Una verdadera pesadilla. Argentino se despidió rápidamente del Reducido en busca del segundo ascenso. De local, el conjunto de Marcelo Vaquero perdió por la mínima ante Juventud Unida en un partido donde tuvo todo para empatarlo y terminó de la peor manera posible: a las piñas con el rival. Papelón total.
El Sala, que finalizó cuarto en el campeonato que tuvo como campeón a Ituzaingó, jugaba en el José Martín Olaeta con la firme ilusión de meterse en semifinales del torneo que otorga el otro boleto a la divisional C. Pero absolutamente nada salió según lo previsto.
Ocurre que al Lobo Rojo, séptimo ubicado en la tabla general, le alcanzó con el gol de Maximiliano Bonano a los 24 minutos de la primera parte para quedarse con un triunfo tan ajustado como inmerecido. Argentino dispuso de no menos de cuatro chances clarísimas de gol. Pero no: la pelota no quiso entrar.
Semejante desazón se transformó en impotencia, de la impotencia los protagonistas pasaron a la locura y lo que arrancó como insultos derivó en trompadas. Impresentable.