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Asesinato por la espalda después de pelea nocturna

Tenía 42 años, vivía en el bajo Ayolas y trabajaba en una harinera. Lo encontraron tirado en la vereda con las luces del día.

Un hombre del bajo Ayolas fue asesinado el sábado a la noche a metros de su casa. Con las luces del día, los vecinos avistaron el cuerpo tendido en la calle, con un disparo por la espalda, cerca de pasaje Page y Grandoli (altura 3400). Más tarde lo identificaron como Juan Carlos Pucheta, de 42 años, quien tenía domicilio a dos cuadras del lugar. Los investigadores dijeron no tener pistas sobre el móvil del crimen ni de sus autores. En el barrio corrió una versión: que el ataque pudo haber sido consecuencia de una riña que comenzó esa misma noche dentro de un club de la zona y que continuó afuera.

Según esa versión, Pucheta había ido a una reunión en el club Rosario Juniors, de Ayolas y Beruti, donde en un momento de la noche se armó una riña. “Se pelearon ahí adentro de la joda. Y siguieron peleando afuera. Y bueno. A este chico le pegaron un tiro en la espalda. No era un mal loco. Trabajaba en el establecimiento La Vasquita, embolsando harina, en Grandoli y Centeno”, dijo un vecino.

Según los pesquisas, Pucheta vivía en la cuadra de Ayolas al 200 bis, la calle donde hace dos décadas su padre quedó estigmatizado hasta la actualidad como jefe del clan de “los comegatos”. El mote surgió de un dudoso informe periodístico de la televisión porteña que en medio de la crisis económica del país viajó a Rosario para mostrar en vivo cómo carneaban un gato para comerlo. Luego se supo que el periodista había pagado para montar la nota, que no tenía mucha lógica ya que la armaron en una calle ubicada a metros del caudaloso río Paraná, donde la pesca sigue siendo una fuente de alimentación para los más necesitados.

En enero pasado, cinco integrantes de esa familia fueron demorados y vueltos a estigmatizar. Esta vez por la Policía, que con orden del fiscal de Homicidios Ademar Bianchini realizó siete allanamientos en busca de desbaratar “a los aliados del clan Funes”, para achacarles el doble crimen de Sofía Barreto y Luis Tour, asesinados una semana antes cuando cenaban en la vereda de Grandoli y Seguí. Pero los pesquisas no tenían nada contra el clan de los comegatos, y sólo consiguieron imputarle una tenencia de escopeta a uno de ellos, que fue liberado, como el resto. Más tarde otro integrante del clan quedó en la mira por el crimen de Ulises Funes, pero hasta el momento no fue imputado.

El mismo fiscal Bianchini es quien ahora investiga el crimen de Pucheta. Según la Fiscalía, los vecinos que encontraron el cuerpo llamaron al 911 pero los primeros en llegar fueron agentes de Prefectura. Luego el fiscal dio intervención a la Policía de Investigaciones (PDI) que envió a su gabinete criminalístico para levantar rastros y buscar testimonios en el barrio. Pucheta tenía un tiro en la espalda, y en el lugar no había vainas servidas. Los investigadores esperaban encontrar pistas en las imágenes de un domo, ubicado en Grandoli y Seguí.

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