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Atalaya ganó otra vez la Superliga y es la nueva dinastía del básquet rosarino

El Azul derrotó a Temperley por 79 a 59 y sumó su cuarto título en apenas tres años. De la mano de Mariano Junco vive el momento más prolífico de su historia

Atalaya es la nueva dinastía del básquet de Rosario. Un grupo de jugadores y un cuerpo técnico que se mantiene en un club, que se acostumbra a ganar, que marca una era y que hace algo más que historia, para transformarse en referencia inequívoca de un lustro del deporte en la ciudad, acostumbrando a los éxitos a un público fiel que supo acompañar durante años en la mala y que es contemporáneo con los más increíbles triunfos desde que el Azul existe.

Atalaya es el campeón de la Superliga, suma su quinta estrella, la cuarta desde 2017 a esta parte y con el mismo grupo. Es el Capo de la Sexta y de todo Rosario. Es esa marea festejando en el rectángulo y es la que delira en lo alto de la cabecera sur del estadio Claudio Newell. Es el abrazo de Mariano Junco con cada uno de sus jugadores, es Lisandro Villa gritándolo en Estados Unidos siguiendo por streaming y es Mauri Piva festejando en el cielo. Atalaya es la nueva dinastía del básquet rosarino. Le guste a quien le guste.

El Azul jugó un cuadrangular demoledor, impactante, en el que barrió a cada uno de sus rivales son absoluta solvencia, con una defensa asfixiante, contundente, implacable. Desde Rava y Suárez comiendo a sus rivales, hasta los ajustes permanentes de los internos, el roce, la intensidad elevada casi hasta salir de frecuencia de la mano de Orellano. Siempre hay una mano, siempre hay un estorbo más, siempre llega el chequeo extra y la disposición para volar en el ataque. ¿Cómo resumirlo? Atalaya juega a otra cosa. Sí. Es básquet, pero distinto, mejor. Atalaya está en un escalón superior y si no lo demostró a lo largo de la temporada, tuvo el cuadrangular final para hacerlo.

No va en desmedro de Unión y Progreso, El Tala o de Temperley, que dieron mucho y no les alcanzó. Es todo elogio hacia Atalaya, todo mérito de Junco y compañía. Y acá no hay exageración ni endulzante de oídos, porque está todo ahí, a la vista del que quiera.

Los partidos

Para que la final sea final y Atalaya no dispusiera de la chance de hasta perder por 22 para ser campeón, Unión y Progreso debía ganarle a El Tala en el partido que abría la jornada en Newell’s. Si bien era uno de esos juegos incómodos, en los que ninguno tenía chances, ambos lo encararon con seriedad a pesar de estar El Tala ya jugando la Copa Santa Fe y de Unión perder por lesión a Juan Manuel Rossi.

Los de calle San Juan tenían la ilusión de lograr un segundo puesto y su DT Néstor Gnass y el base Luca Amigo también con las ganas de darle una manito a Temperley, el club de casi toda su vida.

Y Unión ganó 90 a 78 porque lo quiso un poco más, porque fue el primero que abandonó el terreno de la desconcentración y las desprolijidades y encontró en Alejo Montani Wortzel (ovacionado en su despedida del club) y en Tomás Dell’Arciprette en vías de gol confiables con 22 cada uno para despegarse en el marcador.

Unión apostó a la zona, complicó a El Tala y en medio de un partido que se fue “picando” (Borsellino se fue expulsado), fue Unión el que supo manejarlo para sacarse la bronca de los duelos anteriores.

Entonces, el triunfo de Unión fue festejado por Temperley, que entró al partido de cierre de la noche con la ilusión de quedarse con el primer título de su historia tan sólo con ganar.

Pero la ilusión duró muy poco, nada. Quizás no haya llegado al minuto, porque Atalaya mostró en el rectángulo la personalidad avasallante de su básquet y desdibujó a Temperley a su mínima expresión para marcar el terreno con un 12 a 2 que luego no hizo otra cosa que ir en aumento hasta trepar la barrera de los 30 puntos.

El Azul presionó alto, ahogó en cada centímetro y no perdonó en ataque. Para colmo de males para Temperley, Atalaya estuvo en una noche efectiva de tres puntos, lo que lo hizo casi invulnerable.

La defensa de Atalaya obligaba al Negro a tomar tiros cada vez más lejanos y lo tuvo por ejemplo casi cinco minutos sin anotar en un cuarto, con el agravante de una floja noche en los simples de Temperley, que falló diez simples en el segundo segmento.

Con defensa zonal, el Negro intentó emparejar el trámite y con el ingreso de los pibes Traglia (tremendo juego con 14 puntos) y Fredes le puso un poco más de vértigo al juego en ambos costados, pero sólo pudo empardar el mano a mano y nunca puso en riesgo la renta que había conseguido Atalaya en la primera mitad.

