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Atalaya campeón en un 10D inolvidable: el festejo, los festejos

El delirio del Azul comenzó en el Bonilla y terminó en la pileta del club, previo recorrido por las calles rosarinas

Comenzó en el Bonilla, con la vuelta olímpica bidón en mano para hacer las veces de trofeo, con el corte de red por intermedio de Tarragó y Rava, siguió con el delirio de la gente en lo alto de la tribuna y una comunión con sus jugadores que no conoce de distancia. Siguió con un par de banderas subidas de tono y con los jugadores tomando el control de los redoblantes.

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El plantel de Atalaya festejó con su gente, y así como Sportsmen respetó su alegría, a ningún jugador del Azul se le ocurrió una burla ni dedicatoria en el estadio.

Cuando el control policial los invitó a retirarse, la caravana azul encaró por 27 de Febrero a puro bocinazo hasta llegar a casa, a la casa del campeón, en donde volvieron a aparecer las bengalas del color de su pasión, la pirotecnia para despertar al barrio y el ir y venir de banderas en esa conjunción de cuerpos en la que ya no se sabe quién es jugador y quién es hincha.

Y la alegría desembocó en la pileta para extender un festejo del que costará despertarse. Atalaya es campeón otra vez y su gente lo disfruta. Atalaya lo logró frente a su rival de siempre y grita con derecho ganado que es el Capo de la Sexta. Al menos, hasta que la pelota empiece a buscar dueño en el salto inicial de la Superliga que viene.