La mayoría de los presos del Pabellón Nº 6, habitado por internos rosarinos, se encontraban jugando un partido de fútbol, cuando Pablo Trejo apareció moribundo pidiendo ayuda. Tenía tres puñaladas en el tórax, aparentemente, realizadas con chuzas preparadas por los internos que lo agredieron.
Los siete reclusos que no salieron al campo de deportes son investigados para determinar cómo ocurrió el homicidio.
Comentarios