Azul es una chica trans de 16 años, que vive en Puerto San Martín con su madre y dos hermanitos. El sábado fue a una fiesta clandestina con un grupo de amigos a Fray Luis Beltrán. Pero la celebración en una casa de Barrio Retiro terminó de la peor manera. En el marco de un grave hecho de discriminación y transfobia, golpearon en patota a Azul hasta hacerle perder el conocimiento. Tuvieron que atenderla en el hospital Granaderos a Caballo con traumatismos en todo el cuerpo y aún permanece muy dolorida, haciendo reposo en su casa.
En medio de la fiesta que se realizaba en una casa de calle Estrada, la adolescente quiso ingresar al baño y le respondieron: “Vos sos un p… de mierda; tenés p… así que andá a mear a un árbol”. Azul les contestó que ella “era libre de hacer lo que quiera”, confió su mamá Sol. La invitaron a pelear afuera pero la discusión quedó ahí.
Cuando la fiesta terminó y todos estaban en la vereda, “un chico llamado Lautaro fue el primero en pegarle. Después la golpeó una chica y ella la empujó para sacársela de encima. Después la agarraron de los pelos desde atrás y otro pibe le pegó una patada. Después de caer al suelo, Azul no recuerda nada más”, relató la madre de la víctima.
Azul tiene que ser evaluada por un médico legista en el Centro Territorial de Denuncias de Rondeau al 700, en Rosario. Recién ahí harán la denuncia penal en Fiscalía. “Me contaron que a Azul le pegaron entre quince y veinte pibes y pibas. Los amigos tuvieron que arrastrarla de los pies para sacarla del lugar y levantarla. Se ensañaron con ella por el simple hecho de que quería ir al baño”, lamentó la mamá.
Perdió el conocimiento por los golpes recibidos y los amigos de Azul recibieron agresiones leves cuando intentaban rescatarla de la agresión en patota. “Tengo pruebas de que los agresores se reían y gozaban de lo que habían hecho. Incitaban a los demás a golpearla «porque era hombre»”, repudió su madre. “Una chica escribió en redes sociales que Azul merecía que le dieran esa paliza. Es horrible”.
A partir de la demora de la ambulancia, los efectivos policiales la cargaron en el patrullero y la llevaron al hospital Granaderos a Caballo. “Allí los médicos dijeron que tenía golpes y hematomas internos”. Sol contó que a pesar de ser buena alumna, su hija tuvo que dejar la secundaria por actos de discriminación sufridos en la Escuela 254.
“Cuando iba a primer año la han sacado corriendo y para evitar males mayores pedí el legajo para cambiarla de colegio. Se le hace difícil porque los adolescentes se burlan de ella. Y se propuso que cuando cumpla la mayoría de edad, terminará los estudios en un Eempa”, planteó la madre de Azul.
A los 11 años, Azul decidió hablar con sus padres para contarles su orientación sexual y su deseo de comenzar a transitar un proceso de transformación en su vida. “Desde entonces no hacemos más que apoyarla. Ella además de mi hija, es mi gran amiga”, la definió su mamá Sol.