De vez en cuando el básquet de Rosario encuentra una ilusión a la que aferrarse, un motivo de entusiasmo que permite salir de la medianía general, abstraerse de la mediocridad del día a día y pensar en proyectar, en creer que hay sustento para buscar algo mejor.
En esa lucha interna por no resignarse y abandonar la lucha contra el poder político que ancla al deporte en una situación de pobreza, hay ideas, desafíos, que motivan. Y que merecen ser acompañados.
No deja de ser una aventura, casi una locura que Atalaya se lance a jugar el Torneo Federal. Más todavía si tuvo que hacerlo todo a pulmón, con el reloj como enemigo y sin “billetera”. Mariano Junco transformó un plantel local que tuvo una buena experiencia en la Liga Provincial en uno de Federal y lo hizo con austeridad y apostando al trabajo como recurso extra. Lo que falta de dinero se deberá suplir con entrenamiento. Por eso los apellidos que llegan como refuerzos (Godoy, Valentinuzzi, Bustos, Laurido) son ilustres desconocidos para seguidor común el básquet nacional y de extrema juventud. Pero claro, las ganas no se negocian y el sudor suele generar más alegrías que lágrimas.
Lautaro Suárez y Maxi Yanson son las cartas ofensivas preferidas del Azul, que llega con Federico Pérez y Santiago Orellano con poco rodaje tras las lesiones.
Desde las 20.30, en el Ornati, el rival será el Sportivo Las Parejas de Agustín Pujol, con Mauro Negri en duda y la presencia de refuerzos interesantes como Brian Najnudel y Nicolás Solari.
Gran propuesta para el inicio de esta aventura y para que Rosario se entusiasme una vez más con algo mejor.
“Nuestra localía tiene que ser una fortaleza”
Mariano Junco desanda las horas rumbo a un momento muy especial de su carrera. El entrenador rosarino supo dirigir a Lanús en certámenes nacionales y trabajar en los seleccionados femeninos, pero este nuevo desafío con Atalaya en el Federal tiene un sabor especial, único. Junco analizó la preparación del Azul en la previa del debut: “Tuvimos una pretemporada un tanto atípica por los compromisos asumidos con la Superliga local, en la que en tres meses se juegan muchos partidos, pero nosotros queríamos respetar por tener una tradición en la ciudad. Tuvimos que cuidar algunos jugadores y rotar el plantel por minutos y no por rendimiento. Sumado a la mala suerte de las lesiones”.
“Hay una gran predisposición de los jugadores, mucha dedicación para sumar horas de trabajo en varios aspectos. La pretemporada y preparación fue buena, estamos entusiasmados porque el equipo llega bien y también por los cambios que estamos proponiendo en el trabajo que nos están dando resultado en el rendimiento”, amplió Junco.
El adversario será Sportivo Las Parejas, pero Junco prefiere concentrarse en lo que debe hacer su equipo: “Sportivo es un club que viene del TNA, con jugadores jóvenes pero con experiencia. Pero más allá de los rivales, estamos convencidos de que no tendremos adversarios fáciles, que nuestra localía tiene que ser una fortaleza. El primer eslabón a superar somos nosotros mismos. Superarnos a nosotros mismos va a ser la clave para crecer. En definitiva lo importante no es el rival sino cómo afrontamos cada juego especialmente en nuestra casa”.
En lo personal, Junco recibe feliz esta oportunidad que le presenta el proyecto desarrollado en Atalaya: “Me agarra en un buen momento, en un club que aceptó la ida de trabajo en equipo de dirigencia colaboradores y cuerpo técnico. Es mucho trabajo, pero en mi ciudad. No a todos los entrenadores les toca una oportunidad así, porque a veces hay que recorrer kilómetros y dejar a la familia para trabajar en el básquet. Me siento cómodo, muy querido y también es una responsabilidad muy grande”.