De la mano de Gómez (19) salió el Negro a dejar lo último, pero no pudo ante Maxi Yanson (19), Ettorre (15), Rava (8 y 8 asistencias) y compañía. El Negro perdió en un mes a Giacchetti, Rodríguez, Bernardini y Topino, y con sus pibes ilusionó en grande a todo un club. Cayeron de pie ante un rival enorme.

Cacu Maruelli cerró con una bomba el 79 a 59 para que se produzca la invasión, el festejo, y los tradicionales cortes de redes, vuelta olímpica y entrega de premios, en esta ocasión mucho más organizada que en otras, lo que le permitió a los jugadores disfrutar más de lo conquistado.

El festejo, los festejos

Llegó el premio de MVP en forma de pelota Euro París para Maximiliano Yanson en el voto de los periodistas (El Ciudadano se inclinó por Rava) y llegaron las remeras y las gorras de campeón de la Superliga para los jugadores de Atalaya, que se confundieron con su gente en el habitual sinfín de fotos. Después la caravana ganó las calles de Rosario hasta llegar a 27 de Febrero y Juan Manuel de Rosas, en unas cuadras que tendrán dificultades para conciliar el sueño. La temporada de pileta se abrió, aunque una vez que todos despierten ya será tiempo de pensar en el Federal, que le depara acción el sábado.

 

SÍNTESIS

ATALAYA 79: Lautaro Suárez 10, Emanuel Rava 8, Santiago Orellano 5, Maximiliano Yanson 19, Federico Pérez 9 (fi), Alejandro Ettorre 15, Facundo Maruelli 3, Santiago Giraudo 1, Leo Yanson 9, Valentino Zanoni 0, Joaquín Villanueva 0, Juan José Borches 0. DT: Mariano Junco

TEMPERLEY 59: Mauro Gómez 19, Andrés Ottolini 10, Iván Cardona 3, Gonzalo Zorrilla 3, Octavio Parizzia 6 (fi), Stéfano Mariani 0, Iñaki Sáenz 0, Gregorio Traglia 14, Gastón Fredes 4. DT: Nicolás Botti

 

ESTADIO: Newell’s

ÁRBITROS: Alberto García, Jeremías Miraglia y Walter Valente

PARCIALES: 27/12, 45/20 y 61/37

 

SÍNTESIS

EL TALA 78: Franco Borsellino 12, Augusto Capra 16, Fernando Scalella 1, Santiago Cabrejas 16, Andrés Mac Guire 0 (fi), Franco Bertonazzi 9, Juan Pablo Camino 11, Pedro Paz 7, Matías Quiroga 6. DT: Gustavo Lalima.

UNIÓN Y PROGRESO 90: Luca Amigo 10, Aaron Capra 15, Alejo Montani Wortzel 22, Tomás Dell’Arciprette 21, José Lacorazza 8 (fi), Juan Tappata 4, Fernando Mir 10, Alejo Bollini 0. DT: Néstor Gnass.

ESTADIO: Newell’s.

ÁRBITROS: Marcelo Pérez, Franco Petrone y Diego Bisolatti.

PARCIALES: 16/19, 34/43 y 48/70

Unión se llevó el segundo lugar. Foto de Juanjo Cavalcante.

Una gran previa

Como en cada cierre de Superliga, la Rosarina y la Municipalidad se superan con la puesta en escena. El marco de Newell’s le da un plus, pero el audio, la presentación, la ceremonia de ingreso con chicas del femenino y varios detalles más muestran que se trabaja para crecer en la organización. El punto flojo fue que las luces demoraron en encenderse y que el juego tuvo varios minutos de baja iluminación.

Foto de Franco Trovato Fuoco

Remera para la ocasión

Los jueces de la jornada final lucieron remeras con la leyenda del partido que les tocó dirigir. La bandera argentina, los logos y leyendas de los clubes en pugna y el escudo de la Rosarina. Color.

Foto de Juanjo Cavalcante

Distinguidos

La Rosarina distinguió en la ocasión al periodista Armando Cisneros, al legendario entrenador y formador Guillermo Burelli, al ex árbitro Francisco Grieco y al ex dirigente Moisés Azerrad.

Foto de Juanjo Cavalcante

 

Napoleón

Juan Acosta fue el locutor de la fiesta y el lanzó en comparación futbolística el apodo que tranquilamente se puede adaptar, ya que le dijo Napoleón a Mariano Junco.

El femenino siempre está

El trabajo de difusión de la subcomisión de femenino de la Rosarina es enorme y en esta ocasión el entretiempo contó además de algunos juegos y competencias por premios de la empresa de pelotas Euro, con un 3×3 de las chicas U14 de Talleres y de Temperley.

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