Las pruebas medirán los contenidos, la capacidad cognitiva y el desempeño adquiridos en Matemática, Lengua, Ciencias Sociales y Ciencias Naturales, a una muestra de 55.000 alumnos de segundo y tercer año del secundario y al total de los estudiantes del último año de ese nivel.
«¿Para qué evaluamos? Para ver adónde estamos parados en relación a las áreas del conocimiento», explicó Liliana Pascual, titular de la Dirección Nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa (DINIECE).
A manera de ejemplo, en Matemáticas uno de los contenidos a evaluar será «ecuaciones», la capacidad cognitiva será la de «resolver problemas» y el desempeño en este caso consistirá en «resolver un problema que requiera plantear y resolver una ecuación».
«El operativo mide esos aspectos, que son algunas de las dimensiones de la calidad educativa», señaló Pascual, y recordó que la utilidad de los resultados que se desprendan de esa medición será concretamente la de servir como insumo para el docente, para la elaboración de nuevas estrategias pedagógicas.
Según los resultados del ONE 2007, en el área de Matemáticas por ejemplo, el 35% de alumnos de segundo o tercer año de la escuela media tuvieron un nivel de desempeño entre medio y alto y el 65% se ubicó en un nivel bajo.
La resolución de problemas con números y operaciones, funciones, geometría, medición, estadística y probabilidad fueron los desempeños de menor nivel.
Las pruebas de Lengua ubicó, en la misma población estudiantil, a un 70,8 en los niveles alto y medio y a un 29,2 en un nivel bajo de desempeño.
En el grupo del nivel más bajo, que es la tercera parte de los chicos evaluados de segundo y tercer, 7 de cada 10 alumnos leyeron comprensivamente textos breves del género fantástico de un estilo literario sencillo y 8 de cada 10 alumnos identificaron el tema de un texto literario.
Esto es un ejemplo para entender «adónde estamos parados y los más interesados en saberlo son los docentes de las escuelas», explicó Pascual.
Durante el lanzamiento del ONE 2010, que se realizó la semana pasada, el ministro de Educación, Alberto Sileoni, señaló que su gestión «no realiza la evaluación para estar mejor en los rankings, sino para avanzar en una noción más integradora de la calidad educativa».
«El ranking es una fotografía que no indica un proceso de mejora de una escuela. Una escuela puede tener cinco o seis puntos de promedio pero puede haber hecho un esfuerzo extraordinario» para lograr ese puntaje, dijo Sileoni.
En ese sentido, el ministro destacó que «uno de los principales propósitos contemplados en la Ley de Educación Nacional es tener una educación de calidad para todos, a lo largo de toda la escuela que implica 13 años de escolaridad».
Pero esta gestión «ha apostado por la igualdad y la inclusión educativa, entendiéndolas como componentes intrínsecos de esa noción de calidad», añadió Sileoni y por eso evaluó que «el sistema educativo, al incorporar muchos alumnos ha mejorado su calidad».
En esta incorporación de alumnos puede ser «que los resultados bajen, y esto no quiere decir que los chicos pobres tengan menos capacidades que los que no lo son, sino que los primeros tienen la pobreza como un obstáculo educativo», consideró el ministro.
La evaluación, que desde este año es trianual, busca conocer qué aprenden los chicos, cuáles son las fortalezas y debilidades en los desempeños y cómo se relaciona ese desempeño con las características del clima escolar.
El 9 de agosto comenzarán a tomarse las evaluaciones a chicos de segundo y tercer año, según la jurisdicción, en 2.000 divisiones de 2.000 escuelas secundarias de todo el país y se realizará un censo a los 410.000 estudiantes que están por graduarse.
«Por medio de este censo se sabrá si los desempeños que alcanzan los alumnos al egresar de la escuela secundaria, son los esperados», señaló Pacual.
En octubre será el turno de una muestra de 200.000 alumnos de tercer y sexto grado de las escuelas primarias, tanto de gestión privada y estatal.