El directorio del Ente de la Movilidad de Rosario se reunió en la tarde de ayer prácticamente de urgencia: el motivo era evaluar un nuevo estudio de costos del boleto del transporte urbano, sobre el que nada trascendió excepto rumores que hablaban de una brecha importante entre la tarifa vigente y el costo real. La confirmación llegará este viernes mismo y los corrillos daban cuenta de que con una pésima noticia para el bolsillo: una nueva suba del pasaje. Ocurre que el anuncio debe hacerse este viernes, en el último día hábil del año, para que la intendenta Mónica Fein conserve la potestad cedida por el Concejo Municipal para disponer el aumento, aunque su aplicación práctica se haga en los primeros días de 2019: si no lo hace, el tema pasará a marzo. La única buena es que el estudio de costos refleja también los subsidios de este año, que no tuvieron una poda con tijera mayor, cosa que sí anunció el gobierno de Mauricio Macri para el que viene.
Durante 2018 el boleto urbano acumula una suba del 88%, muy por encima –casi el doble– que el índice de inflación general, que cerrará el año según la mayor parte de las estimaciones en un número aproximado al 45%. La distancia entre uno y otro se explica, en parte, por el aumento de los combustibles, cuyas tarifas el gobierno nacional fue despegando del esquema interno –costos de producción, salarios y otros– y llevándolas a una dolarización, que son los precios de exportación.
Otra parte del corcoveo del boleto la explican parte de los insumos que usa el transporte, también dolarizados, ya que se trata de piezas de importación. Ambas cosas, con una devaluación que supera el 100%, hace blanco directamente en los bolsillos más flacos, que son los usuarios regulares del transporte público.
El último estudio de costos publicado por el Ente de la Movilidad data de agosto de 2018, y ya entonces se verifica un desfasaje con el precio del boleto: arroja un pasaje de $20,31. El sitio del organismo oficial –www.etr.gov.ar– no publica la referencia de octubre, lo que sí hizo en 2017, el año anterior, 2016 y en realidad en todos los octubre de los últimos diez años.
Con la normativa de cesión de facultades modificada –la inflación de los últimos tres años también impactó en el texto, que se cambió siete veces– la intendenta Fein puede llevar el pasaje urbano hasta el 90% de lo que arroja el estudio de costos, que es exactamente lo cuesta ahora respecto del último publicado: $18,279 da la cuenta.
Sin el estudio de costos de octubre publicado y con el de diciembre bajo supuestos –el concejal justicialista Osvaldo Miatello, ex vicepresidente del Ente de la Movilidad, se quejó de que “parece un secreto de Estado”, ya que la información no llegó a los ediles, según aseguró a este diario– no está claro de a qué porcentaje puede llegar el aumento, si es que se aplica.
Es que hay otro dato en danza: durante 2018 los subsidios del Estado nacional se mantuvieron sin grandes variaciones –la estimación de este año son 1.300 millones de pesos– pero ayer mismo el ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, confirmó que de unos 53.000 millones de pesos de aportes, en 2019 se enviarán a las provincias no más de $6.500 millones. De esa cifra, según habían adelantado antes fuentes del gobierno y fuentes locales que responden al oficialismo nacional unos $450 millones llegarán para rosario, esto es, la tercera parte de los $1.300 millones que destinaron en el año que está a horas de terminar.
El faltante ya fue tema legislativo en el Concejo y en el Congreso provincial, y el Estado santafesino cubrirá unos $400 millones, según estiman distintas fuentes consultadas.
Es presumible que el tercio que falta recaiga sobre las espaldas de los usuarios.
Hasta ahora 2018 fue uno de los peores años en ese sentido: ya en enero arrancó con la inauguración de la tarifa de dos dígitos: de $9,70, que costaba en 2017, el boleto pasó a 11,49. En marzo dio otro salto, a $12,93; el 4 de junio trepó a $14,80, el 1° de septiembre pasó a $16,80 y apenas un mes después, el 1° de octubre, quedó con el valor actual de $18,28.
Pero otra particularidad es que en las interminables sesiones en las que el Concejo discutía la tarifa –o aun la cesión de facultades al Ejecutivo para alterarla– las subas tenían contraprestaciones no menores: así surgieron, en otros tiempos, la tarjeta sin contacto, el boleto laboral o de uso frecuente, el boleto mercantil de 80 viajes, el transbordo; hasta el viaje plus, entre otras. Ahora no: cada suba de las registradas este año tuvo que ver más con el desbarajuste económico nacional que con alguna ventaja para el usuario.