Dos ex altos cargos del régimen del depuesto presidente tunecino, Zine al Abidine Ben Alí, fueron puestos ayer bajo arresto domiciliario, en tanto que miles de personas continuaban en las calles para exigir que dimitan del gobierno interino todos los ministros que integraron el partido del dictador.
Los detenidos son el principal asesor y portavoz de Ben Alí, Abdelaziz bin Dhia, y el ex ministro del Interior y presidente electo del Senado tunecino, Abdalá Qallal, informó la policía, al tiempo que confirmó que está buscando también al asesor de Ben Alí, Abdelwahab Abdalla, que se encuentra desaparecido. Abdalla es famoso por haber controlado durante años con mano de hierro los medios de comunicación en el país.
Miles de personas en todo el país, en tanto, participaron en una marcha a pie rumbo a la capital llamada la “caravana de la liberación”, que exige la dimisión del gobierno interino de todos los ministros que integraron el Reagrupamiento Constitucional Democrático (RCD), el partido del dictador.
“El pueblo quiere derrocar al gobierno”, coreaban los manifestantes –en su mayoría gente joven– que siguen pidiendo un gobierno “limpio”, según informó la agencia de noticias DPA.
El gobierno interino levantó la censura informativa y permite la entrada de revistas y películas para las que antes se necesitaba una autorización. Los sindicatos, por otro lado, convocaron a los maestros a una huelga indefinida en todas las escuelas y universidades que debían retomar sus actividades la próxima semana.
La presión popular para exigir la dimisión del gobierno de transición también sumó el apoyo de un millar de jóvenes del centro de Túnez, donde surgió hace un mes la “revolución de los jazmines”.
Ante el Ministerio del Interior los manifestantes desplegaron un amplio retrato de Mohamed Buazizi, joven vendedor de frutas que se prendió fuego el 17 de diciembre en Sidi Buzid (centro-oeste), desencadenando las primeras revueltas.
Luego marcharon hasta el palacio de la Kasbah, que alberga las oficinas del primer ministro, donde estuvieron alejados del edificio por un doble alambrado de púas, primero protegido por policías antidisturbios y luego por militares.
Cerca del mediodía lograron hacer retroceder esas barreras cerca de la entrada de las oficinas del primer ministro Mohamed Ganouchi, quien durante once años fue jefe de gobierno de Zine El Abidine Ben Alí.
“Vinimos de Menzel Buzaiane, de Sidi Buzid, de Regueb para tumbar los últimos remanentes de la dictadura”, dijo un anciano cubierto por una bandera tunecina, Mohamed Layani. Así se refería a los principales focos de rebelión del centro insumiso y pobre, que estuvo en primera línea de la revuelta popular que provocó finalmente el 14 de enero la caída del presidente Ben Alí. Los manifestantes esgrimían los retratos de los “mártires”, víctimas de la represión de la revuelta popular, que causó por lo menos 100 muertos, según la ONU.