia de una cadena causal de hechos y circunstancias en los cuales el sujeto puede y debe intervenir para evitar su ocurrencia o mitigar las consecuencias.
Por su parte, la directora ejecutiva de Fundación Trauma, Laura Bosque, agregó que «es importante pensar el trauma en términos de enfermedad para jerarquizarlo en la agenda pública y de salud» y «es una enfermedad evitable, tanto para evitar que el hecho ocurra como para disminuir la magnitud de esos hechos y que las lesiones sean menores».
Para Bosque, en la actualidad, el trauma no es considerado enfermedad porque «hay toda una cultura de lo accidental y de lo azaroso que es muy difícil de combatir».
Por último, remarcó que «todos podemos estar expuestos a un trauma, a sufrir una lesión, y es interesante saber que siempre la primera respuesta la da el sector público, pero hace falta empezar a animarnos a hablarlo y dejar de usar el término accidente».
Entre las academias científicas firmantes se encuentran la de Buenos Aires (Argentina), la australiana, brasileña, chilena, china, croata, francesa, alemana, italiana, japonesa y rumana, entre otras.