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Arte mural como inclusión de personas con discapacidad

Este sábado se descubrió el lienzo del Mural de la Inclusión, fruto de la cooperación de alumnos, docentes, ONG y el Concejo.

El camino de la discapacidad suele ser bastante sinuoso y recorrerlo no es tarea sencilla, principalmente para los familiares, que intentan con incansable persistencia que la inclusión sea una realidad que pase del discurso a la acción.

La regla es la dificultad, pero hay ocasiones en que la excepción se hace posible. Esto pasa cuando se pone en juego la solidaridad, el compromiso y el respeto por los derechos del otro. A veces son grandes obras, pero otras, acaso la mayoría, son pequeñas señales que dan los individuos y las instituciones, y se construyen desde la sensibilidad social. El Mural de la Inclusión que realizaron los alumnos de la Escuela Provincial de Artes Visuales junto a estudiantes del Centro Educativo Terapéutico Giros es un ejemplo de ello.

El proyecto consistió en plasmar una serie de dibujos realizados por alumnos del centro educativo terapéutico, integrado en una composición a escala, sobre el muro que bordea la cancha de fútbol que utilizan los deportistas ciegos en el parque Independencia. Paradójicamente, en tiempo en que los muros se promulgan furiosos, éste se declaró por la inclusión.

El proyecto, como muchos de los vinculados con la discapacidad, se inició desde un lugar inesperado. Partió de la inquietud de un profesor de educación física jubilado, Jorge Ambroggio, que convocó a la Escuela de Artes Visuales a participar del evento junto con el centro Giros, y también a la ONG Promotores en Acción Social y la Asociación Rosarina de Deportes para Ciegos. El objetivo consistía en trabajar sobre un plan común: visibilizar la problemática de la inclusión.

La actividad contó con el apoyo del Concejo Municipal, que facilitó los materiales y el marco legal para concretar la idea en los parapelotas de la Cancha de la Inclusión, el nombre que recientemente fue aprobado por el Concejo.

El proyecto se puso en marcha bajo la dirección artística de María de los Ángeles “Pichi” López, que junto a un grupo de estudiantes de la Escuela de Artes Visuales se acercaron al centro Giros para trabajar una propuesta relacionada con el deporte y la integración.

“Con esas producciones –dice Claudio Ruiz, director de la escuela de educación superior– se confeccionó un boceto a escala integrando las diferentes propuestas. Dado el carácter inclusivo del proyecto, se realizaron relieves con incorporación de materiales y texturas, para que los jugadores no videntes que practican en ese espacio puedan disfrutarlo por medio del tacto”.

El proceso de pintura sobre esa superficie preparada fue tomando forma con el correr de los días. El calor jugó de adversario en esas tardes, pero el entusiasmo y la colaboración se impusieron en los muros de la canchita. Los dibujos de los chicos de Giros iban tomando forma en los pinceles expertos de alumnos y docentes de la Escuela de Artes Visuales.

El Centro Educativo Terapéutico Giros es un espacio que trabaja sobre las necesidades de personas que presenten algún tipo de discapacidad, brindando atención interdisciplinaria a niños, adolescentes y jóvenes cuya discapacidad mental, sensorial y motriz no les permite acceder a un sistema de educación convencional y requieren de este tipo de servicio para realizar un proceso educativo adecuado a sus posibilidades.

“Nuestros chicos –dice la docente de Giros Daniela Caselle– hicieron todos los dibujos que la Escuela de Artes Visuales integró en el mural. Eso aporta mucho a la inclusión y permite que nuestros alumnos puedan participar de actividades sociales diferentes, que generalmente se dificultan por ser un centro para chicos con discapacidad. Con estas actividades, buscamos que la inclusión sea real y que se reconozca al discapacitado como un igual”.

Paula Guelsi es otra de las docentes del Centro Terapéutico y sostiene que trabajar con una escuela de arte ayuda, ya que alguno de los talleres de la institución tienen que ver con lo artístico. “Se trata que cada uno de los alumnos puedan expresar sus necesidades, deseos e ideas a partir de distintos recursos expresivos”, explica.

Sin embargo, la inclusión sigue siendo un tema difícil de abordar, tanto desde lo particular como en lo comunitario. En este sentido, la docente Aixa Sequeira sostiene: “Todavía se siente cierto rechazo a la discapacidad, por eso creo que el cambio tiene que empezar por uno mismo, debe ser interno y a partir de ahí, se puede aceptar la discapacidad. El problema es que el cambio todavía no se manifiesta claramente y está más vinculado al discurso que a la acción”.

La experiencia del “Muro de la Inclusión” movilizó a los alumnos de la Escuela de Artes Visuales, que en el marco de un voluntariado, se sumaron a la actividad. “Fue algo diferente que me enganchó desde la curiosidad de saber cómo iba a ser el contacto con los chicos del Centro. Fue muy emocionante y a partir de sus dibujos pude saber mucho más de ellos. Me emocionó cuando empecé a ver sus trabajos y la historia detrás de cada dibujo”, marcó Paula Lingua, alumna del terciario.

Por su parte, Julieta Brugnoni opinó en el mismo sentido: “Fue muy enriquecedor trabajar con esta institución en una experiencia que nos permitió trabajar como equipo. Es una responsabilidad muy grande tratar de interpretar lo que los chicos quisieron decir en los dibujos”.

Gabriel Zubia ya había trabajado en la experiencia de la técnica del mural y su participación se apoyó en el perfeccionamiento del trabajo muralista. “Me metí casi sin saber de qué se trataba y me encontré con los dibujos de los chicos. Venir acá y empezar a trabajar con los profesores que tienen mucha experiencia está buenísimo. También es importante hacer algo para que quede”.

Por su parte, la estudiante Dámaris Bogarín explicó la técnica utilizada: “Los chicos hicieron el dibujo que nosotros integramos en una composición para que quede a escala. Todos los dibujos de cada uno de ellos están integrados en uno solo que forma el mural. Se utilizaron colores y se realizaron texturados con cemento para que los no videntes puedan apreciar la composición con el tacto”.

El equipo de trabajo que realizó el muro fue integrado, además, por los alumnos Gisela Agut, Sara Blanco y Lía Luz Merello.

Finalmente, el sábado 3 de diciembre a las 10, y en el marco de las actividades por el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, la presidenta del Concejo Municipal, Daniela León, junto a todas las instituciones convocadas dejaron caer el lienzo que le dio vida al “Mural de la Inclusión”.

El proyecto –señaló León– continúa creciendo y la fase siguiente estará dedicada a ampliar la superficie de trabajo. Para ello, vamos a invitar a todas las escuelas de arte de la ciudad de Rosario para que empiecen a incorporar el arte inclusivo y podamos tener más ciudadanos que disfruten del arte para seguir transformando esta sociedad que necesariamente necesita ser inclusiva”.

La licenciada María de los Ángeles López, por su parte, señalo: “El arte tiene la gran posibilidad de hacer visible la inclusión, es uno de los caminos para que todos asumamos que con pequeñas, grandes actitudes podemos vivir mejor. Este mural incluye relieves para poder ser palpado por quienes juegan en la cancha para ciegos, los que disfrutamos de la vista debemos tener presente a quienes ven con sus manos, todos podemos ver con el corazón”.

El Mural de la Inclusión es una de esas pequeñas, grandes actitudes para vivir mejor.

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