Uno de los colectivos vinculados al cine y al teatro de producción local, el emblemático grupo Arteón que funciona en los altos del histórico espacio de Sarmiento 778, será reconocido esta semana por el Concejo Municipal en el marco de sus 50 años de trayectoria artística. De este modo, Arteón, espacio de investigación y producción que comanda Néstor Zapata, será declarado “Institución Artística Distinguida de Rosario” en el marco de un acto abierto al público que tendrá lugar en el Concejo municipal (Córdoba 501) este miércoles, a las 11, a partir de una propuesta promovida por la concejala Carola Nin (Compromiso con Rosario).
Giras internacionales que llevaron el teatro local por Latinoamérica y Europa, y una lista de elogiadas producciones audiovisuales que tuvo su colofón en la reciente versión cinematográfica de Bienvenido León de Francia, estrenada en 2014, ponen a Arteón en un lugar de privilegio, si se piensa que pasaron cinco décadas desde que Néstor Zapata, al frente de un grupo de teatristas y cineastas locales, puso en marcha lo que en poco tiempo se convirtió en un semillero de creadores y un bastión de resistencia cultural durante la última dictadura militar, que de cara al futuro prepara nuevos estrenos de teatro y una nueva película.
“La Municipalidad y el Concejo de Rosario brindan su reconocimiento a un emblemático grupo de nuestra ciudad: Arteón. Y nosotros, los que somos parte de este grupo y algunos que, como yo, lo fundamos, lo sentimos como un reconocimiento justo, no tanto para nosotros sino para la historia misma de la ciudad, porque creemos que eso mismo es el Arteón, un coprotagonista de lo que nos fue sucediendo como rosarinos, como argentinos en estos últimos 50 años”, expresó Néstor Zapata a El Ciudadano, al tiempo que justificó: “De otro modo, cómo explicar sus obras Malvinas, Bienvenido León de Francia, La Forestal, Túpac, Evita, Homero del alma, Sonata de la vida buena (sobre José Pedroni), ¿Quién quiere patear el tacho?, Compañero País y tanta otras, cuyas temáticas y sus lenguajes no son otra cosa que el propio sentir de la comunidad atravesando cada pedazo de su historia, de sus hitos y de sus héroes”.
Con relación a los comienzos del grupo, Zapata recordó: “Lo primero que hicimos como grupo artístico, en 1965, fue un audiovisual que se llamó Hablar. Luego vino una película, C 65, y a continuación aparecieron las primeras tres obras cortas que montamos, que eran de autores rosarinos. Ya en los 70, vinieron Panfocus, Pequeña Bárbara y Cosa contagio. En esos primeros años 70 es cuando el grupo se politiza y aparecen títulos como Nuestro pan, una obra de contenido social que se hizo mucho en las villas, y luego Compañero País, de enero del 74, en la que trabajó Norberto Campos, que había llegado a la ciudad desde Buenos Aires un año antes. La montamos en el patio de Canal 5 y fue un momento muy importante del grupo”.
“Hoy ya está lejano aquel barcito de calle Sarmiento, aquella mesa de madera con esos tres teatreros que, con sus 20 años, terminaban un café y comenzaban el camino de un nuevo grupo”, rememoró Zapata, al tiempo que completó: “Éramos María Teresa Gordillo que ya no está entre nosotros, Sara Lindberg y yo. Luego llegaron Miguel Daga, Quicho Fenizi, Carlitos, Rubén, Bárbara, Federico, Griselda, Jorge Cánepa, la Chiqui (González, actual Ministra de Innovación y Cultura de la provincia) y muchos más; son cientos, tantos que es imposible explicar estos 50 años sin recordar a cada uno que dejó parte de su vida, de su tiempo de juventud y de su talento para que se fuera cimentando esa experiencia única de producción y creación, de salir a los barrios y a los pueblos, de recorrer toda América desde Boston en hasta Ushuaia en 15 giras internacionales, de formar alumnos de cine y de teatro que hoy son los mejores profesionales de nuestro medio, de ganar aquél Estrella de Mar con Malvinas como el primero de nuestra provincia y aquél Martín Fierro por Los días del hijo (premio a la mejor producción de unitarios para televisión 1996-97); de volver a levantar la Sala Arteón allí mismo donde fuera quemada en octubre de 1972, de ser el primer Espacio Incaa de la ciudad y, sobre todo, seguir de pie, con la esperanza de dejar un sólo ejemplo: que es posible crear, expresar tu tiempo y tu gente, producir al mejor nivel profesional y realizarte en tus sueños en tu propia ciudad, para todos los jóvenes de cine y de teatro, porque si el Arteón pudo subsistir 50 años, ellos podrán hacerlo en los próximos 50”.