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Arqueólogas del Conicet ubicaron en Europa artefactos de etnias patagónicas que se llevó etnógrafo

Martin Gusinde, sacerdote de la Sociedad del Verbo Divino, buscaba una base antropológica del mensaje cristiano y así estudió las sociedades Selk’nam, Yagan (Yamana) y Kawésqar (Alakaluf) entre 1918 y 1924. Las investigadoras localizaron los objetos en Viena y en un monasterio

Martin Gusinde, etnógrafo y religioso de la Sociedad del Verbo Divino, realizó los trabajos de campo más significativos sobre las sociedades Selk’nam, Yagan (Yamana) y Kawésqar (Alakaluf) entre 1918 y 1924 en Tierra del Fuego, pero se llevó una gran colección de materiales y artefactos cuyo paradero permanecía desconocido. Seguidor de las teorías de Wilhelm Schmidt, Gusinde argumentó que el hombre lleva consigo de manera espontánea y natural la creencia en un único ser supremo creador del mundo y de la moral. Por eso, visitó los pueblos más remotos del planeta en un intento de fundar una base antropológica del mensaje cristiano. En esa búsqueda, que lo llevó en muchas ocasiones a interpretar erróneamente datos recogidos en sus trabajos de campo, rescató a las tribus fueguinas, a cuyo estudio, sintetizado en su obra Die Feuerland Indianer, dedicó gran parte de su vida hasta su fallecimiento en 1969.

Ahora, tras un riguroso trabajo, Danae Fiore y Ana Butto, arqueólogas del Conicet, lograron determinar que esas colecciones están ubicadas en dos repositorios de distintas instituciones de Austria, en Viena: el Weltmuseum y el Monasterio de Sankt Gabriel (donde estudió y vivió Gusinde).

“Tras una pesquisa que duró varios años, hemos podido visitar esos repositorios y realizar un primer registro del contenido de esas colecciones, lo cual nos permite, por primera vez y luego de 100 años de dichos trabajos de campo, tener información cabal sobre qué materiales registró y transportó Gusinde, sus características, su asignación cultural a las distintas sociedades fueguinas y su actual estado de conservación”, indica Fiore, doctora en Arqueología e integrante de la Asociación de Investigaciones Antropológicas (AIA) con sede en la ciudad de Buenos Aires.

La cuidadosa selección de los objetos realizada por Gusinde llevó a que ambas colecciones fueran culturalmente representativas de las sociedades Selk’nam, Yagan y Kawésqar e incluyeran similares tipos de objetos: cestas, recipientes de corteza, arcos, carcajs (estuches para flechas), puntas de flecha, puntas de arpón, arpones completos, modelos de canoas, de remos y de arpones, vinchas, collares e incluso algunos artefactos ceremoniales como máscaras y diademas.

Fiore y Butto pudieron establecer que las colecciones incluyen un total de 391 objetos fueguinos: 292 resguardados en el monasterio de Sankt Gabriel y 99 en el Weltmuseum.

“Nuestro hallazgo tiene relevancia no solamente a nivel académico sino también a nivel social dado que estas colecciones, identificadas en Europa, son de altísima importancia para las actuales Comunidades de Pueblos Originarios Selk’nam, Yagan y Kawésqar de Tierra del Fuego por tratarse de objetos de cultura material producidos por sus ancestros”, destaca Butto quien es doctora en Arqueología y trabaja en el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) con sede en la ciudad de Ushuaia.

 

Historia del hallazgo

El hallazgo de esas colecciones en Austria fue realizado como parte de las investigaciones que Butto y Fiore vienen llevando a cabo hace décadas sobre la arqueología y la antropología fueguinas.

Mediante el análisis de registros escritos, las investigadoras del Conicet sabían que una vez terminados los trabajos etnográficos de Gusinde en Tierra del Fuego, una parte de los objetos recolectados fueron depositados en el Museo de Historia Natural de Santiago de Chile. “Lo que se desconocía era qué había ocurrido con el resto de los materiales”, subraya Fiore.

Una práctica habitual de los exploradores de esa época era recolectar y trasladar a sus instituciones de origen colecciones de objetos arqueológicos y etnográficos, los cuales, en el caso de Gusinde, también aparecen en muchas fotografías de sus trabajos de campo. “Por eso, la pregunta acerca del destino de los objetos transportados por Gusinde a Europa se generó ya durante mi doctorado a fines de la década de 1990”, agrega Fiore.

Con esa y otras preguntas de investigación, Fiore y Butto recurrieron a la ayuda de Darius Piwowarczyk y Harald Grauer, ambos del Instituto Anthropos en Sankt Agustin, Alemania, donde se resguarda la colección fotográfica y muchos de los manuscritos de Gusinde. “Ellos nos orientaron en la búsqueda de estas colecciones”, destaca Butto.

