Ganar siempre es bueno. Respalda ideas, fortalece convicciones y entrega indicios positivos hacia afuera, para recuperar adeptos, tal vez desconfiados por un primer semestre donde los resultados no estuvieron acordes a las expectativas. Por eso el 2 a 0 de Newell’s ante Central Córdoba en el inicio de la Copa de la Liga aparece como un bálsamo para reconstruir la relación entre Heinze y el hincha, y lo que es más importante, genera confianza en los jugadores para que la eliminación Sudamericana pasa rápido y la ilusión de pelear arriba en este torneo corto sea posible.
Pretender que Gabriel Heinze cambie sus ideas es ridículo. El inicio de un nuevo torneo es sólo una cuestión numérica u organizativa para el DT. La fidelidad a sus creencias futbolísticas no iban a desvanecerse por la eliminación ajustada ante Corinthians de la Sudamericana. O a una Liga donde por ahora está fuera de zona de clasificación copera, aunque cerca del pasaje.
Y el partido ante Central Córdoba mostro la misma idea, protagonistas similares y una línea de tres que empezó a entusiasmar más a Heinze. Y en ese esquema, la ausencia de Ángelo Martino no hizo cambiar de parecer al DT e improvisó con Ramiro Sordo como carrilero, aunque con menos obligaciones defensivas.
La tenencia de pelota, incluso con algunos riesgos innecesarios en la salida, es un sello distintivo de la Lepra. Y cuando logra zafar la presión, el ataque siempre es por afuera. En este partido fue con Méndez y Aguirre como hombres lanzados al ataque para lastimar. Y si bien muchas veces la jugada amaga a ser peligrosa y termina en nada, la realidad es que Newell’s presenta este argumento como única opción, o casi única.
Aguirre, quien retornó a la titularidad tras tres partidos donde Heinze lo mandó al banco, tiene un recurso extra, puede desbordar y tirar centro, como Méndez, o enganchar hacia adentro y quedar de frente al arco con su mejor perfil.
Eso se vio de inmediato, cuando el reloj del partido aún se acomodaba. Aguirre metió velocidad por afuera y encaró hacia adentro para rematar con potencia aunque sin acertar al arco, aunque el golpe de la pelota en la parte externa de la red le sacó el grito de gol a muchos hinchas.
Con ese sólo argumento le alcanzó a Newell’s para generar superioridad y riesgo. Una mediavuelta de Ferreira encontró bien parado a Mansilla y otro disparo de Aguirre obligó al arquero a manotear al córner.
A falta de puntería leprosa, hubo un aporte del rival. Otra vez apareció Aguirre y sacó un centro rasante en busca de algún pie que mandara el balón a la red. Y fue Canto, zaguero del Ferroviario, el que solucionó la falta de eficacia leprosa y anotó contra su arco.
De Felippe desconcertó con el ingreso de un extremo rápido como Sanabria y Heinze modificó rápido esquema. Regreso al 4-3-3 con el ingreso de Mosquera por izquierda. Pero el colombiano estuvo lejos de ser solución y complicó todo. No hay dudas que está con la cabeza en otro lado y se hizo echar torpemente. Para poner en riesgo la victoria.
Pero Aguirre, que a veces peca de ‘morfón’ y desperdicia oportunidades, cada vez que encara desarticula a los rivales. Y en una corrida con velocidad y amagues, definió el pleito con un remate potente y evitó que algún rebote o un fallo arbitral erróneo (esta vez no hujo) deje el resultado en duda hasta el final. Y fue victoria, para que Heinze intente reconquistar al hincha, que sonrió y se fue feliz, aunque todavía prefiere no entusiasmarse.