Un policía exonerado y su hijo fueron imputados ayer de pertenecer a una banda que introducía al mercado autos robados fuera de la ciudad. En algunos casos los rodados tenían las patentes cambiadas, eran autos de los llamados ponchos o mellizos, o bien tenían los papeles adulterados. Algunas de las ventas se realizaron por internet a incautos compradores mientras que otros conocían el origen de los vehículos. Ambos fueron acusados de asociación ilícita, encubrimientos varios y tenencia de armas. Mientras que otras cinco personas que quedaron en libertad serán imputadas en esa condición en Fiscalía.
Unos siete meses atrás se inició una investigación a raíz del ofrecimiento de un arma calibre 9 milímetros en una página de Facebook. Ante ello la Policía de Investigaciones siguió el rastro y llegó a un domicilio. Allí los detectives observaron en la puerta de la propiedad un auto importado cuya patente no coincidía con el número de chasis grabado en los cristales y solicitaron una orden de allanamiento, aunque el operativo no pudo concretarse ya que el auto se esfumó, sostuvo una fuente del caso.
Pero la pesquisa no se quedó con las manos vacías: logró obtener un número de celular de uno de los sospechosos que fue intervenido. Las comunicaciones giraron la investigación hacia la venta de autos robados. Según la Fiscalía los involucrados recibían vehículos sustraídos en otras localidades y los aguantaban. Le realizaban las reformas que necesitaban y tras realizar distintas maniobras, que podían ir desde falsificar los papeles o simplemente cambiarles la patente, los vendían. De esa forma los introducían nuevamente al mercado; incluso algunas de las ventas las consensuaban a través de las redes sociales. La pesquisa estima que la banda se alzó con unos tres millones de pesos y los autos que comercializaban eran de distintas gamas.
Las conversaciones fueron dejando datos de los vehículos que pasaban por sus manos y de esta manera los investigadores lograron recuperar 15 vehículos. A fin del mes pasado dos talleres mecánicos y nueve casas fueron allanadas. Siete personas fueron demoradas, de las cuales cinco recuperaron la libertad, aunque quedaron vinculadas con la pesquisa y durante la semana próxima desfilarán por Fiscalía, donde serán imputados en el caso.
Mientras que el policía exonerado René B., de 53 años y su hijo, el mecánico Román B. de 26, fueron sometidos ayer a una audiencia imputativa. Los fiscales Georgina Pairola y Fernando Dalmau le enrostraron los delitos de asociación ilícita, nueve hechos de encubrimiento y la tenencia de arma de fuego secuestrada en su casa al momento del allanamiento. Si bien en un primer momento al más grande de los sospechosos se lo sindicó como el cabecilla, ayer fue imputado como miembro de la banda, aunque esta calificación es transitoria.
Por un acuerdo de partes, padre e hijo quedarán detenidos por 30 días mientras avanza la investigación, planteo que fue admitido por el juez Carlos Curto, quien fijó como fecha límite de la medida cautelar el 29 de septiembre. Por su parte los defensores José Abichain Zuain y Fernando Mellado solicitaron que permanezcan detenidos en un penal destinado al personal policial, por lo que el magistrado realizó esta recomendación al Servicio Penitenciario.
Usurpaciones
La Fiscalía presume que esta banda no sólo se dedicaba a la venta de autos robados sino que además incursionaba en la usurpación de viviendas que luego eran vendidas. Propiedades de personas fallecidas o vulnerables eran apropiadas por personas que vivían allí un tiempo y luego las comercializaban. Aunque esta parte de la pesquisa aún no se profundiza.