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Astrología: defender lo Lunar

Cada tanto la lucha feminista es también lucha por el derecho a no tener que sobrevivir permanentemente, a poder descansar, a la posibilidad de la vulnerabilidad sin que implique una real herida
Por Alma del Universo / Especial para El Ciudadano

El discurso cultural hegemónico señala que los cuerpos que pueden gestar son cuerpos que debieran cumplir con el rol lunar de cuidar, nutrir, recibir, amoldarse, “sacrificarse”. Señala también, o mejor dicho hace una relación directa, que todos los cuerpos gestantes corresponden a las mujeres. El rol de éstas sería entonces el de ser maternales y nutricias, receptivas, pasivas. Lunares.

Sin embargo en la práctica la historia es muy diferente. Lo lunar debe quedar postergado ante la urgencia de sobrevivir en un mundo donde lo patriarcal aplasta, abandona, sujeta y empobrece lo femenino.

En un mundo ordenado por el patriarcado no es posible alcanzar lo lunar porque este último requiere contención, abrigo, seguridad y vulnerabilidad. No es posible encarnar un rol vulnerable en un territorio que permanentemente amenaza. Por eso, en cambio lo que tenemos es un ejército de cuerpos e individualidades no hegemónicas luchando por sobrevivir. Sobrevivir y luchar son dos palabras que le corresponden a Marte, el guerrero.

Pero si lo individual no puede sostener la receptividad quizás si pueda algo colectivo. Así lunar es un comedor para les chiques, es una cooperativa, un grupo de mujeres pero también un grupo de hombres que se contiene amorosamente.

Lo lunar subsiste hoy no en personas (es inviable ser no-hegemónico y lunar al mismo tiempo, porque el sistema está diseñado para que tal cosa no pueda continuar) sino en espacios físicos que debemos cuidar del fuego, el cierre, la clausura y la crisis. Sin espacios lunares no hay dónde descansar de la lucha diaria.

Así es que reconciliamos estos dos arquetipos, que es lo mismo que decir que cada tanto la lucha feminista es también lucha por el derecho a no tener que sobrevivir permanentemente, a poder descansar, a la posibilidad de la vulnerabilidad sin que implique una real herida.