Salvó el resultado, no la producción. Central tuvo una noche de enemistad con la pelota. El equipo de Miguel Ángel Russo jugó uno de los peores partidos del ciclo en el Gigante. Un estadio que hizo sentir su disconformismo, por primera vez luego del título en Santiago del Estero. Fue empate en uno ante Tigre, el último de la tabla acumulada el que llegó a Rosario con tan solo una victoria en su haber en este 2024. El Canalla llegó a repartir puntos en tiempo adicionado y lo logró más por el quedo del rival que por mérito propio.
El primer tiempo que jugó Central fue el peor, como local, desde el regreso de Russo al club. Desde los primeros minutos el desarrollo de las acciones se dio como quiso el rival. Fue el conjunto de Victoria quien impuso condiciones y lo reflejó en el marcador después del latigazo de Maroni, inatajable para Broun.
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Con desazón por lo que estaban observando a los 20 llegó el reclamo de los hinchas con el tradicional “pongan huevo Central pongan huevo…” y más tarde con el “movete Canalla movete…”. Por primera vez, desde el título del año pasado, los simpatizantes hicieron sentir su descontento por la producción que estaba desarrollando el equipo.
Sin marca en la mitad de la cancha, sin generación de fútbol y con errores no forzados. La primera parte fue flojísima y lo más interesante que mostró el Canalla fue un tiro libre de Malcorra (33 minutos) que se fue cerca del palo de Zenobio. Poco, poquísimo ante un rival que llegó al Gigante con un solo partido ganado en lo que va del año.
Para iniciar el complemento Russo sacó a dos de los refuerzos que llegaron en el mercado de pases anterior: Mauricio Martínez y Jonatan Gómez; y mandó a la cancha a Ortíz y O´Connor. A pesar de las variantes el desarrollo del juego siguió siendo el mismo. Central continuó inconexo y sin ninguna idea de juego.
Tras el primer cuarto de hora los hinchas volvieron a hacer sentir si disconformidad ante un equipo que no transmitía nada y que cada vez tenía más cuesta arriba el encuentro. Volantes sin juego, pelotas sin destinatario claro y un rival que llevaba adelante un juego muy práctico producto del resultado a favor, pero principalmente por el flojo desempeño del Canalla.
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Con el correr de los minutos el rechazo del público subió de tono por lo que observaba del equipo. Russo sacó a Campaz que se retiró silbado del campo y mandó a la cancha a Giaccone, en uno de los últimos intentos por revertir la historia por parte del entrenador.
Las modificaciones terminaron no dando resultados. El partido se desvaneció por completo y quedaron en evidencias todos los problemas que viene mostrando el equipo desde que empezó el año. Claro que el empate de Mallo sirvió aunque sea para no perder ante el último de la tabla acumulada. Pero fue una oportunidad desperdiciada la del Canalla, una grande que hubiera provocado cimentar la chance de lograr el objetivo de la victoria que tiene que conseguir en Uruguay para seguir en la Copa Libertadoers. Un desempeño que llenó aún más de interrogantes el futuro de un equipo que nada tiene que ver con el que salió campeón en diciembre pasado a pesar de que la mayoría son los mismos protagonistas.