Así, el equipo de investigadoras logró localizar las colecciones, y en 2018 Ana Butto pudo visitarlas -por primera vez- en el Weltmuseum y el Monasterio de Sankt Gabriel. Este año, a partir de un segundo viaje, las arqueólogas pudieron armar el inventario de esos objetos que constituyen un valioso material de estudio. También hallaron importantes documentos inéditos: uno de ellos registra la venta de parte de la colección fueguina por Gusinde al Weltmuseum en 1927.

“El hallazgo de estas colecciones resulta muy relevante a nivel académico ya que permite observar y analizar objetos producidos sobre materiales perecederos – tales como madera, junco y cuero – lo cual facilita la investigación de piezas que nunca se encuentran completas en las excavaciones arqueológicas”, enfatiza Fiore.

A su vez, el estudio de estas colecciones ha permitido registrar el uso de pigmentos y pintura en un gran número de objetos, desde piezas de ornamento corporal hasta artefactos ceremoniales cuyo estudio está contemplado en un Proyecto de Investigación Plurianual (PIP) financiado por el CONICET y actualmente en curso. “Todos estos análisis se están realizando mediante colaboraciones con ambas instituciones austríacas que han mostrado un gran interés por los novedosos resultados que están surgiendo al contextualizarlos con información arqueológica y etnográfica aportada por nosotras”, señala Butto.

Otro resultado de este trabajo es que las investigadoras pudieron identificar un importante sesgo en la catalogación de los materiales en ambas instituciones ya que éstos están generalmente etiquetados como de procedencia chilena, lo cual “no es correcto”, indican, porque estos pueblos son preexistentes a la formación de los estados-nación y habitaron y ahora habitan el archipiélago fueguino tanto del lado chileno como del argentino. “Más aún, muchos de los relevamientos realizados por Gusinde en Tierra del Fuego fueron hechos solo del lado argentino, lo cual vincula la proveniencia de los materiales directa y exclusivamente con las Comunidades Selk’nam y Yagan habitantes de nuestro país”, enfatiza Fiore.

“Se trata de piezas de cultura material producidas por sus ancestros y por lo tanto atañen directamente a sus derechos, valores y a la construcción de su memoria e historia reciente, así como a sus procesos identitarios actuales. Es por ello que con Ana Butto desarrollamos una política de trabajo en la cual en cada proyecto de investigación implementamos acciones de consulta y colaboración con representantes de los Pueblos Originarios Selk’nam, Yagan y Kawésqar de Tierra del Fuego. Esto garantiza el respeto por sus derechos y simultáneamente permite generar un conocimiento muchísimo más rico y profundo”, concluye Fiore.

 

Entre la religión y la denuncia del exterminio

 

Gusinde fue testigo del ocaso de los habitantes de Tierra del Fuego, ya diezmados por el agresivo contacto con la civilización occidental y al borde de la extinción cuando los estudió. Los registros etnográficos que dejó constituyen un material de gran valor para el conocimiento de los selk’nam de la isla, los yámanas y los kawéskar de los archipiélagos patagónicos.

El antropólogo nació en Breslau en 1886 e ingresó en su juventud a la Congregación del Verbo Divino, caracterizada por su énfasis misionero en las regiones más apartadas del mundo centroeuropeo.

Ingresó al Liceo de San Gabriel en Mödling, cerca de Viena, donde tuvo como profesor al etnólogo y misionero Wilhelm Schmidt, quien lo introdujo en el conocimiento antropológico. Un año después de ordenarse sacerdote, en 1912 fue destinado a Chile para trabajar como profesor de ciencias naturales en el Liceo Alemán de Santiago.

Así, comenzó a trabajar en el recién creado Museo de Etnología y Antropología de Chile, donde estudió una colección de objetos de Isla de Pascua y construyó una amplia bibliografía sobre el tema. También realizó exploraciones arqueológicas destinadas a reunir colecciones para el museo.

Entre 1916 y 1917, Gusinde realizó un largo viaje hacia la región de la Araucanía, con la intención de reunir nuevas colecciones etnográficas y realizar trabajo de campo en las comunidades mapuche. Publicó un completo estudio sobre medicina e higiene de los mapuche, con un análisis del fenómeno del chamanismo y las técnicas medicinales. Con sus descubrimientos arqueológicos, demostró además la antigüedad de la cultura mapuche.

Entre 1918 y 1924 protagonizó cuatro expediciones a Tierra del Fuego, durante las cuales completó un minucioso estudio de la cultura de los selk’nam, yámanas y kawéskar. Durante sus viajes, denunció con energía el exterminio de los pueblos patagónicos por colonos, estancieros y aventureros blancos, tomó cientos de fotografías y notas de campo sobre la vida cotidiana y los ritos y ceremonias de esas etnias, y reunió una gran colección de objetos etnográficos.

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