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Argentino “expropiador”

Por Andrés Actis, desde Madrid.- Desde el lunes, cuando la presidenta Cristina Fernández anunció la compra del 51 por ciento de las acciones de Repsol en YPF, los compatriotas que viven en España ya no tienen el encanto de antes.

Caminar por las calles de Madrid con el pasaporte argentino en el bolsillo significaba hasta el pasado lunes por la tarde recibir una que otra sonrisa cómplice del interlocutor de turno. Si no era de fútbol, charla casi obligada ante las reiteradas maravillas de Lionel Messi, las gambetas de Angelito Di María y los goles de Pipita Huguaín, el tema de conversación era sobre el tango, el dulce de leche, el mate o el corralito y la crisis de 2011. Hoy, caminar por las calles de Madrid con la tonada “argento” a flor de piel significa recibir un ceño fruncido, una mirada de desconfianza, de recelo.

De todo menos bonito se escucha desde el lunes último por estas tierras cuando uno oye hablar de la Argentina. Desde que la presidenta Cristina Fernández anunció la expropiación del 51 por ciento de las acciones de Repsol en YPF, el dulce de leche ya no es tan sabroso, el mate es intomable y Messi es apenas un buen jugador de fútbol.

Ningún español logra concebir cómo, de golpe y porrazo, una “señora gritona” decide romper las reglas del juego, ésas que son tan indispensables para una sana y leal convivencia democrática en este capitalismo de mercado.

Epítetos como “ladrones”, “populistas” y “demagogos” se escuchan hasta en boca de presentadoras y reconocidos periodistas de televisión.

El “robo” a Repsol despertó un sentimiento de unidad que parecía olvidado entre los españoles con el advenimiento de la crisis. Provocó hasta un acercamiento político entre las dos principales fuerzas, el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), algo inimaginable hasta el domingo por la noche.

El pedido de explicación del líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, al presidente del gobierno, Mariano Rajoy, por los recortes en educación y en sanidad se transformó, por ejemplo, en un comunicado de “total apoyo” al Poder Ejecutivo ante el injustificado ataque del gobierno argentino a una empresa española.

Tal fue el impacto mediático que tuvo la noticia que hasta el escándalo por la fractura de cadera del rey Juan Carlos mientras cazaba elefantes en Botswana, pasó a un segundo plano.

La rojiza cabellera de Cristina apareció el martes en portada en todos los diarios. La Razón y ABC, los periódicos más reaccionarios, titularon “Expolio” y “La guerra sucia de Kirchner”. El Mundo utilizó el término “arrebato” en tapa y El Economista la frase “Kirchner se burla de España”.

En la página 2, todos los editorialistas pedían “represalias” y explicaban la medida como un gesto más de un “populismo intimidatorio” que irradia desde hace un tiempo desde el Cono Sur.

Ni Marcelo Bielsa, quien como de costumbre se presentó a una conferencia de prensa dispuesto a hablar de fútbol, escapó a la inquisición periodística. “No corresponde ni que usted la haga ni que yo la responda, pero sí la voy a responder, celebro que mi país haya recuperado una fuente tan importante para su futuro”, dijo Bielsa ante la inoportuna pregunta de un periodista español.

Guste o un guste, desde el lunes, aquí en España, los argentinos no hemos ganado un nuevo mote. Al de “fanfarrón” o “chamuyero” hay que sumarle ahora el de “expropiador”.

Andrés Actis: periodista rosarino que se radicó en Madrid para trabajar como becado en el diario El País.

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