las actividades deportivas o recreativas con varias personas y sin distancia mínima no están aún permitidas en Rosario, y menos con el aumento de contagios. Pero hecha la norma, hecha la trampa, y pese a los insistentes avisos aumentan las juntadas para los picaditos en los espacios verdes de la ciudad. Más como gesto que como impedimento efectivo, la Municipalidad de Rosario decidió atajar ese riesgo, al menos en lo que atañe al fútbol amateur, y comenzó a retirar los arcos existentes en parques y paseos.
La medida generó controversias. En la plaza de Corrientes y Gutiérrez de la zona sur, en una canchita frente a Puerto Norte y en particular en otra de barrio Tiro Suizo, donde varios vecinos desafiaron al personal de la Guardia Urbana Municipal (GUM) que se disponía a arrancar de la tierra los tres palos.
Antes de que se diera una situación violenta, los agentes municipales convocaron al Comando Radioeléctrico. Hubo negociación, y fueron los propios habitantes del barrio que utilizan y mantienen ese espacio deportivo quienes retiraron los arcos y los guardaron hasta que el cuadro epidemiológico permita volver a los picados.
El retiro de los «palos» es más simbólico que determinante para impedir aglomeraciones que habiliten contagios entre los jugadores improvisados o no tanto. Así lo reconoció ante los medios televisivos un vecino de Corrientes y Gutiérrez. “Está mal jugar porque hay que respetar la norma vigente, pero lamentablemente no es la solución“, dijo lo obvio. Basta reemplazar los caños por “dos remeras” para armar un partido, recordó las prácticas habituales en los espacios verdes de la ciudad.